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P.O.V Vainilla Periwinkle

Más tarde me enteré que mis amigos habían salido a buscarme y habían visto todo. Sonriendo, y tratando de pasar lo más desapercibidos posibles, retrocedieron y se fueron a bailar nuevamente en los últimos minutos que quedaban del Gran Comedor abierto.

Pero bueno, vamos a la parte que a todo el mundo le interesa saber. ¿Por qué lo hice?

- ¿Cansado, Malfoy? - Dije y se volteó, con una pequeña sonrisa esbozada en su rostro.
- Con la suficiente energía para invitar a una bella dama a dar una caminata, si me lo permites - dijo, ahora con la cara seria y la frente en alto.
- Con gusto, caballero - entrelacé nuestros brazos y caminamos juntos hacia donde nuestras piernas cansadas nos quisieron llevar. Terminamos en la entrada del colegio, donde una noche fresca nos recibió. Saqué un abrigo que tenía en el pequeño bolso que había decidido llevar, me lo puse y me senté en las escaleras a su lado. El frío se había atenuado.
- Te ves muy hermosa hoy, Periwinkle.
- Gracias, Draco - me ruboricé levemente, pero creo que no lo notó. Le sonreí -. Vos también te ves bien.
- Repentino todo esto, ¿no?
- Ya lo creo - respondí, no muy segura acerca de lo que se refería. Intenté suponer que se refería al baile -. Y hoy muchos pudimos descubrir muchos enamoramientos repentinos.
- Puede ser que haya visto un par, sí - me dijo riendo -. Como, por ejemplo, una tal Periwinkle y un chico de apellido Macmillan, ¿puede ser?
- ¿Perdón? - No pude evitar sonreír y levanté una ceja, haciéndome la sorprendida. ¿Nos había visto? Bueno, evidentemente sí.
- No sé, es lo que vi - respondió, misterioso.
- Ay, Draco. Sabes muy bien que si yo estuviese con él ni siquiera estaríamos acá parados, porque no habría existido ninguna propuesta para pagar por ningún beso accidental.
- Una lástima, igual.
- ¿Qué cosa es una lástima?
- Que la única vez que me besaste haya sido sin querer y no porque hayas tenido ganas - replicó, mirándome a los ojos. El corazón me latía a mil por segundo. No entendía bien qué estaba pasando, lo cual me sorprendió de mi misma.

Me quedé mirando sus hermosos ojos, perdida. De nuevo, sin palabras. Pareció que habían pasado horas cuando probablemente hayan sido simplemente un par de segundos. En el silencio, se acercó a mí y puso su mano derecha en una de mis mejillas. Irresistible. Ahí caí en todo lo que había estado pasando semanas antes. Mi cabeza se ordenó por un instante y tuve todo claro.

Mire sus labios gruesos, me acerqué más a él y lo besé.
Totalmente consciente, totalmente voluntario.
Nadie me seguía, nadie me presionaba.

Cuando nos separamos y abrí los ojos, él tenía una pequeña sonrisa dibujada en la cara. Me contagió. Estuvimos un rato mirando al frente, a la oscuridad. Teníamos los tenebrosos árboles del Bosque Prohibido al frente, cuyas ramas más altas se agitaban suavemente al compás de la brisa fría que corría. Todavía no nevaba, pero no faltaba demasiado.
- ¿Vamos? - Dijo luego de un rato, reincorporándose. Rehicimos nuestros pasos en un silencio cómodo y frenamos en el lugar donde nuestros caminos tomaban lugares diferentes, como ya era costumbre - Será hasta la próxima.
- Nos vemos, Malfoy - sonreí y me fui por una de las escaleras de la derecha que subía.
- Nos vemos pronto, Periwinkle - él se fue por la izquierda, hacia las mazmorras por debajo del colegio.


Ni bien llegué al dormitorio, me tiré en la cama. Me sorprendió que Hermione todavía no estaba ahí, pero de todos modos no tardó en llegar. Irrumpió en la habitación de manera ruidosa.
- ¡Ahí estabas! ¡Lo vimos todo!
- ¿Ver qué cosa? - Traté de evadir el tema.
- Vi, no te hagas - dijo ella, rodando los ojos -. Quiero detalles.
- Veamos, entonces. ¿Por dónde empezar? - Quise hacerme la interesante y recibí un almohadazo como respuesta. Claramente las cosas no iban a quedar así, le devolví el gesto y se desató una batalla.

Al día siguiente Hogwarts estaba hundido en un silencio que irradiaba paz y tranquilidad. La noche anterior había sido cansadora para todos, motivo por el cual las clases habían sido suspendidas. Por los pasillos no deambulaba ni una mosca, y la biblioteca siquiera estaba abierta.

La Sala Común estaba completamente vacía, a no ser por mis amigos y yo sentados alrededor de una mesa ratona. Por este mismo motivo, aproveché y decidí explayarme más acerca de lo que había pasado la noche anterior con Draco. Me habían hecho repetir una y otra vez el momento del encuentro y toda la situación, así que ya lo sabían de memoria, pero igual me refería a algo más. No estaba segura de querer abrirme al respecto, porque Harry y Ron (aunque lo disimularon casi a la perfección) no se los notaba muy emocionados; de todos modos, sentí que el momento era ese, y si eran mis amigos entonces iban a comprenderme. ¿Ya entendieron de lo que hablo, no?

- ¿Entonces cuando estabas caminando estaban Luisana y Fred? - Ron estaba atónito - ¿MI hermano Fred?
- Si, Ron. Ya te dije mil veces que sí
- Creo que están saliendo - dijo Harry. El pelirrojo abrió los ojos como platos.
- ¡¿En serio?! - Hermione revoleó los ojos
- Ron, no es difícil de creer. Solo porque vos tengas el rango emocional y amoroso de una cuchara no significa que vayamos a ser todos iguales.
- Referido al tema, ya que lo mencionan, me gustaría decirles algo - los tres me miraron, mudos. Harry levantó un vaso de agua de la mesa y se lo acercó a la boca. Mi corazón palpitaba despacio, sentía que todo iba a estar bien. Sin reconsiderarlo, lo dije -. Creo que me gusta Draco.

Sus respuestas fueron precisas. Hermione sonrió de oreja a oreja, Ron me miró con los ojos desorbitados, y a Harry se le salió el agua que había tomado por la nariz. Estuvo tosiendo un rato, supuse que tenía que digerir la noticia y analizar cómo tomársela. Mientras, nuestra conversación seguía.

- ¡Sabía! Era obvio, de todos modos - Hermione no paraba de dar pequeños saltitos desde su silla.
- ¿Draco Malfoy tenía que ser, Vi? ¿En serio?
- ¿Qué tiene, Ron? El amor es amor, no importa hacia quién - mi amiga lo fulminó con la mirada, mientras yo escuchaba lo que le respondía -. Además, una persona no elige de quien enamorarse. Solamente pasa.
- ¿Y te tenía que pasar con él?
- ¿Por qué te cuesta creer que Luisana está con tu hermano o que a mí me podría gustar Draco? ¿Te molesta que alguien de tu cercanía esté con un Slytherin? Ya sabes muy... - me interrumpió.
- No, Vi, no me malinterpretes por favor - habló, con una tranquilidad nunca imaginada para que se trate de Ronald Weasley -. Los tres pensamos que es una mierda eso de los estereotipos de las casas y lo sabes bien. Lo de Fred me sorprende porque es... bueno, es Fred. Y lo tuyo es muy... no sé como explicarlo. Es Draco, Vi. Nos molestó toda la vida.
- Creo que me toca coincidir con Ron - dijo Harry, entre tosidos.
- Lo tengo muy claro a eso, chicos. Pero ¿no se dieron cuenta que desde la primer juntada que tuvimos no nos volvió a decir nunca nada? Y es más, el día que me invitó yo estaba con vos, Harry, y no dijo absolutamente nada. ¿No recordas? Incluso te saludó.
- Vi, las personas no cambian de repente - mi amigo estaba serio -. Pero bueno, como sea. Es tu vida, y nosotros somos tus amigos, así que estamos con vos. Y no solo para esto, amiguita, sino para todo lo que necesites sabes que podes contar con nosotros y nuestro apoyo.

No me fui muy convencida de esa conversación, pero me sirvió.
Hacía bastante tiempo no teníamos charlas así.
Qué sencillas que son algunas cosas, y qué complicadas que las hacemos.

te extraño - draco malfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora