Sleepover

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En una gran urbe moderna como lo es Seoul, muchas historias podrían ocurrir.

Era una noche templada con un poco de viento, el sol se acababa de ocultar y las estrellas salían a relucir al firmamento.

En uno de los suburbios ubicados en la zona céntrica de la ciudad, había un conjunto de altos edificios que presumiblemente eran de los mejores departamentos, cada uno con una ventana doble que daba a la calle.

Al interior de uno de ellos, cuatro chicos se alistaban para la mejor pijamada de sus vidas, o al menos uno de ellos esperaba eso.

Las luces estaban apagadas, en el televisor, estaba lista para reproducirse la última película de terror disponible en Netflix, almohadas, cobijas y cojines yacían dispersos alrededor de la sala de la cual removieron la mesa y las sillas para hacer espacio. Las frituras, que consistían en palomitas, papas fritas, paletas, dulces, gomitas, pizza, entre otras cosas, ahora estaban acomodadas en el centro del suave fuerte construido.

Solo faltaba la reina de todas las botanas, o al menos la que ellos consideraban la más deliciosa, mini donas de canela y azúcar cubiertas con chocolate derretido.

Los cuatro chicos también estaban listos. Se habían puesto sus pijamas,que iban desde simples playeras holgadas y shorts, hasta mamelucos gigantes de conejo. También llevaban puestas mascarillas, pantuflas y se habían humectado las manos con cremas.

Todos estaban sentados o recostados en la sala y lo único que faltaba era traer las donas de la cocina pero eran muy flojos para hacerlo por ellos mismos así que jugaron un par de rondas eliminatorias de piedra, papel o tijeras y de entre cuatro personas que eran Doyoung, Jeno, Renjun y Jaemin, perdió Jaemin.

El peliazul se levantó sonriendo pero sus ganas de no hacerlo eran visibles, se dirigió a paso apesadumbrado a la cocina y encendió la máquina de chocolate mientras vertía las ocho barras que eran necesarias, una por una.

Se distrajo un minuto y pensó que había sido muy amable por parte de Doyoung el haberlos invitado a pasar la noche en su departamento, si tan solo supiera la razón original de la pijamada....

Era curioso pensar cómo esa mañana había descubierto que a su crush Jeno, le gustaba su otro crush Renjun.

Jaemin era un chico algo enamoradizo y muy muy cariñoso, no le daba pena mostrar lo que le gustaba y las cosas tiernas eran su pasión, pero si era un secreto que tenía dos crush.

Primero conoció a Jeno y quedó cautivado por sus encantos casi de inmediato, le pareció un chico tan lindo e inhumanamente guapo, pasaron por algunos meses de una bonita amistad hasta que Jaemin se dio cuenta de sus sentimientos pero no dijo nada, le daba mucha pena y no quería arruinar la relación, decidió esperar hasta tener el valor suficiente y por fin confesarle que su amor por él quemaba con la intensidad de mil soles...

Hasta que conoció a Renjun. Un chico nuevo no muy alto pero muy atractivo, se hizo amigo de ellos rápidamente porque conocía a Chenle, otro chico en su grupo de amigos, ambos provenían de china y hablaban el idioma.

Después de pasar un agradable tiempo con él apoyándolo con la lengua y algunas clases, se dio cuenta de que su ruda y juguetona personalidad eran parte de su encanto, sin mencionar que era adorable y bajito. A veces le asustaban las cosas que decía pero no podía evitar sentir mariposas cuando actuaba lindo o cantaba. Descubrió que poseía una voz brindada por los mismísimos dioses y que podría escucharla por siempre.

Fue ahí cuando se dio cuenta de que también le gustaba Renjun.

Al principio no le tomó mucha importancia porque cualquiera puede tener mil crushes mientras no se le haga el milagro con ninguno y podría darse tacos de ojo con ambos, disfrutar de su compañía y vivir una vida tranquila mirando desde lejos e imaginándose un futuro con alguno de ellos en vez de hacer algo al respecto con su enamoramiento y confesarse.

When I Come Around (NCT OT23)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora