♧ 𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟹 ♧

286 132 4
                                    

S A M F R E D E R I C K

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

S A M F R E D E R I C K

Esto es para mí demasiado emocionante. Jugar a los detectives con mi mejor amigo como cuando éramos niños.

—Solo ten cuidado al pisar, está muy oscuro aquí, Sam.

—No te voy a mentir, ya me está dando miedo —lo que estaba a punto de decir seguro que le causara una risa a Mati, pero su sótano en muy feo--. Oye, ¿me das tu mano?

—Claro amor, ¿también quieres que te bese?

—Ja ja, que gracioso, Don comedia.

Tome la mano de Mati y al dar unos pasos más ya estábamos en la puerta del sótano. Esta estaba cerrada y pude ver como al poner la llave a Mati le temblaban las manos por nerviosismo.

—No me explicaste muy bien por qué querías venir aquí. Nunca hablas de este lugar.

El sótano de Mati ya no era un lugar relevante. Antes lo usábamos para jugar a caballeros que luchaban contra dragones lanza fuego. Hacíamos fuertes con cajas de cartón que, al final de la tarde, terminaban derrumbadas. Todo cambio cuando el papá de Matías falleció, su mamá arrumbo todas sus cosas aquí, las guardo y desde entonces el sótano no se había abierto, supongo que para superar más rápido su perdida.

Mati estaba dos pasos delante de mí, pude ver solo la mitad de su rostro ya que casi no había luz, giro un poco la cabeza hacia mí y con una ligera sonrisa en sus labios hablo.

—Solo... Me dio curiosidad, vi unas cosas hace rato que baje por unas cobijas, y quería venir a checar y arreglarlas.

—Olvidaste la parte de que te da mucho miedo bajar acá.

—Eso también, bueno, ¿por dónde empezamos?

Su hablar no me daba confianza. Nunca me imaginé que llegara un momento así, bajar nuevamente a nuestro lugar y, si lo hubiera imaginado, hubiera sido con un Matías mucho más nervioso y llorando por el recuerdo de su padre, arrepentido de haber entrado.

Supongo que ya no le duele.

Prendí la linterna de mi celular y caminé hacia las cajas con cuidado. El lugar seguía como antes. Las paredes no estaban tapizadas, solo podías ver ladrillos rojos. Todo estaba cubierto de sabanas, las cuales estaban llenas de polvo, todo estaba cubierto de polvo. En el techo solo había un pequeño foco colgando de un listón, con suerte podría prender.

Recordando los momentos pasados y viendo como este lugar que nos hacía felices me puso un poco sentimental, ver como paso de un lugar de juegos a ser un lugar donde solo quedan las cosas de una persona difunta.

—¿Crees que funcione el foco?

Matías estiro su brazo hacia el foco y jalo el pequeño listón que colgaba junto a él, con suerte prendió. Muy poco, pero sirve.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 18, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Ángeles Rotos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora