Capítulo IV

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Capítulo 4

Solo una semana y ya sabía como se sentía un padre preocupado por lo que le pueda pasar a sus hijos. Desde la primera vez que me sonrieron ya no hubo mas sonrisas de ese tipo.

Los dos temblaban ni bien escuchaban pasos cerca de ellos. Gritaban toda las noches llorando entre pesadillas. Los dos se abrazaban y nadie podía separarlos, lo que nos llevó a que durmieran juntos y estuvieran los dos en un mismo lugar.

También vimos como se sentaban a esperar a que le digan que hacer, los dos esperaban su lista de tareas, no sabían lo que era divertirse, cuando nos sentábamos a comer, tenían la idea de que ellos no se lo merecían.

Y lo peor fue saber que ellos pensaban que no tenían voz ni voto en cualquier lugar, no preguntaban no pedían, ni siquiera podían pensar, ese era su mecanismo de defensa. Si preguntaban le pegaban, si pensaban le pegaban, si lloraban por los golpes le pegaban, si gritaba por los golpes le pegaban.

Y eso fue lo que entristeció a los adultos que pasaban el día con ellos. Tenian miedo de decir o hacer algo que les recordara su vida pasada. Ellos también sufrían por que querían hacer lo posible para que ellos dejaran todo atrás y sean unos simples niños, los que ríen al jugar, los que lloran al caerse, que hagan bromas, que sean curiosos, que pidan lo que quieran, que sean quisquillosos y mimados, y sobre todo que sonrían todo el tiempo sin dudar.

Luci lloro una vez. Estaba en la cocina con los niños cada uno comiendo un rico helado de vainilla mientras que Mean había ido a atender una llamada, Luci estaba tan concentrada en limpiar la cocina que no vio lo que paso hasta que escucho algo romperse.

Los niños estaban comiendo muy a gusto pedazos chiquitos de su helado y tenían a un costado jugos de naranja, los dos hablaban bajito sobre lo que pasaba en la casa, cuando vieron una pequeña mariposa posarse en la mesa, muy cerca de los vasos.

Los dos no habíamos visto una hermosa mariposa como esa y eso que vivían en una mansión que tenía un montón de mariposa viviendo ahí. Los dos estaban cegados de tanta belleza y querían apreciarla más.

Que sin querer los dos se abalanzaron al mismo tiempo sobre la mesa, derribando el vaso el cual cayó al suelo, estrellándose en miles de pedazo.

La nana volteó por el ruido y se encontró las escenas de dos niños con su cuerpo colgando de la mesa y un suelo lleno de vidrio, sintió ira y enojo de repente. No contra los niños, si no más bien con ella. Por que ella había jurado nunca hacer que esos niños se lastimen.

Quiso acercarse y ver si tenían una herida, pero solo pudo ver como ellos se alejaban abrazados no queriendo en ese momento un castigo por tal desastre. La nana se dio cuenta de lo que pasó y pequeñas lágrimas escaparon de sus ojos al ver la reacción de los niños, se alejaron de ella abrazados temblando y llorando en silencio, pensando en cuál de todo los castigo recibirían.

Mean al escuchar esos sollozos corrió sin importarle dejar a alguien impcortante, solo quería saber si sus hijo se encontraban bien. Llegó hasta la cocina y vio el desastre pero muy poco le importó, más bien se acercó lentamente y envolvió a los dos pequeños cuerpos que lloraban y pedían perdón, para que no les castigarán.

Esa fue la segunda vez que se le rompió el corazón a Mean y la primera vez en la nana. Desde ese día los dos tienen mucho cuidado con los pequeños niños.

Off, fue otra de las personas que se sintió realmente mal por el trato que hizo hacia ellos. No niega que se arrepiente y hasta ahora no deja de culparse

Off se encontraba llevando toda las compras que habían hecho en para las despensas. Luci estaba agradecida con el desde que le ayuda con esos pequeños detalles.

Los dos se encontraban en una conversación amena y muy interesante, cuando escucharon unos ruidos en los arbustos, no le dieron importancia y siguieron su camino. Al regresar Off escucho otro ruido y se acercó lentamente, viendo como los dos niños estaban tratando de llevar una de las bolsas que quedaban en el auto. Sonrio enternecido por ver esa escena, camino hasta llegar a los pequeños y les hablo.

—hola pequeños...

Pero no termino, vio como de sus manitas se caían las bolsas y se esparcía todo los productos en ella, vio como varios estaban destrozados y escucho los sollozos y las palabras dichas.

—lo siento... lo siento, no es... nu..nuestra culpa, so..solo se cayó..  y noso..otros ... por favor.. no nos...peguen

Decían los dos pequeños, en es mismo instante sintió su corazón acelerarse de impotencia y de miedo. Miedo por que sabia que esa no sería la última vez que escucharía y veria desde primera mano los lamentos y ruegos de los pequeños seres que ya se habían metido en su corazón.

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Gun siempre fue un chico muy lindo, tierno, adorable, sincero, hermoso, solidario, precioso, simpático, berrinchudo, mimoso, enojon y amoroso a palabras de Off.

Para el Gun siempre seria y será el amor de su vida, desde que lo conoció supo que el sería todo lo que necesitara para ser feliz y no se equivoco.

Ver a la persona que lo hace inmensamente feliz, estar enojado con el. No es algo sorpresivo, ya que las maldita hormonas hacían de su querido y hermoso novio sea una persona bipolar. Aunque en este momento no iba a negar que se merecía tal demostración de enojo.

—y entonces ¿cuándo se te iba a ocurrir decirme eso Jumpol?

Estaba en problemas lo sabía, Gun nunca le decía Jumpol por nada.

—pero amor yo...

—nada de amor, mañana me llevas a verlos y punto

—esta bien me rindo.

—gracias cariño, te amo

—yo también amor, yo también.

Si hormonas.

♡Ale☆

Nueva Oportunidad Para Sonreir  《PerthSaint》 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora