Extraña intuición

Capítulo 11

Abro la puerta sigilosamente y miro el pasillo. No hay nadie. Perfecto.

Salgo de la habitación y cierro la puerta a mi espalda, rezando por que no haga ruido. Una vez superada esta pequeña parte del plan, corro tratando de no hacer ruido por el pasillo, abro otra puerta y sagoe a la calle.

El frío aire le golpea en la cara, pero no le importa: al fin es libre.

ONCE HORAS ANTES

Drake a ido a avisarme de que ya estaba listo el desayuno, y que tendría que darme prisa si tenia pensado comer algo. Yo sabía que se refería a que había algunas personas que no respetaban que los demás también tenían que desayunar, pero aún así no tenía demasiadas ganas de salir de mi habitación.

Una vez término de desayunar, Kate se ofrece a hacerme un nuevo peinado, pero yo lo rechazo. Lleva cuatro días hablando me dé su relación con uno de los Abandonados, y dado que no sé quién es no puedo hacer nada porque me interese. Aunque se suponga que es mi mejor amiga.

Así que me encaminó sola a mi habitación, pero un chico me intercepta a mitad de camino y se pone a contarme no sé qué juego que le ha enseñado su prima y que, por lo que se ve, está muy interesante. Y de igual me hubiera interesado, si no fuese porque sé que lo han mandado para vigilarme.

Total que, una vez en la habitación, me tumbo en la cama y finjo estar muy cansada y dormirme. Y al cabo de tres cuartos de hora, el chico está roncando suabemente sobre la mesa.

Me destapó sigilosamente y salgo. La idea es tratar de escuchar alguna conversación a escondidas que pueda darme alguna pista de por qué me tienen tan vigilada, o al menos de lo que tiene planeado hacer. Por lo que me dirijo al único sitio que sé que estará ocupado por alguien: el salón. Y tal y como me imaginaba, antes siquiera de llegar comienzo a escuchar las voces de una conversación.

-Lo sé, pero...¿aún así es necesario todo esto?-Es la voz de Kate.-Enserio, la conozco. Comenzará a sospechar dentro de poco, eso sí no lo ha echo ya.

-Lo sé, pero no quiero arriesgarme. No otra vez.-Este es Drake.

-Pero aún así, ¿no habría sido más fácil recogerla una vez estuviera todo planeado?-Interviene Paul, mi hermano.

-Lo habría sido.-Esta vez Drake parece cansado.-Pero ya sabéis que Blad estaba a punto de terminar la cura para que recuperase la memoria. Y no podíamos permitir que eso pasara antes de sacarla de la ciudad, y él lo sabía. Pero de todas formas quería seguir a delante con la cura.

Un momento, ¿podía haber recuperado mi memoria pero ellos no querían que lo hiciera? ¿Por qué? Se supone que son las personas que me quieren, que ellos también deberían querer que la recuperase. No lo entiendo.

-En eso tienes razón.-Responde Paul.-Ella es la única que podría ayudarlo, pero es demasiado peligroso. Podríamos perderla. Y eso si que no nos lo podemos permitir.

¿Ayuda a quién? Cada vez entiendo menos, y me está empezando a doler la cabeza. Puede que sea mejor volver a la habitación, pero esto no se va a quedar así. Tengo que saber lo que está pasando, y dado que no creo que ellos vayan a ayudarme demasiado con el tema, en tonces solo hay una persona que puede hacerlo: Blad.

Me han hablado de él como si fuera un maníaco obsesionado conmigo, pero si tiene algo que puede hacer que recupere mi memoria, en tonces no es tan malo como dicen que es. Y trazo un plan. Totalmente imperfecto, pero al menos es algo.

Cuando todos están dormidos, y después de asegurarme de que no hubieran echado somnífero a la cena como creo que han echo otros días, espero a el momento adecuado para escapar. Tan solo llevo lo que me llevé cuando escapamos de la "casa" de Blad. Eso y a Theo, quien está tranquilamente dormido en la mochila.

AHORA

Corro veloz entre los escombros de la antigua ciudad, manteniendo me en todo momento lo más en la sombra posible, por si acaso Drake y los Abandonados han instalado algún tipo de cámara de vigilancia. Corro sin detenerme hasta llegar a la carretera que sale de la ciudad, y de allí giro hacia un camino de tierra que, si mal no recuerdo, lleva directo a donde vive Blad. Y sinceramente espero no equivocarme.

Cuando veo aparecer la casa entre las pocas copas de los raquíticos árboles que bordean el camino, reduzco un poco la marcha, puesto que no quiero llegarar allí resoplando como si fuera una especie de tractor.

Una vez en la puerta llamo a la puerta con la suficiente fuerza para que me oigan aún estando dormidos. Aún tengo que esperan un rato hasta que veo como se enciende una luz dentro de la casa, y unos segundos más hasta que la puerta se abre.

Cuando Blad aparece con expresión de incredulidad, yo suspiro aliviada y lo abrazo.

-Vaya, no esperaba que fueras a venir.-Dice él extrañado aún por verme.-O al menos no después de lo que decía tu nota.

-Lo sé. Lo cierto es que yo tampoco tenía pensado que fuera a volver.-Respondo separándose de él.-Pero necesito que alguien responda a mis preguntas, y tengo la sensación de tú eres el único que va a hacerlo.

Él sonríe (Cómo echaba de menos esa sonrisa) y me invita a pasar, ante lo que no dudo ni un segundo. No sé si he hecho bien viniendo a verlo, pero algo me dice que es lo correcto. Y por primera vez desde que desperté, me siento a gusto en presencia de Blad. Ya no tengo esa sensación de asco. No sé por qué será, pero me alegro de tener a alguien en quién confiar.

Nos dirigimos a una especie de estudio, y allí nos sentamos. Él me ofrece una taza de chocolate bien calentito, y yo la acepto agradecida.

-Y bien, ¿qué es lo que querías preguntarme?-Pregunta Blad sentándose al otro lado de la mesa que tengo en frente.

Yo le cuento la conversación que escuché a escondidas, mientras él escucha atentamente.

-Y quería preguntarte si es verdad que tienes algo para que recupere la memoria.

-Lo tengo, es cierto. De echo lo acabo de terminar esta tarde.-Responde.-Pero me temo que no es muy buena idea que te la dé.

Casi se me cae la taza de las manos al escuchar como todas mis esperanzas se rompen en un segundo. Blad me mira dolido.

-Comprenderme, pero tengo que estar verdaderamente seguro de que te lo puedo dar. Hay cosas que no es conveniente te que recuerdes. Y en eso estoy de acuerdo con Drake.

-Vale, pero ¿tiene eso algo que ver con eso que dijeron de "ella es la única que podría ayudarlo"?-Su silencio le delata.- ¿Y a qué se referían?

Él suspira y se levanta. En su semblante hay una tristeza que apenas puedo imaginar sentir. Se acerca a mí y se agacha para ponerse a mi altura.

-Te daré la medicina que hice para que recuperes tu memoria.-Dice.-Pero tendrás que prometerme que luego harás todo lo que yo te diga, y que no harás nada que yo no te deje hacer.-Yo asiento ilusionada.-Pues en ese caso, sígueme.

Ambos nos levantamos y él me guía hasta lo que podría ser la mayor alegría que recuerde. Pero aunque esté tan feliz de que vaya a poder recordar, también estoy algo nerviosa.