- ¿Quieres escuchar una bonita historia? -El chico asintió.
Park sonrió y se sentó en uno de los sillones de la habitación para que su nieto le acompañase. Sujetó con fuerza la foto aun entre sus dedos y habló.
- Siempre había sido un chico intranqu...
- Cuando llegué y pisé tierra firme, mi madre me presentó a la más bella de las mujeres y poco tiempo después me casé con ella. Lástima que Dios se la llevase hace años. -Finalizó mirando a su nieto-. Y así llegaste a existir tú.
Soobin rió, quitando algunas lágrimas que habían escapado de sus ojos mientras Jimin contaba la historia del amor de su vida.
- ¿Por qué no vino contigo? -Preguntó-. ¿Por qué no te casaste con ella en vez de con mi abuela?
Ese era otro detalle que Jimin prefirió no contar. En ningún momento dijo que el amor de su vida había sido un hombre, tampoco que había sido una mujer. Lo dejó en el aire y Soobin automáticamente lo centralizó a una joven chica.
- Porque nuestro amor era tan real y prohibido que todos hubieran tenido envidia de nosotros. -Sonrió, sus ojos casi se cerraron.
- ¿La has vuelto a ver?
- Sí. -Se llevó la mano a su pecho y acarició la llave plateada bajo su camiseta, sin mostrar a su nieto-. Ya te he contado toda la historia, Soobin. Siempre que venías me preguntabas por qué leía una y otra vez esas cartas que no te dejaba ver. Ahora tienes la respuesta.
- Ha sido una historia de amor tan puro, real y bonito que puedo llegar a pensar que incluso la inventaste. -Rió, agarrando a su abuelo por el brazo y acompañándolo a la sala, donde otra de sus nietas y su viejo amigo jugaban ajedrez.
- Nunca me inventaría una historia así. -Bufó, Rosé se levantó para besar la mejilla de su abuelo y siguió jugando al ajedrez-. Espero que me hagas sentir orgulloso y le ganes de una vez al viejo.
El hombre refunfuñó y le miró con una falsa molestia.
- Cállate, Park. Siempre que vengo a visitarte estás con lo mismo.
Jimin rió, la pequeña cadena en el pecho del hombre tintineó.
- Pareciera que vives aquí incluso, Jeon. -murmuró.
Soobin y Rosé rieron al ver como Jungkook golpeaba con fingido fastidio la lengua en el interior de su mejilla. Jimin le tiró la reina de su nieta y el otro un peón.
- ¿Eso es lo que valgo para ti? -Refunfuñó. Si sus nietos hubieran prestado atención a la conversación entre ambos mayores, quizás y sólo quizás hubieran notado que algo pasaba entre ellos.
Jungkook rodó los ojos y mordió su lengua para no maldecir lo descarado que estaba siendo.
Jimin alzó su mentón y no apartó la mirada del otro.
Mientras, en el lejano París, la misma historia empezaba a ser contada.
Porque cuando Jungkook despertó desorientado aquella fría mañana de enero, Taehyung le abofeteó hasta que cayó en la realidad y no esperó un segundo en salir detrás del amor de su vida.
Llegando casi justo a tiempo para coger el mismo vuelo, saltándose todas las reglas de seguridad para llegar hasta Jimin, y una vez le encontró, rogarle que no se fuera.
Pero aun así lo hizo. Volvió a su país, de la mano de Jungkook y presentándolo como un amigo.
Ese amigo con el cuál le fue infiel a su esposa durante toda su vida mientras fingía amarla y querer una familia.
Lo consiguió. Consiguió tener una familia, pero no se comparaba en nada como se sentía con Jungkook. Amaba a su única hija y amaba a sus nietos, pero no era capaz de amar a su esposa porque en su corazón había alguien más.
Taehyung era una historia a parte. Mantuvieron el contacto, incluso les contó que conoció a una chica francesa que accidentalmente derramó su café caliente en su uniforme y gracias a eso pudieron conocerse y, posteriormente, enamorarse.
Ahora, él contaba en París la historia más bonita de amor que vio con sus propios ojos, a través de sus mejores amigos, mientras observaba por la ventana aquel bonito puente que dejaría tanto en Jimin como en Jungkook, un recuerdo para toda la eternidad.
Para esta vida y la siguiente.
- ¿Crees que algún día se darán cuenta? -Murmuró Jungkook cuando los nietos de Jimin salieron de la sala.
Park negó risueño.
- Cuando yo era joven era más inteligente que ellos dos. -Afirmó.
- Cuando yo era joven conocí al amor de mi vida. -Confesó Jungkook, como un secreto a voces-. Y no me arrepiento de absolutamente nada.
Jimin miró por la ventana, visualizó a sus nietos entretenidos y se acercó al más alto para besar castamente sus labios.
- Cuando eras joven.
Fin
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