Capítulo 2: "Primer Paso"

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Pov Izuku

Cuando me aseguré de que ya todos se encontraban durmiendo o dentro de sus habitaciones, me dispuse a llevar al perrito a los baños, para poder bañarlo, pues lucía bastante sucio, pero era muy difícil siquiera acercarme a él, ya tenía numerosas mordidas en las manos, las cuales tendría que desinfectar después.

-¡Aw, vamos! ¡Es solo un baño, por favor, no te haré daño!- Le dije, arrodillándome en el suelo para intentar gatear hasta él, que se había metido debajo de mi cama -¡Por favor!- le pedí, pero él solo gruñó y ladró fuertemente varias veces mientras se encogía lo más que podía, sus orejas parecían pegadas a su cráneo y seguía intentando caminar hacia atrás a pesar de que ya había topado con la pared. Rápidamente reaccioné a tanto ruido pues no quería que nadie se despertaran ni mucho menos se dieran cuenta de que había colado un animal en los dormitorios sin permiso -¡Shhhhh!-. dije llevando un dedo a mis labios -¡Si te encuentran van a echarte!- reproché, frunciendo el ceño -¿No tienes a donde ir, verdad? ¡Pues compórtate!- Ni siquiera sabía por qué le estaba hablando así a un perro, no es como si fuera a entenderme. Seguramente debía estar volviéndome loco.

Suspiré pesadamente y me dejé caer de espaldas en el suelo, estirando mis piernas y brazos a lo largo, mirando al techo donde estaba la brillante luz blanca alumbrando mi habitación -Debo estar volviéndome loco...- susurré con desgana. Estaba cansado en todo el sentido de la palabra, por las clases del día, el entrenamiento y sus rutinas, la persecución que tuve que hacer tras el Pomerania que había encontrado horas atrás, mentalmente estaba en un estado deplorable, aunque aún no tenía ningún ataque de pánico. No desde aquél día.

Poco a poco el perro fue saliendo de debajo de mi cama, supongo que al verme en aquél estado hasta los animales sienten pena, no lo sabía. Me volteé ligeramente para verlo -Necesitas un baño, te agrade o no-. Le dije -Si no lo haces, está bien, pero vas a dormir en el duro suelo- Le dije, frunciendo el ceño y él gruñó en respuesta -A nadie le gusta dormir en el suelo, y a tí tampoco, ¿eh?- me levanté rápidamente y lo tomé por el dorso como hacía un rato en la cocina, de modo que aunque se retorciera en mis manos, no pudiera morderme o hacerme daño.

Lo llevé a los baños y preparé una de las duchas, pues la bañera era demasiado grande para un perro tan pequeño. Lo dejé en el suelo y tomé la manguera de la ducha para aplicarle un poco de agua tibia encima...Le gustó. Parecía ser una broma de mal gusto, no me había dejado cargarlo por horas, pero si le gusta tomar baños. Genial.
Me puse de cuclillas y con un poco de shampoo, el cual no era para perros, pues... aquí no habían perros, comencé a aplicárselo por todas partes, empezando a quedar limpio poco a poco, decidí repetir el proceso de aplicarle shampoo dos veces, para luego enjuagarlo por completo y lo enrrollé en una toalla -Sé que no quieres que te cargue...Pero si no lo hago vas a tener frío porque estás mojado-. intenté explicarle y finalmente me dejó cargarlo como un bebé enrollado en sábanas, a pesar de que me miraba como si quisiera arrancarme la nariz de una mordida. Con cuidado lo sequé con la toalla y aún de esa manera lo lleve de vuelta a mi habitación, donde había menos frío y lo dejé suelto para que el resto del pelaje humedo se secara por sí solo -Ahora que estás limpio si te ves realmente tierno...- Comenté en voz baja, sentado desde mi cama. El perro estaba persiguiendo su cola, cosa que me haría gracia en otro momento. Aunque el pequeño paró al escucharme decirle tierno y comentó a ladrar nuevamente y vino directamente a morder mis piernas -¡Eh, que no!- las subí a mi cama rápidamente -Bueno, entonces no eres tierno. ¡Eres feo y parece que tienes rabia!- Fruncí el ceño, gritándole, pero aquello lo hizo molestar más. Parecía poseído, pero no era lo suficientemente grande para saltar a mi cama, por lo que estaba tranquilo.

A la mañana siguiente desperté un poco más tarde de lo normal, pero no me preocupaba llegar tarde. Al sentarme en la cama y las sábanas caer a mi regazo, noté que el perro seguía durmiendo a los pies de mi cama. En algún momento de la noche logró encontrar una manera para subirse y terminó durmiéndose ahí, estratégicamente lejos de mí -¿Será que los animals me odian?-. Me pregunté a mí mismo en voz alta, intentando acariciarlo, pero justo cuando estuve a punto de tocarlo desertó y mordió mi mano con fuerza -¡Auch!-. La retiré de inmediato, encogiendome en mi mismo un poco y fruncí el ceño ligeramente -No te hice nada, no tenías que morderme así- murmuré, levantándome de la cama y yendo a tomar una ducha para ponerme el uniforme y empezar un nuevo día como estudiante. La pesadez en mi pecho se había hecho más ligera hoy, le dí una última mirada al pequeño de pelos dorados -Kirishima-kun traerá algo de comer para tí más tarde-. Rasqué mi nuca, preguntándome por qué le hablaba a un perro como si fuera a contestarme. Suspiré y salí de mi habitación, dirigido al salón de clases.

-¡Deku-kun!- Uraraka me recibió a penas me vió, no pude sonreírle de vuelta. Creo que olvidé como hacerlo. Ladeé un poco mi cabeza, no queriendo preocupar a mi amiga demasiado -B-Buenos días-. La saludé, esperando que se tranquilizara con eso y rápidamente tomé asiento. El pupitre de enfrente nuevamente vacío.

<<-¡Deja de murmurar tanto, maldito nerd!->> Visualicé a Kacchan mirándome sobre su hombro con su típico enojo, haciéndome callar cuando murmuraba al tomar notas de cualquier cosa..., Y ya no haría eso.
Apreté mis labios, mirando su asiento fijamente, esperando que de algún modo, apareciera, recordándome lo estúpido que soy al creer que en verdad estaba muerto. Pero no pasó, como era obvio.

-Llevaré al cachorro a dar una vuelta por el bosque, ¿De acuerdo?- Me avisó el pelirrojo, solo asentí, no pudiendo formular ninguna palabra. Lo admiraba mucho, no entendía cómo lo estaba logrando...
Sí, yo conocía a Kacchan desde pequeño, pero nunca logré acercarme tanto a él como lo hizo Kirishima. 'Hizo'... No tenía idea de que hablar en pasado acerca de él dolería tanto. Porque lo hace, demasiado. De una manera en que el vacío en mi pecho bloquea mis lágrimas, evitando que éstas salgan. Por más profunda que sea mi tristeza no podía llorar... Sentía que estaba muriendo poco a poco, pero a diferencia de él, me quedaría atrapado en mi propio cuerpo y en la monotonía de mis días.

Al final de clases salí de la escuela, aunque no me fuí muy lejos..., Paré en la primera floristería que encontré y compré un ramo de rosas blancas. Estas simbolizaban muchas cosas, entre ellas: Sinceridad, calma y tranquilidad. Tres de las cosas que me hubiera gustado transmitirle cuando seguía aquí.

'Aún no puedo visitarte, Kacchan' pensé 'Si lo hiciera ahora, se que mí alma se quedaría ahí contigo y no volvería a ser el mismo' caminé de vuelta a la escuela y a nuestro salón de clases. Los pasillos de la escuela ya estaban vacíos a excepción de los de otras clases a parte de la del curso de héroes, ya que tenían actividades extracurriculares.
Tomé aire, acercándome a su asiento y hablé en voz baja -Al menos dejaré esto para tí...-. Un nudo en mi garganta se hizo presente al momento de dejar las rosas en su mesa.
Me sentí algo mareado, por lo que me mantuve con los asientos, escuché un pequeño ladrido y giré mi cabeza en dirección a la puerta. El pequeño Pomerania había llegado hasta ahí de alguna manera -¿Qué haces aquí?...Sí notan que estás aquí te van a echar- le dije, agachándome a su altura. Por primera vez no parecía tan agresivo hacia mí, no dejó que lo tocara, tampoco me demostró afecto, pero se sentó frente a mí de manera tranquila como queriendo decirme 'Estarás bien'.

-Eso espero-. Contesté en un suspiro, levantándolo como siempre para evitar ser lastimado y antes de volver, noté como miraba las rosas fijamente, yo también le eché un último vistazo a su asiento antes de irme. Sentí que al menos había dado el primer paso: Aceptar la ausencia de Kacchan.

KacchikoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora