¿Alguna vez te has puesto a pensar cómo fue que llegaste a tener todo lo que tienes? ¿Qué momentos fueron los que te llevaron a estar en dónde estás? ¿Qué decisiones son las responsables de que tus sueños se llevaran a cabo o no? Bueno, no tengo las...
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En los libros de romance adolescente la protagonista siempre es una chica come libros, con buenas calificaciones, pocos amigos, solitaria y con una imagen de lo más normal que, por alguna extraña casualidad de la vida, se topa con el protagonista popular, guapo e irresistible que se enamora de esta chica por eso mismo, por no ser tan extravagante como las demás chicas que siempre intentan impresionarlo.
Entonces, empecemos a comparar. Soy una chica que siempre está leyendo una nueva novela, así que entraría dentro de la categoría de come libros; no era la numero uno de mi clase, pero, siempre estaba dentro de las mejores calificaciones, por lo que, ese punto también lo tengo cubierto; siempre tuve dos o tres amigas, por lo que también era de pocos amigos; mi pelo y ojos son de color cafés, mi piel es pálida como la de un vampiro y mis medidas están dentro de la media; entonces... ¡¿POR QUÉ RAYOS NUNCA TUVE MI ROMANCE DE NOVELA ADOLESCENTE?!
A mis 24 años solo he tenido un novio y, tengo que confesar que no fue un romance digno de novela romántica.
Ahora, lo que sí puedo destacar de mi vida es que, luego de mucho, mucho, mucho esfuerzo, logré cumplir mi sueño de estudiar y viajar a mi amada Londres.
Desperdicié cinco años de mi vida estudiando algo que no me llenaba y que nunca terminé. Aunque, no es que lo odiara, de hecho, me encantaba mi carrera, pero, al final del día, eso no era lo que me provocaba una sonrisa o reír de la nada al cumplir un objetivo. Por lo que, agarré valor y les dije a mis padres que me mudaba a Londres a cumplir mi sueño: estudiar escritura creativa.
Todo fue un caos desde ese momento. De partida, nunca les dije a mis padres que había postulado a universidades y a becas en Londres, por lo que, cuando les dije que me iba, se sorprendieron de que tuviera casi todo listo para partir.
Había postulado a varias universidades, pero, de las tres en las que entré, solo una me ofreció una beca que me cubría un 80% de toda mi carrera, por lo que me decidí por esa.
La universidad de Kingston está muy bien cualificada, tenía un gran plan de estudio y un barrio universitario con dormitorios estudiantiles que me facilitaba en gran medida el hecho de buscar una residencia cerca de la universidad y que, además, fuera económica.
Estaba decidida a encontrar un trabajo de medio tiempo en cuanto llegara para pagarme todo lo que la beca no me cubría, por lo que, cuando les dije a mis padres que tenía todo cubierto, y después del shock inicial claro, decidieron ayudarme a pagar la residencia estudiantil para alivianarme un poco la carga económica.
Llegó el momento de irme y mis padres casi me secuestraron para que no saliera de casa ese día, pero, luego de muchas lágrimas, llegué a Londres y mi aventura dio inicio.
Cómo llegué dos semanas antes de que mis clases iniciaran, recorrí todo Londres en busca de trabajo, encontrando finalmente uno cómo camarera en un restaurante que pertenecía a un gran club exclusivo, por lo que, la mayoría de mis clientes, eran personas que jugaban tenis, golf, atletismo u otro deporte.
