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La primera etapa apenas comenzaba y una criatura lista para engañarnos y dividir al grupo apareció, ella sólo estaba distraída pensando que pronto le daría más hambre.
Unas cartas fueron lanzadas en su dirección, o al menos eso pensó ya que estás solo pasaron frente suyo y terminaron en un individuo todo harapiento.
Ella volteó su mirada a quien había lanzado las cartas, pero había sido el pelirrojo de extravagante vestimenta.—Ya veo, ya veo, esto lo deja claro... eres el auténtico.
El examinador soltó las cartas aún mirando al pelirrojo. Nina solo observó aquello como si fuese un partido de tenis, realmente no sabía que estaba pasando a su alrededor.
—Los examinadores son cazadores seleccionados por el comité para hacer este trabajo sin cobrar. —Explicó, para Nina era muy genial la ropa que estaba vistiendo. —Cualquier cazador que cumpla las condiciones para ser examinador, podría haber bloqueado sin problemas ni ataque.
—Lo tomaré como un cumplido, sin embargo, si me vuelves a atacar, por el motivo que sea, informaré que has realizado actos de violencia contra un examinador, serías descalificado en ese instante. —Dijo el examinador de cabello color lila.—¿Entendido?
—Hai hai. —Musitó con su sonrisa traviesa.
Nina se llevó su mano al mentón pensando que aquel individuo tenía un aura muy extraña.
¡Es Perfecto para ser mi maestro! Pensó entusiasmada.
Ellos empezaron a correr, siguiendo a Saltolz, el examinador. Para finalmente llegar a la segunda etapa.
Ella volteó de reojo al pelirrojo que había atacado al examinador y después le echo una mirada al grupo que se estaba formando detrás de él. Estaba sintiendo una gran tensión, pero a pesar de ello el pelirrojo seguía con una sonrisa imperturbable.
Nina negó con la cabeza, eso no era su problema, pobres de aquel grupo que estaban subestimando al mayor de vestimenta excéntrica.
Nina buscó en sus bolsillos por algo de comer, tenía una barra de chocolate en sus manos cuando el grito de Gon la sobresaltó ocasionando que este se resbalara de sus manos.
La chica de cabello durazno se abría enojado de no haber sido Gon, era el chico que estaba acompañado de Killua y que le había parecido muy agradable, pero si le mando una mirada asesina a las personas que estaban a sus lados por no tener la decencia de ayudarla, estúpidos humanos.
—¡Leorio! ¡Kurapika! ¡Nina! —Exclamó Gon. —¡Killua dice que deberíamos adelantarnos!
—Oye... ¿Acaso no notas la tensión en el ambiente? —Pregunto con fastidio Killua.
Killua, Gon está chiquito, hay que cuidarlo, pensó Nina conmovida por el gran corazón del niño de doce años, solo por eso lo perdono por mi chocolate.
