Capitulo 3

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- ¡La gran putísima madre que te re mil pario, MARCOS! ¡Qué mierda haces aquí a esta hora! Calmante Hunter. Esta bien. No hay peligro.
- Bueno, che. Quería sorprenderlos. La fiesta de quince de maría era un embole y como ninguno atendía el celular, me vine. La puerta estaba cerrada, subí por la pared y entre por tu cuarto. Los quería asustar yo a ustedes, pero como habrán visto, Hunter me acorraló.
- Casi nos infartas pelotudo - contestó enojado Alex.
- Bueno, che. No es para tanto. ¿Pensaban que era un violador que venia por sus culitos?
- No te hagas el gracioso porque te rompo la cara imbécil - respondió Juan.
- A la pucha, están susceptibles hoy - cuando vio que los tres estaban ausentes preguntó - ¿Pasó algo que me tengo que enterar?
Fueron al living y se sentaron en distintos lugares. Los tres estaban mudos, pero se notaba en sus caras que algo más había que decir. Marcos levantó las cejas en señal de que esperaba y Benja comenzó a hablar.
- Basicamente, Alex trajo la tabla para llamar a los muertos y nos visitaron.
Se produjo un silencio que pareció durar una eternidad.
- ¿QUÉ? - Marcos comenzó a reír a carcajadas - Ustedes están tan borrachos que hasta ven fantasmas.
- A este pelotudo lo saco a patadas de mi casa.
- Juan, ¡espera! - continuó Alex - no habíamos tomado tanto. Estábamos más que bien. Pusimos la tabla e hicimos todo lo que se hace. El triángulo solo marcó "no molestar", se apagaron las luces y Hunter salió corriendo. Nada grave al final.
- ¿Están hablando en serio o se están vengando por venir a visitarlos a las 4 de la madrugada?
- Es en serio - contestaron los tres al mismo tiempo.
- ¡Qué copado! No sabía que existía un "whatsapp" para muertos.
- Definitivamente sos un pelotudo...
- ¡Juan! ¿Piensas que voy a creer semejante estupides?
- Te voy a traer la tabla a ver si sos tan macho, valiente, pone huevos como decís y proba en hacerlo - se levantó para buscarla pero Benja lo detuvo.
- Juan. Ni se te ocurra.
- Benja tiene razón Juan - agregó Alex - ya tuvimos una advertencia. No jodamos más. Volvamos a dormir. No sean rompe huevos.
Juan se detuvo y se volvió a sentar. Se acomodaron para dormir ahí mismo. Se distribuyeron entre los sillones y el colchón que trajeron recién. Juan le prestó ropa a Marcos para que no duerma de traje. Cuando tenían que apagar la luz, Juan miró a los chicos y vio la cara de Benja y Alex y decidió dejarla encendida. Controlaron que las aberturas de la casa estén bien cerradas y pusieron la alarma para que suene si alguna se abriera o la abrieran.
El silencio inundo el cuarto. Pero ninguno dormía. Todos estaban perdidos en sus pensamientos.
- ¿Alguien duerme? - preguntó Marcos.
Todos contestaron que no que ya no tenían sueño.
- Yo tengo hambre.
- No te dieron de comer en la fiestita - se burló Juan.
- No había muchas cosas. Mejor dicho, no estaba pendiente de la comida. Estaba con...
- ¡No! - gritó sorprendido Benja mientras se incorporaba en el sillon.
Todos quedaron mudos y el silencio se hizo presente una vez más.
- ¡No me digas que estabas con Lucía! - Marcos hizo un gesto dandole la razón - ¡Contá bastardo asqueroso! - Y le tiró un almohadón.
De repente se escucho que una puerta del piso de arriba se cerró de golpe. Todos quedaron paralizados. Pasaron unos segundos y se volvió a escuchar el mismo golpe.
- Bajen la voz - dijo Alex - Vamos a buscar cosas a la cocina y vallamos a ver.
- Ni loco subo - contestó Benja.
- Bueno quédate solo aquí.
- Pensando lo bien, voy.
Rápidamente y tratando de no hacer ruido fueron a la cocina. Allí encontraron la tabla en el centro de la mesa y la puerta de la heladera abierta. Marcos agarró un cuchillo de la cocina y Juan le preguntó:
- ¿Cómo pensas matar algo que ya esta muerto? Sos estupido.
- Juan. ¿Todavía crees en fatantasmas? Claro. Como tenía hambre abrió la puerta de la heladera, comió algo y se fue a dormir. No seas ridiculo.
- Dejen de peliar ustedes dos - interrumpió Alex - Vamos a ver. Agarren cualquier cosa. Y Juan, traelo a Hunter.
Los cuatros unidos como si fueron uno empezaron a caminar hacia la escalera y subir escalón por escalón.

El juego que ya no es juegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora