Sin velocidad [BatFlash]

Parte 03

Nunca había sido muy bueno con las palabras. Excepto cuando actuaba como el empresario multimillonario, ahí hablaba y se relacionaba con personas de su entorno por obligación, pero siendo él, sin máscaras, no sabía cómo lidiar con las personas. Y viendo cómo Flash se desmoronaba en culpa y remordimiento, su cuerpo no se movió ni su boca se abrió. Estaba sentado en el borde de la cama, con la mirada fija en el techo y su mano inquieta deslizándose hacia los cabellos rubios. Ahí la dejó, enredada entre las mechas claras. Mientras Barry temblaba por aguantar las lágrimas, haciendo su cuerpo pequeño en posición fetal, lidiando con sus miedos y sus errores.

Solos así. Sin palabras ni miradas.

Con timidez, el menor buscó la mano del azabache y se la llevó a su pecho, agarrándola con fuerza, apretándola contra él. Bruce no lo impidió, permitió que su mano quedara atrapada. Siguió mirando el techo. Pensando en todo para distraerse de esa situación que no entendía.

Era tan extraño estar en una situación como aquella. Su objetivo era mantener con vida, saludable y en buen estado mental a todos los integrantes de la Liga de la Justicia, héroes que eran necesarios en épocas de peligros, de villanos y de amenazas para la humanidad. Pero ver al velocista en ese estado tan perdido, angustiado y lleno de culpa lo hizo sentir un revuelo en el estómago, una desesperante necesidad de sostenerlo, de detener su sufrimiento. Era su primera vez experimentando una sensación como esa. No le gustaba. Era como una debilidad. Y Batman no podía tener debilidades más que las limitaciones físicas del humano. Estrechó la mirada y pensó qué hacer.

—Estarás bien Barry. —Susurró de forma grabe, y carraspeó para aclarar su garganta y mejorar su tono ronco. —Déjame ayudarte.—-Luego de decir aquello, su mano fue apretada con más fuerza y entendió ese gesto como una señal de que el rubio estaba aceptando su ayuda. No era precisamente la persona más abierta y habladora, pero creía que era el más indicado para ayudarlo realmente. Estaba en un punto medio, no era la persona más cercana al velocista, pero tampoco era la más lejana. Eso era lo que Allen necesitaba, alguien con quien compartir sus inquietudes, que no lo juzgara ni se mostrara demasiado preocupado, sino alguien que simplemente lo escuchara y lo entendiera.

Suspiró. En un muy extraño impulso, se tendió en la cama, junto al rubio, y ya que Barry se mantenía de costado, imitó su postura. Al instante ambos sintieron la calidez del otro, uno en su espalda, y el opuesto en su pecho. Batman en ese instante se sintió un extraño en su cuerpo, por sus acciones, pero se mantuvo inmóvil con su corazón latiendo fuerte y aturdido.

—Gracias Bruce. —Su voz era tan suave, que el azabache apenas había podido entender las palabras, pero sonrió de lado. Barry era así, alguien muy sentimental, emocional. Soltó un "hmn" y cerró los ojos sin imaginarse que se quedaría dormido por completo.

Cuando sus ojos se abrieron, para su infortunio, estaba de pie junto a la cama un rostro familiar que no debería estar allí. Aún estaba abrazando a Barry, quien dormía con tranquilidad. Entonces comprendió la situación confusa en la que estaba y las interpretaciones que se podían dar en la mente de quien los miraba. Pero con la mejor actuación y cuidado, se levantó de la cama y seriamente mantuvo su postura. Nada raro estaba pasando.

—¿Qué haces aquí?—Preguntó y comenzó a caminar fuera de la sala para evitar despertar al rubio seguido de cerca por el hombre más alto.

—No me has comunicado los avances de Flash, quería saber como está. Hal no para de preguntarme por él y los demás están curiosos y preocupados.

—No es nada que pueda afectarlos a ellos, si es eso lo que les preocupa. No es una enfermedad ni nada por el estilo.

—El estado de Barry no es algo normal. Con su poder podría estar meses sin alimentarse y aún así tener fuerzas para moverse a gran velocidad, pero lo que estoy viendo es una persona desnutrida y sin ánimos. Como una persona normal... —Bruce se detuvo de golpe y se giró para mirar a su compañero con la seriedad que lo caracterizaba. Clark traía puesto el traje de Superman, eso lo hacía lucir aún más imponente. Pero él, con su traje de fina confección, no bajó el mentón.