Parte IV: Abusos.

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"I know they'll be coming to find me soon
But I fear I'm getting used to being held by you".

El secuestro ya se había alargado a un mes y el de cabellos castaños no había vuelto a ver la luz del sol desde la vez de las quemaduras con el porro.

El rizado lo golpeaba aún y él hacía lo posible por cumplir al pie de la letra las órdenes del rizado para evitar la mayor cantidad de violencia.

-Llegué.

La puerta principal se había cerrado y ahora escuchaba unos pasos demasiado pesados caminar hacia las escaleras. Entró en pánico porque sabía lo que esos pasos significaban. Harry venia borracho y esa era su peor faceta. Incluso peor que cuando era consumido por la rabia y lo golpeaba hasta sangrar.

Los pasos aumentaron hasta que escuchó un seco golpe en la puerta de su "cárcel". Con un flojo movimiento la puerta se abrió y pudo ver la anatomía de su secuestrador

-Hola, Lou -habló con las letras un poco arrastradas, efecto del alcohol, mientras se acercaba al de ojos azules. Quedando frente a él pudo oler el aroma a alcohol inundando sus fosas nasales-. Hoy te ves muy bien.

-Ni siquiera puedes verme.

Una ronca risa hizo acto de presencia en la habitación antes de sentir unos labios secos atacar su cuello, justo sobre la clavícula, repartiendo húmedos besos y una que otra lamida. Se paralizó un momento en lo que asimilaba lo hecho, y cuando reaccionó intentó alejarlo de su cuerpo. No podía, el rizado era demasiado fuerte y sostenía su cintura marcada atrayéndolo hacia él.

-¿Te he dicho que eres muy sexy? -preguntó en un provocativo susurro en la oreja del castaño, segundos después besó el lóbulo y lo succionó dando una ligera mordida.

-Harry, para -intentó sonar firme pero solo salió un ligero suspiro de entre sus labios. La mano fría del mayor se coló por debajo de su delgada camiseta y presionó la suave piel color caramelo-. Detente -pidió, y aunque esto nunca le hubiera pasado ya sabia lo que sucedería.

-Ambos sabemos que no quieres que me detenga -susurró en el cuello del chico succionando para dejar una marca rojiza.

Levantó la camiseta del piel caramelo de una manera lenta y sin que siquiera se lo esperara lo pegó a la pared antes de darle un beso descuidado y necesitado, el cual el de ojos azules no correspondió. Estaba paralizado, no podía creer que eso le estuviera sucediendo. No a él. Después de unos momentos siguió el beso de una manera cuidadosa y lenta, al contrario del rizado, quien ya estaba por sacarle la camiseta.

-Para -rogó cuando las bocas se separaron pero lo único que obtuvo fue que sus brazos fueran levantados de una manera en la que al chico le fue fácil quitarle la camiseta; lanzándola al suelo siguió repartiendo besos en la piel suave de Louis-. Detente, Harry -susurró en un gemido cuando el chico le mordió la clavícula con intención de dejar una marca violácea.

-¿Por qué debería hacerlo si sé que quieres esto? -le preguntó justo en el oído mientras llevaba su gran mano al miembro del chico justo por encima de la tela, el cual ya estaba un poco endurecido y caliente-. ¿Eh?

Pensó que el rizado no se daría cuenta, pero tenía razón. De alguna manera él quería consumar ese acto aunque no fuera su idea de "la primera vez".

Dos segundos después ya estaba despojando al chico de la camiseta de botones y la dejó caer al piso con el silencioso ruido cuando ésta lo tocó. Sus manos se moldearon a los pectorales del de ojos verdes y acariciaba, sintiéndose embriagado ante la sensación.

La mano que acariciaba el miembro del menor fue introducida por el pantalón y el bóxer comenzando a acariciar suavemente y de manera que torturara al chico, solo para poder deleitarse con los jadeos que éste soltaba.

-P-para -musitó aunque su mente quisiera lo mismo-. Harry...

-No, Louis. No -succionaba el lóbulo de la oreja del menor y lo apegaba a él para comenzar a frotarse de una manera lenta aunque no fuera necesario ya que ambos estaban duros.

Rápidamente sus manos recorrieron el delicado cuerpo y antes de pensarlo las posó en su trasero para poder enredarlo en su cadera, acción que enseguida obedeció el de piel caramelo.

A torpes pasos, debido a la ebriedad del rizado, llegaron a la cama y ahí dejó caer al chico con cuidado de no lastimarlo. Aún tenía moretones y parecía dolerle. Le despojó el pantalón, después de quitarle zapatos y calcetines, y lo dejó en bóxers. Admiraba un poco nublado la figura esbelta del chico.

-Haz algo -Louis murmuró sacándolo de sus pensamientos y el otro enseguida asintió para quitarse las prendas menos el bóxer.

-Me gustaría ser duro contigo, Lou-Lou, pero parece ser que no puedo... -susurró el ojiverde mientras se ponía sobre el castaño y besó desde su boca hasta sus clavículas, dejando marcas en donde tenía oportunidad.

Sin más espera, le bajó los bóxers y llevó tres de sus largos dedos hacia la boca del mayor, para que éste los llenara de saliva y fuera utilizada a falta de un lubricante.

Y fuera de eso no fue tan "lindo" como lo había sido. Todo fue una tortura para el chico de ojos azules, puesto a que el rizado no había sido nada delicado y cuidadoso con él. Solo se escuchó un suave, apenas notorio, gemido de satisfacción salir de los labios del más alto junto a un "Louis..." cuando se vino en él.

Y Louis pensaba que ese seria el primero de los muchos abusos.

Stockholm Syndrome. |Larry S. AU|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora