CAPITULO 25.

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Salí de la fiesta en la madrugada; Unos primos de Mia me llevaron hasta mi casa o bueno, una cuadra antes de ella, pues lo demás me tocó recorrerlo caminando

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Salí de la fiesta en la madrugada; Unos primos de Mia me llevaron hasta mi casa o bueno, una cuadra antes de ella, pues lo demás me tocó recorrerlo caminando. No me importaba en lo mas mínimo, el frio de la noche se pegaba en mis brazos desnudos y solo bastaba con cerrar los ojos para recordar la calidez del cuerpo del chico en ese cuarto cerrado. Sonreí, cualquiera diría que estaba mal de la cabeza, que estaba corriendo riesgos que no debería ni siquiera considerar, estaba besando a un extraño y por mas raro que sonara, no me parecía un desconocido, solo era el chico de las canciones. Abrí los ojos de nuevo y seguí caminando, en la casa de los London no había nadie todavía, Mathias y Sebastian se quedaron otro rato porque el hermano mayor quería quedarse otro rato con Mia.

 ¿Cómo había terminado todo? La verdad era que al estar en aquel lugar no éramos por momentos consientes del espacio ni del tiempo, solo que estábamos ahí, por lo tanto llegamos a olvidar que había mas gente en la fiesta. Hubo un tercer abrazo y luego un tercer beso mas corto, pero entonces ambos vimos por la hendidura inferior de la puerta que alguien se acercaba, todo pasó tan de repente que casi quedo bizca para mirar a dos lados al tiempo: El chico abrió la puerta que daba al pasillo al mismo tiempo en que la puerta del salón se abría para mostrar a Jean. Miré hacia la segunda salida pero él ya no estaba allí, había salido y había corrido sin siquiera dejarme ver el color de su cabello o de su ropa para intentar reconocerlo. Volví mi mirada a Jean, no se veía contento. Me miró con esos ojos grises llenos de ira y de algo parecido a la desilusión y caminó hasta la salida. No impedí que se fuera, en realidad era lo único que quería. ¿Nos había visto? Lo dudaba, no hubiese tenido tiempo, pero si se intuía algo. Salí del compartimiento, me arreglé el cabello y al tocarme los labios vi que el labial se corría por la comisura de los mismos. Cerré la puerta y fui corriendo al baño para retocarme. 

Saqué de mi bolso el labial, pero primero me lavé la cara, me miré en el espejo y negué con una sonrisa: Lo había besado, él había estado conmigo, estuvimos tan cerca. La puerta de uno de los cubículos se abrió y salió Mia arreglándose el cabello y bostezando, levantó la cara y cuando me vio, sonrió. Se acercó a mi pero vio mis labios y el labial y su boca se abrió en una "O" de sorpresa. 

—¿A quien besaste, Leah? —preguntó sin dejar de analizarme con la mirada —. No creo que el nivel de actuación con Jean llegue hasta el punto de que tu labial se deshaga de esta forma. 

—¿Con quien crees?

—No se, por eso te pregunto. 

Lo pensé un instante. Mia lo sabia, pero ¿Debía contarle que lo había besado? Era como meterme en la boca de un lobo recién nacido, sin temer daño alguno pero que de pronto podría llegar su madre y comerme de un bocado. Si le contaba podría considerarlo una irracionalidad por mi parte, una cosa era recibir canciones y mensajes de alguien que no conocía pero a quien le tenía confianza y otra muy diferente era llegar y besarlo en una fiesta. Además, algo que no había pensado era ¿Y si no era un invitado y por el contrario se había colado en la fiesta por una de las ventanas o algo parecido? Mia podría decidir contarle a mi mamá por mi seguridad, dudaba muchísimo que lo hiciera, pero no debía correr riesgos. 

30 Canciones para Enamorarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora