Lentamente, Juan se aproximo a la puerta y observó por la mirilla, dió vuelta la llave y agarró el pìcaporte...
- ¡No! - grtió Alex - ¿Estas loco o qué? ¿Te olvidas que en todas las peliculas de terror sale el hombre y siempre hay algo o alguien esperando afuera?
- Chicos, son casi las seis de la mañana. Yo no doy más del sueño. Vamos a dormir, por favor.
- Marcos tiene razón. Dejemos de estupideces - agregó Benja - Ya está la alarma puesta y no hay mucho por hacer si es que algo del más allá esta aquí. A lo mejor, nos podemos turnar para hacer guardias y podamos dormir y durante el día, será otra cosa.
- Yo me quedo con Hunter. No tengo sueño. Estoy muy nervioso.
- Yo me quedo con vos Juan.
- Gracias, Alex.
- ¿Juguamos a los videos juegos?
- Vos y tus videos juegos. Pero necesito depejarme. Esta vez, te gano...
- Ni lo sueñes.
Marco y Benja durmieron uno en el sillón y el otro en el colchón. Juan y Alex jugaron a los videos por una hora más hasta que el sueño los venció.
Cuando despertaron eran las once de la mañana. Y al parcer todo había estado demasiado calmo. Y eso los ponía bastante nerviosos. Revisaron toda la casa sin encontras rastros de nada. Juan advirtío que era sábado. Sus padres volverían al día siguiente y tenía que pasar una noche más en la casa. Alex le ofreció ir a dormir a su casa, pero Juan sabía que no podía dejar a Hunter sólo. Entonces, Alex le pidió ir a almorzar a su casa o pasar el día y a la noche volverían. Juan estuvo de acuerdo y les pidió a Marcos y Benja que volvieran.
Salieron de la casa, encontraron la tabla de la ouija en perfectas condiciones sobre el piso de la entrada. Se quedaron paralizados al principio, luego, la observaron y no podían creer que no tenía ni un rasguño.
Juan la llevó al cesto de la basura y les hizo prometer a los demás que no dijeran nada a nadie y que si no le llevaban el apunto al fantasma, se hartaría y se alejaría.
Benja, aunque había jurado no decir nada, no podía quedarse de brazos cruzados y pasó por la iglesia de la ciudad y pidió hablar con el sacerdote. En ese momento, había dos. Uno era un señor mayor con cara seria y, el otro, un muchacho más joven. Benja pidió hablar con el más joven. El sacerdote lo guió hasta el confesionario pero Benja le pidió sentarse en un banco, lo cuál él accedió.
Le contó todo lo ocurrido con lujos de detalles. El joven sacerdote abría los ojos a medida que la historia avanzaba. Una vez que Benja terminó de contar, el sacerdote se puso de pie y le dijo que espere ahí. Se fue y tardo unos largos diez minutos en volver. Le regalo una botellita con agua bendita, un rosario y una biblia. Además, le pasó su celular para que lo hable en caso de emergencias y por último le recomendó no volver a jugar. Benja guardó todo en la mochila y siguió camino a casa. Esa noche llevaría todo por las dudas.
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El juego que ya no es juego
RandomUn grupo de chicos curiosos creían que se iban a divertir... Esta es mi primera historia en wattpad. Comenzó como un cuento de un sólo capitulo y después no pude parar. Espero sus comentarios y sugerencias. Y espero que les guste y me aplaudan con s...