Sin recuerdos no hay historia.
Estaba sentado en la barra del restaurante, con aquel brebaje encima, debía mentalizarme en tratar de recordar cada segundo de esa noche y dar detalle para la investigación, pero tenía un problema. Según las instrucciones aquel líquido debe tomarse cada cierto tiempo, veinticuatro horas para ser exactos y solo revelará cosas de máximo 5 minutos, si se toma el brebaje completo cualquiera, incluso un experto de los Ghede puede morir. El otro problema es que puedo tener tanto recuerdos en orden como en desorden.
--Es lo que tienes que ver, no lo que quieres ver--decía Rosie al verme con el brebaje--puede que haya cosas que no te gusten, pero lo único que tendrás seguro es que los recuerdos serán claros.
--Vaya tranquilidad me trae eso mi querida Rose--no es solo beberlo y listo, ahora era la madrina de bodas, la amiga de Rose y la chica con la que pase una fiesta que no recuerdo completamente...
--Alastor... sé que tienes muchas preguntas, pero no puedo responderlas yo
--Lo sé...--guarde el brebaje--pero por ahora necesito hablar contigo para tener una idea de que cosas pasaron.
--¿No vas a...
--¿Beber el brebaje primero?--asintió--no.
--¿Por qué?
--Rose, confió en mi memoria, hasta en un lector de las cartas del tarot, pero nunca en tu prometido.
--¿Y qué tal en el prometido de ella?
--¿El prometido de ella?
--Si, Oscar Hausler.
--Espera... ¿Husker, tu bartender?
--Así es, Husker y ella se conocen de años, se comprometieron hace poco, son una pareja hermosa.
--¿Y donde está él?
--En alguna barra, ayer estuvo en la del bar del hotel Jackpot--dice con tristeza--desde que ella desapareció él va a varios lugares para no avergonzar el nombre del restaurante.
--Muy educado de su parte--ella solo asiente.
--Siempre fue un tipo tosco y hasta vulgar, pero con ella se convirtió en un hombre educado.
--Bueno, lo único que puedo decirte es que no esperes lo mismo con Franklin--dije levantándome--no todos los hombres son iguales.
--Ni todas las mujeres un encanto.
--De eso puedo estar seguro mi querida Rose.
--Toma--me paso un amuleto y unas plantas en una pequeña bolsa.
--¿Y esto?--dije mirando aquella bolsa.
--Son para evitar cualquier complicación con el brebaje--dijo con una sonrisa amistosa--aunque estoy segura que no pasará nada.
--Pero es mejor evitar--tome las cosas en la pequeña bolsa que me dio--Gracias Rose.
--Aun no entiendo porque me dices Rose, ¿Es tan difícil pronunciar la "i"?
--Te diré Rosie después de la boda mi querida hermana--dije en tono de burla, era gracioso que ambos nos tengamos apodos desde hace tiempo, y justo ahora unos quince años después me reclame por el suyo--nos vemos.
Tome mis cosas y con una despedida salí de aquel lugar de camino a mi hogar, el jazz me intranquilizaba y el tener las respuestas colgando en mi mano no lo hacía mejor, cada vez que trataba de recordar aquella noche no tenía nada, absolutamente nada, ni que me tome ni con quien baile, aunque por como todos han interactuado sobre eso no parecía tan ido, agradezco a mi subconsciente mantenerme "cuerdo" pero aborrezco no tener ningún recuerdo de aquello, vaya maravilla...