"No te pude enseñar muchas cosas, pero eres bueno improvisando."
Hay cosas en la vida que no esperas, menos en el futuro... de hecho nunca pensamos en el cuando era pequeño, me criaste sola, con muy poco siendo una mujer hermosa de color caramelo (como te decía de pequeño), pero cuando crecí más me di cuenta de que fui criado en medio de una sociedad que no aceptaba a las mujeres, mucho menos de color, pero levantaste la cabeza más, y sonreíste contra viento y marea.
Recuerdo que siempre tuviste el sueño de verme crecer como un caballero y formar una familia, de hecho aun recuerdo cuando fingía estar dormido mientras escuchaba tus cuentos y murmullos sobre como saliste adelante mientras te ilusionabas ante la idea de tener nietos.
"¿Cómo serían? Obviamente saldrán igual de guapos a su padre, y espero una madre excepcional para esos pequeños, quiero una dama o un caballero hermosos, ¡Oh, la parejita! serían adorables."Aquellos murmullos emocionados eran demasiado tiernos, de hecho recuerdo cuando adopte a la pequeña Niffty, aunque estabas contenta no era el tipo de nieta que esperabas. Y entendí mi padre no estuvo con nosotros pero pudiste darme lo mejor, nunca me dijiste hasta que crecí que había pasado, y me di cuenta el porque fantaseabas tanto tener nietos. Esperabas poder darles lo que no pudiste conmigo... sufriste mucho cuando me tuviste, incluso te asqueaba la idea de volver a intentar tener alguien a tu lado, odiabas el contacto físico que no fuera mío o de Rosie. Ese fue mi ejemplo a seguir hasta que flaquee por tus fantasías, aquellas sobre tus nietos, el verme como padre con una pareja... pero no quería comprometerme con cualquier mujer.
"Pensé que enamorarme de una dama haría que cuando le entregara el corazón para que latiera por ella me lo entregara completo. Bueno, ella no era una dama y ahora realmente con palpitar para seguir viviendo veo que es suficiente."
Quería verte cargar a mis hijos y darme regaños de como debía colocar un pañal, de que la leche me había quedado muy caliente o un cumplido hacía ellos, ahora que me doy cuenta ahora que la vida es corta desearía no haber desaprovechado tanto.
"Mi niño, tu cuarto."
Siempre he pedido por perdón y tu salud porque tengo miedo de perderte, aunque odiaba la idea del lamentar en un futuro algo que podía evitar... Esto no sabía como manejarlo.
"Recuerda sonreír siempre mi pequeño."
Pensé que no querías que conociera a mi padre hasta que me di cuenta que él no quería conocerme, solo era resultado de un pecado del que no eras culpable, Rose me enseño lo que tu no pudiste saber como explicar, me dijo que era lo que necesitaba.
Te juzgue porque pensé que culpabas a Mimzy como viéndote en un espejo, pero me di cuanta de que no era así, realmente temías porque ella no me dejara ser feliz. Perdonadme por eso, por esas palabras necias sin sentido que te hirieron, porque no supe que realmente siempre estabas conmigo, aun después de eso volvías a mi y me abrazabas... Tú siempre tuviste miedo de perderme, y yo apenas me doy cuenta de mi peor temor hecho realidad.
"¡En tu vida vuelves a preparar algo sin que yo lo revise!"
Aun recuerdo con una risa cuando hice ese plato de jambalaya, realmente no pensé tanta suerte de tenerte conmigo hasta que me case, aunque no estabas de acuerdo con que me casara con Mimzy al final me dejaste y trataste de aceptarla, todo lo hacías por mi.
Por tu pequeño.
Estoy feliz de que estuvieras conmigo, que escucháramos la radio por las tardes y que cantáramos en la cocina, cuando terminabas saltando del susto por los perros de caza que venían por parte de mi jefe.
Los dolores de cabeza y las tazas de café que cambiaron de manos con los años.
Desde que era un pequeño pillo y te traía café para calmarte el día, hasta que empecé a trabajar de ayudante de un escritor y luego locutor de radio, empezaste a hacer café para mi...
"Mi pequeño, no me quitaste mi futuro, me diste uno nuevo."
Aun no entiendo porque hacía ese tipo de cosas cuando era joven, cuando te asustaba con gusto para alegrarte el día o con mis chistes malos... Extraño todo eso, cuando disfrutaba mi vida junto a ti madre.
Sé que no iré al cielo, por eso no quería perderte tan pronto, no podía con tanto, eres lo más preciado que tengo, incluso sobre mi propia vida.
"Lamento que tengas que perderme querido..."
Yo lamentaba más no darte el amor que merecías madre, ahora frente a tu tumba recuerdo los paseos con postres, los regaños, las recetas que me enseñaste, como supervisabas que hiciera la jambalaya hasta mis veinte años. Todo lo recuerdo con una sonrisa.
"No quiero que llores cuando me recuerdes, quiero que donde sea que este pueda ver tu sonrisa mi pequeño..."
Fue algo que hice sin rechistar, y no había día en que no pensara en ti madre, realmente siempre lo hacía, y aun lo hago, aun preparo dos tazas de café, era una costumbre que seguí cuando moriste, cuando me di cuenta de los constantes engaños de mi mujer, y seguía haciendo dos tazas, una para mi, la otra para un invitado que nunca llegaría, un invitado que solamente me acompañaría en mi mente mientras tomaba mi café, y después de que se enfriaba la otra taza dejarla para después... como un ciclo que nunca termina.
"No te quedes despierto mucho tiempo, espera, no vayas a la cama, haré una taza de café para tu cabeza. Te levantará y sacará de la cama."
Aun recuerdo esas palabras... porque ahora que vengo a casa solo, con todo esto extraño como curabas mis dolores de cabeza con solamente eso, una simple taza de café.