Nacida en una familia noble en las costas de Siracusa, Morgan fue la única hija del conde Luca, un hombre intransigente, el cual se la pasaba más tiempo en fiestas aristócratas que cuidando a su hija, a la cuál solo veía como un seguro para que su fortuna se hiciera más grande, pues no podría siquiera perpetuar su apellido, así de inútil era. Su madre, la condesa, había muerto cuando Morgan nació debido a complicaciones en el parto, algo que jamás haría olvidar el finde a la pequeña por lo que le quedase de vida. La persona más cercana a una madre que alguna vez conoció fue su institutriz, una mujer anciana igual de exigente y severa que su propio padre, la cual le instruyó al cómo ser una señorita de alta sociedad cuyo único objetivo era casarse con un noble y, así, mantener la pureza de su sangre.
Desde muy temprana edad, Morgan supo que ella no tenía libertad de elegir o siquiera pensar, su único motivo para vivir era el de crecer, casarse con un noble y, así, hacer más grande la fortuna familiar, no había nada más para ella que eso. Morgan no tuvo problemas con ser una muñeca, después de todo no tenía ni una sola meta en la vida, no tenía nada por lo cuál luchar más allá que el deseo impuesto por su padre y el de no morir por los constantes abuso de su progenitor. Sus únicos momentos de breve libertar eran a las altas horas de la noche dónde se la pasaba observando a su boa albina calmada que fue regalo de un aristócrata que quería llegar al conde mediante ella. El animal era elegante y tan tranquilo que pareciese que no podría hacerle daño a una mosca... hasta que su presa se acercaba a ella y atacaba justo cuando más débil se encontraba.
Cuando cumplió los doce años, su padre empezó a buscarle un pretendiente para que así se una vez pudiera quitársela de encima y, de paso, tener un ingreso más, sin embargo las cosas no salieron como el conde Luca deseaba. Mientras se dedicaba a buscar al mejor postor para vender a su única heredera, una nueva criada había llegado a la casa de Luca y, con ella, su hija que era de su misma edad. Apenas Morgan vio a la joven, algo dentro de ella se prendió, algo que jamás había sentido y, por primera vez, deseó algo, quizo algo para ella misa, al fin había encontrado un deseo propio. Quería a esa chica.
Usando su posición, Morgan logró acercarse a la joven, joven que no rechazó la compañía de Morgan en lo más mínimo, después de todo, a pesar de tan solo tener doce años de edad, Morgan ya tenía esa belleza que en un futuro la caracterizaría y que en más de una ocasión usaría para su propio beneficio. Ambas chicas se hicieron cada vez más y más cercanas, junto a ella, Morgan se sentía liberada, como si al fin pudiese dejar de ser una muñeca sonriente y solo ser ella, una joven pretensiosa, sí, algo ególatra debido a que era consiente de lo bella que era y su posición, pero a su vez, cariñosa, amable, sincera y, sobre todo, ese vacío y falta de cariño que siempre percibió se llenaba cuando estaba con esa joven.
Cada noche, Morgan se escabullía por los inmensos pasillos de su hogar evadiendo guardias y sirvientes solo para poder encontrarse con esa joven que le robaba suspiros y, con el tiempo, logró hacerse bastante buena en aquello, usaba las sombras a su conveniencia y podía eludir a la servidumbre con gran facilidad. Apenas Morgan llegaba a su destino, ambas chicas huían y recorrían los campos del castillo De Luca, jugaban, hablaban, la joven le enseñaba a Morgan sobre su cultura y, a cambio, Morgan le instruía en lo básico, leer, escribir, hablar con propiedad, etc. Ambas eran felices en esos momentos pequeños pero hermosos.
En una de sus escapadas nocturnas, Morgan y la joven compartieron su primer beso, aquella sensación de placer y de prohibición recorrió cada parte del pequeño cuerpo de la heredera Luca, sabía de antemano que aquello que acababa de hacer no era permitido, no era moral, ¿pero cómo algo que se sentía tan bien podía no estarlo? Desde ese día, esas muestras de afecto fueron constantes y Morgan las disfrutaba de sobre manera.
Así pasaron unas maravillosas semanas hasta que una noche, cuando Morgan y la chica estaba entregándose a esos pequeños besos inocentes en el vacío de la sala de baile del castillo, una mano tomándola por el hombro seguido de un grito la sacó de ese momento, su padre había llegado antes de lo esperado y en compañía de alguien más, alguien que no conocía, su posible prometido. Las cosas pasaron muy rápido, de un momento a otro Morgan estaba siendo arrastrada de una forma de lo más violenta a su habitación en dónde su padre empezó a golpearle sin reparo alguno.
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Morgan D'Luca
VampireMorgan D'Luca, hermosa, bella y que probablemente lo último que veas en tu vida.