Capitulo 6

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Cuando veo que pasan cinco minutos lo creo de lo más normal, es común que las personas lleguen dentro de los pocos minutos antes o después de la hora citada. Cuando pasan diez minutos, comienzo a impacientarme. Estoy seguro que no puede ser impuntual, no ella que es una testaruda controladora.

El camarero pasa a mi lado y me ofrece algo de beber.

– Un vaso de agua está bien, gracias. –murmuro tratando de disimular lo patético que debo verme sentado aquí solo.

– Enseguida.

Veo la hora en mi Rolex. Juro que en vez de ser casi quince minutos, parecieran cuarenta. El camarero regresa y deja el vaso de agua frente a mi, le doy las gracias sin dirigirle la mirada, mi vista está fija en la puerta. Pero nadie entra.

Esto es un asco, es por eso que nunca cito a las chicas, les da oportunidad de jugar conmigo, y con Niall Horan nadie juega.

Tomo el vaso y bebo un largo trago de agua. Dios, ojalá hubiera ordenado un gin tonic. Mis pensamientos se pierden en el barullo de conversaciones huecas y sin mucha importancia que inundan el restaurante. Me concentro el la delicada música clásica que se escucha de fondo. Logran calmarme las suaves y melodiosas notas de piano.

Hasta que una sombra se detiene cerca de mi y salgo de mi trance. Levanto la vista solo para toparme con una preciosa e impuntual morena enfundada en un atractivo y discreto vestido negro. Disfrutaré quitárselo esta noche, eso compensará su retraso.

– Buenas noches, señorita White. –saludo con cortesía, poniéndome de pie y tomando su mano para besar su dorso con gentileza. Es el primer paso para darle un buen camino al fin de esta noche.

– Buenas noches, Horan. –responde sobrecogida y noto un ligero rubor en sus mejillas. Empezamos bien.

Retiro la silla frente a mi y espero a que se siente para hacerlo yo también. Bien, Horan, recuerda, vamos al punto para poder darle paso a lo bueno. Siendo sincero ya he repasado mi disculpa unas cien veces, y aún así no me siento del todo cómodo. ¿Cuando yo he tenido que disculparme por ser como soy? Jamás.

El camarero llega a la mesa y se presenta con cortesía. Nos entrega nuestros menús y sigue hablando, pero mi mirada esta sobre ella. Luce preciosa, aunque incomoda. Parece descolocada en el lugar. No dudo que ya haya frecuentado lugares así antes, aunque tal vez no precisamente con alguien con quien probablemente no quiera estar.

Oh, vamos, si no quisiera estar aquí, no habría aceptado y no estaría vestida tan guapa frente a mi. Sí, puedo persuadirla a irnos juntos a casa. Tengo una misión.

– ¿Que desean ordenar? –regreso al planeta tierra y para no hacer notar mi trance, la veo para que ordene ella primero.

– Quisiera un platillo de pasta orecchiette alla pugliese. –responde con seguridad y un muy sexy y melodioso acento italiano. Vaya, vaya, ¿con que más me sorprenderá esta pequeña fierecilla?

– Yo quiero el salteado asiático, por favor. –respondo sin dejar de mirarla. Si ella estuviera en el menú, la devoraría por completo.

– ¿Que les ofrezco de beber?

– Una botella de Rosetti nos vendrá bien. –sigo de inmediato, tratando de calmar mis pensamientos lasivos. Paciencia, Horan.

– En un momento les traeré su orden. –responde con demasiada amabilidad. Abby le sonríe en agradecimiento y el camarero se retira.

El silencio se instala en la mesa y no estoy muy seguro de que decir. Sin duda me siento aliviado de que haya venido, pero ya no sé como seguir.

– Por un momento creí que no vendrías. –confieso y su mirada se encuentra con la mía. Una sonrisa tranquila se dibuja en sus labios.

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⏰ Última actualización: Jan 01, 2021 ⏰

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Cambio Inesperado [N.H.]© Parte #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora