En un mundo de fantasía. (Banana Fish)

I

Los guerreros defendían la isla. O al menos lo intentaban, dando su mayor esfuerzo mientras las personas corrían en busca de un refugio que los protegiera de aquellos crueles enemigos, seres a quienes no les importaba terminar con la vida de inocentes con tal de robarles sus riquezas.

Pero esa no era cualquier ciudad.
En lo alto de la torre central las máscaras de piedra, sus antiguos reyes, utilizaban su energía celestial para ayudar al que aún era su pueblo. Mandaban órdenes a los guardianes; enormes estatuas que rodeaban la acrópolis de la isla, las calles circuncidantes a la residencia de la familia del líder.

En cuanto las campanas de la torre vigía resonaron avisando que los invasores se acercaban a gran y destructiva velocidad al área de los guardianes, uno de los guerreros que no volaba su “sencilla” pero eficaz nave, fue a escoltar a la familia líder a un lugar más oculto.

El pequeño niño de negros cabellos tomo a su madre con una mano y con el otro abrazo el amado muñeco que está le había obsequiado hace unos años atrás. Corrieron detrás de su padre pero en un descuido el preciado regalo se le escapó, cuando intento recuperarlo su madre no se lo permitió, en ese momento lo más importante para la mujer era preservar la vida de su único hijo.

En medio del sonido de muerte y el ajetreo una luz azul descendió desde las máscaras de piedra y envolvió a la joven mujer, ella escucho unas voces llamándola desde arriba y el cristal que colgaba de su cuello levitó, pronto todo su cuerpo lo hizo. Los gritos del pequeñito llamando a su mamá y estirando los bracitos hacia ella alertaron a su padre de que ya no iban tras de él, corrió a tomar a su hijo en brazos y cubrió sus ojos al saber qué es lo que estaba pasando.

Cuándo el cuerpo de la líder llegó al punto alto de la torre central los guardianes recibieron el poder necesario para crear un muro mágico que defendería lo que estuviera dentro del círculo. Lamentablemente, entre las personas que quedaron fuera de la muralla también había habitantes de la isla.

El mar se elevó, formando una muralla extra por un momento, solo un instante, para luego arrojarse con violencia sobre la ciudad, hundiéndola, ocultándola de cualquier invasor y cobrándose vidas tanto extranjeras como lugareñas. Pero aun así, la guerra continuo en el interior.

וו×

— ¿Un viaje?

— ¡Sí! -le grito al joven chino frente a él- ¡El más grandioso, inesperado e increíble viaje jamás realizado!

Casi podía palparse la emoción y felicidad que exudaba. No paraba de girar por la habitación, de ir de un lado a otro juntando algunas cosas; libros, mapas, una brújula y demás artilugios indispensables.

—Ash… ¿Hablas en serio? Esto podría ser una enorme locura, además de peligroso y, sobre todo, muy costoso.

—No tienes de que preocuparte. -comento sin borrar esa resplandeciente sonrisa pero deteniendo su andar sin sentido- Ya tengo a mi patrocinador.

— ¿Quién querría pagar está extravagancia? -dijo luego de dejarse caer en la cama donde dormía su rubio amigo.

No, no quería arrebatarle la felicidad que estaba experimentando. Pero estaba preocupado de lo que pudiera suceder pues las aventuras de Ash siempre le causaban problemas a él mismo. Cómo su amigo, Shorter sentía la obligación de hacerle poner los pies en la tierra y eso estaba dispuesto a hacerlo de inmediato. Por otro lado, si realmente era su mejor amigo ¿No debería darle ánimos de perseguir sus sueños?