Capítulo 3

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GUN

Me levanto sobre las seis de la mañana después de estar prácticamente toda la noche sin dormir. No sé exactamente lo que hace que esté tan nervioso, solo es un paseo con un nuevo amigo. Un nuevo amigo que parece haber salido de una telenovela coreana.

Dejo de pensar demasiado, busco en mi armario mi ropa de deporte y el calzado adecuado para una caminata, debe estar muy al fondo porque hace un milenio que no salgo a caminar. Mis piernas siempre han sido fuertes y con el baile acabaron de formarse, pero con estos años de sedentarismo han perdido su potencia.

Me pregunto cuando he dejado de hacer todo aquello que me hacía feliz, y cómo es posible que no me hubiese dado cuenta hasta ahora. Tanto me he centrado en mi relación y en la rutina diaria que me perdí por el camino y ahora ni siquiera me reconozco a mí mismo.

He decidido que cuando Kaownah regrese tengo que hablar con él, nuestra relación debe cambiar de alguna manera porque si no nos perderemos irremediablemente y no quiero eso.

Encuentro en el estante más bajo de mi armario mi ropa de deporte y las zapatillas de trekking. En el altillo tengo una mochila que solía usar cuando hacía montañismo, esa me servirá para llevar una toalla, algo de agua y bebida isotónica.

A última hora decido hacer unos sándwiches para los dos y meto también algo de fruta de la nevera.

Con todo listo espero a que mi vecino baje a buscarme, yo no tengo coche, pero él tiene uno antiguo muy raro, cada vez que lo veo me parece que tiene forma de tiburón. La puerta suena con un suave toque y voy a abrir a mi cita de hoy. A ver Gun, no es una cita es solo una excursión con un amigo, ¡Dios! ¿Qué coño me pasa?

-Hola- le digo abriendo la puerta y saliendo al pasillo.

-Buenos días- me saluda con esa sonrisa suya que hace que sus ojos se cierren en una línea, es hermoso.

-Técnicamente no es de día aún, ¿crees que seremos los únicos levantados a estas horas en la ciudad un sábado?

-Seguramente lo seremos- me contesta riéndose con ganas.

-¿Cómo iremos hasta la estación?- le pregunto.

-En mi coche si no te importa, seguramente llegaremos algo tarde a la noche y sería conveniente volver en mi coche también.

-Me parece bien, ¿te puedo preguntar algo?- le digo.

-Claro, ¿qué quieres saber?

-¿Qué clase de coche es el tuyo? Siempre que lo veo pienso que se parece a un tiburón.

Él se ríe de mi comentario mientras nos dirigimos al ascensor.

-Pues no andas muy desencaminado, a ese modelo se le conocía como "El Tiburón", es un Citroën DS de principio de los años 70, es un clásico- me explica orgulloso.

-Y tanto que es clásico tiene más años que yo- le respondo.

-Pero funciona perfectamente y es una gozada conducirlo, a mí me encanta, pero Sam siempre me dice que lo venda y me compre un modelo más moderno. Incluso me consiguió un comprador que me ofrecía 3.500.000 de baht por él.

La mandíbula me llega hasta el pecho con esa información, debe gustarle muchísimo ese coche como para rechazar esa oferta.

-Supongo que ese coche es importante para ti, y eso no se puede comprar con dinero- le digo.

-Eso exactamente le dije yo, y estuvo una semana sin hablarme- me cuenta.

Después de esta confesión un silencio pesado cubre el ascensor donde bajamos hasta el vestíbulo. Una vez fuera de ese espacio reducido e íntimo intento aligerar el ambiente preguntándole sus planes para hoy.

Rompe mis cadenas - OffGunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora