Capitulo 1.

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Tal vez todas las noches te recuerde y piense en todas las cosas que hicimos juntos. Tal vez y solo tal vez, vea mi celular, te busque entre los contactos y escriba un "hola", el cual traducido sería "te extraño, vuelve a mí". Tal vez esa despedida me ha dolido mil veces más que las de mis anteriores amores, por el simple hecho de que creía en ti, creía en nosotros y en que el destino nos había unido por razones especificas: amar de verdad, sentir tanta pasión que destilara de nuestros cuerpos, arder de las caricias, llorar de felicidad y hacernos tanto bien que pareciese falso.  

Extrañarte es tan doloroso, siento que mi cuerpo está en una constante batalla para despertarse día tras día y no desfallecer en el intento. La mayor parte del tiempo estás en mi mente, veo tu rostro y tu cuerpo, veo cada parte de ti y me pregunto por qué no te besé más, por qué no recorrí tu cuerpo con mis manos, por qué no te aprecié de manera más detenida, si sabía, en el fondo, que no lo haría más. Porque así es, lo sabía, mientras estabas parado a mi lado pensaba: esta será la última vez que te tendré tan cerca mío. 

Esperaba que estuvieras por un largo periodo en mi vida, claro que no soñaba en un para siempre, hace mucho dejé de creer en ellos; sin embargo, no todo resulta según lo esperado... o estaré destinada a esto: a que a mi vida entren personas pasajeras, que tomen todo de mí y al salir se lo lleven junto con su adiós. Quizás sea así y sea yo quien está empeñada a que alguien se quede. Pero, ¿por qué alguien se tiene que quedar? ¿Por qué no me basta con tenerme a mí? ¿Por qué espero que otro me ame y me valore si yo misma puedo hacerlo? ¿o no? 

Aún después de todo esto te agradezco, no puedo ser tan desagradecida y no hacerlo. Le diste tanta luz a mi vida que no podía explicar tanta felicidad al estar contigo. Por un momento me diste alas y volé, a tus brazos, los cuales después cerraste. Me sentí querida, protegida, me sentí totalmente plena. 

Gracias a ti toqué el cielo con las manos y luego caí en picada. 

Ahora es mi turno de cerrarte mis brazos, aunque ya no vengas en busca de ellos. Es mi turno de volar, a otros que no sean los tuyos y es mi turno de dejarte partir. 

Adiós. 

Adiós y graciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora