Dans le bois. » jimsu.

Seven

— Solo prométeme que no me terminarás odiando como todos los demás. — Murmuró aquel ser atemorizante pues este le tenía demasiado aprecio al menor y odiaría que esté se alejase de el.

Yoongi solamente se limitó a dar un pequeño asentimiento con su cabeza abriéndole paso para que siguiera hablando.

— Madre, era la más bella, la amaba con todo mi corazón. — Susurró Jimin con melancolía mientras miraba a un punto fijo, Yoongi se acercó a él y tomó su mano regalándole una pequeña sonrísa.

— Hasta esa noche donde vendí mi alma a la venganza. Ese día volvía de recoger leña del bosque, las luces estaban apagadas, entré y tire la leña al ver a tres hombres sobre su cadáver, le quitaron la castidad que ella guardaba hacia mi padre. — Sus ojos se encontraban nublados de la ira que comenzaba a apoderarse de él, apretando los puños para tratar de no perder el control.

— Le arrebataron la vida, le quitaron su último aliento y le quitaron todo a un niño de siete años. Esa noche mi naturaleza de alfa puro salió a la luz, solo era un niño incapaz de controlarse, que desconocía todo, algo tomó posesión de mí con sed de venganza, sed de sangre. A la mañana siguiente desperté muy confundido, mis manos se encontraban rojas por la sangre que escurría de estas y cuatro cuerpos a mi lado... Yo los maté. — Sin pensarlo en solo algunos segundos sus ojos se aguaron mientras las imágenes de aquel día pasaban por su mente, sangre, cadáveres, mordidas, gruñidos, entre otras cosas de las que no podía acordarse del todo.

— Tranquilo Jimin, está bien. — Respondió Yoongi tranquilamente mientras acariciaba su cabello para tranquilizarlo. — ¿Qué pasó después de eso?

— En el pueblo todos comenzaron a buscar a los pobres hombres, cuando por fin me encontraron habían pasado días, estaba muy alterado y atacaba al que se me acercara, por eso había pensado que yo era el causante. Aquel niño que mató hasta a su propia madre, ellos me juzgaron como el culpable sin saber la verdad. Volví a la aldea por un poco de comida y lo único que conseguí fue sus miradas de repulsión y odio, me azotaron y apedrearon hasta que saciaron su sed de venganza. Me arrastré al único lugar donde fuí feliz, el bosque. — Asintió con levedad, mirando al pálido pues este había acariciado sus regordetas mejillas con su dedo pulgar.

— Nueve años pasaron en los que yo estuve alejado de todo, nadie me dijo que pasaría a mis dieciséis, cuando lo descubrí fue demasiado tarde, un Omega apareció mientras recogía setas, yo solo quería ayudarlo pero mi cuerpo reaccionó diferente. Yo no quería hacerlo, el me miraba, el me observaba con mucho miedo, como tú. — Yoongi dejó de sostener su mano con algo de desconfianza, apretando la cesta llena de bayas entre sus delicadas manos. — Ese día terminé de perder el poco amor que tenía por mi mismo porque hice algo terrible, yo no pude controlar mi celo y cuando recobré la memoria ya era demasiado tarde, fuí un monstruo, aquel chico me miraba con los ojos llorosos y cuando quise arreglar mi error huyó al bosque, jamás lo volví a ver.

— Después de que sucedió eso decidí acabar con el problema, terminar mi sufrimiento, me convertí en un monstruo, causé mucho daño, así que tomé una cuerda y la colgué, solo pensaba en morir pero en ese momento ella apareció, ella hubiera querido que viviese y por fin sentí que merecía estar vivo en este mundo. — Finalizó emitiendo un suspiró pesado, liberando el aire que había estado reteniendo desde que comenzó a contarle, sentía que se había liberado de un peso y por fin pudo desahogarse con alguien.

— ¿Ahora que piensas de mí? Yo soy un monstruo, un monstruo que puede comerte, comprendo bien que tú quieras huir de mí. — Yoongi tomó su mano una vez más.

— Solo eras un cachorro que no podía lidiar con todo. Déjame aceptarte, quiero que me permitas estar a tu lado. — Rodeó su cuello con ambos brazos sin dejar de mirar su rostro.