Capítulo 4 || La caja de juguetes.

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Santiago.

— ¿La mandaste a la mierda? — pregunta Nicolás riéndose.
Hoy después de clases me reuní con mi amigo en una cafetería cerca de mi apartamento, le estaba explicando mi situación con caprichosa Quintana —. Eres un encanto sin duda.

— Deja de burlarte idiota, esto es muy serio. — lo miro frustrado y fastidiado.

— Me doy cuenta qué tan serio es. Primero le dices que esta así de amargada por falta de sexo, y luego la mandas por un lugar poco deseado.—mi amigo niega con la cabeza riendo un poco.

— Sólo quería fastidiarla por antipática y creída, no sabes cómo es, además ella me mando a mi primero.— intento defenderme.

— No intentes justificar tus acciones nada inteligentes — para de reír, y niega un poco serio —. ¿Y qué con que sea creída, no es que te importe o, sí? — levanta su ceja.

— No, no me importa, bueno no tanto. Esto es un desastre — digo algo frustrado —. Además tenemos que trabajar juntos el resto del año, y ya empezó la tortura, precisamente hoy debemos vernos para ver unos detalles — recuerdo cuando nos encontramos esta mañana —. Hoy que nos vimos para ver en dónde nos reuniríamos y la hora, estuvo todavía más cortante y desdeñosa, pero va a ver ella la voy a hacer odiarme todavía más, voy a llegar una hora antes de lo previsto, ya la quiero ver. — sonrío pícaro. Vas a ver lo qué es bueno Macksant Quintana.

— ¿Por lo menos es bonita? —pregunta.

— No, no no es bonita, ¡es preciosa!

— Ya veo, está más que claro — dice mi amigo como si fuera lo mas obvio.

— ¿Qué es?, instrúyeme con tus sabios conocimientos.

— Te gusta esa mujer — dice sonriendo de oreja a oreja, mientras toma de su café, mientras yo me ahogo con mi bebida.

— ¿Qué?, estas loco. Escuchame, nunca me gustaría esa mujer tan amargada — respondo rotundo —. sí me atrae — digo en un susurro.

— ¿Seguro de tus palabras?, recuerda que la lengua castiga.

— Que me la corten si llego a sentir cómo mínimo aprecio por Macksant Quintana — le digo con el seño fruncido y muy serio.

Nicolás se ríe un poco y me mira extrañamente.

Suspira y me dice con una sonrisa socarrona.

— La fritaremos y venderemos en el mercado negro, algo debe valer, ¿no?

— Eres un bastado.

:*,

Entra idiota, me digo a mi mismo mientras pienso en la reacción qué va a tener.

En estos momentos me encuentro fuera del edificio de la dirección que acordamos, es un edificio muy grande, cuenta con muchos pisos, es bastante pulido, en colores negros, grises y blanco, las ventanas se alcanzan a ver empañada por el clima frío.

Si se enoja, que es lo más probable, pues que se joda, ese es mi objetivo, quizás ni se podrá molestar más conmigo de lo que debe de estar debido a como se comporta cuando se trata de mí.

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⏰ Última actualización: Nov 17, 2020 ⏰

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