Hola y adiós

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¿Te acuerdas de nuestra primera charla?

Nos encontramos por casualidad en la cafetería cercana a a mi barrio. Me pareció que mi vida se empezaba a parecer a un mal cliché de wattpad.

Qué conveniente, ¿no?

Yo estaba sentada en una mesa justo al frente del mostrador, mi vista escaneaba de arriba a abajo la página web de la universidad, estaba buscando alguna maestría que me llamara la atención mientras me tomaba un capuchino.

Por el rabillo del ojo vi tu silueta dirigirse al mostrador. ¡Estaba segura de que eras tú! Te había estado observando durante días cuál stalker. Y aún así, no conocía ni tu nombre ni tu nickname en instagram. La verdad es que me conformaba con solo admirar tu belleza  de lejos.

Me quedé como boba mirando cómo hacías tu pedido, el sonido de tu voz me pareció tan perfecto, la manera en la que sonreías mientras esperabas tu pedido.

Creí que era un sueño y por eso mismo me rehusé a quitarte los ojos de encima aún cuando después de que te entregarán tu café te acercaste directo a mi mesa, me miraste a los ojos y con la sonrisa más perfecta que he visto jamás, me preguntaste.

—¿Vas a usar  ésta silla? —te oí decir pero mi cerebro solo podía concentrarse en tu rostro hipnotizante.

— Eh... Hola... — dije nerviosa y aún sí saber si todo eso era un sueño o estaba pasando de verdad.

— Hola, linda. ¿Te importa si me llevo está silla? —lo dijiste con tal naturalidad, como si con esas palabras no hubieras hecho que me temblaran las piernas.

— Claro, tómala —dije soñolienta y cada vez más convencida de que aquello era real.

Sonreíste amablemente, dijiste gracias y te marchaste con la silla a una mesa cercana. Tus amigos te estaban esperando. Los saludarte a todos y ellos te hicieron espacio para que pudieras acomodar tu silla.

— Adiós... —mascullé después de haber visto toda esa escena. Sentí mis mejillas ardiendo.

Fue real. Nos reencontrarnos. No fue especial, por supuesto; es más, me atrevería a decir que fue patético.

Yo me sentí patética.

Cerré la laptop y me fui de la cafetería lo más rápido posible. Noté tu mirada sobre mí cando me levanté sobresaltada, como si de repente me hubiera dado cuenta de que llegaba tarde a una cita.

Nunca te he contado que no esperaba verte de nuevo después del viaje. Es más, después de mi escena en la cafetería, deseaba no volverte a ver jamás.

Todo lo que nunca te dije.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora