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Los pasos de la joven dama se escuchan por los pasillos principales, en la habitación de la Reina Min; madre de la Emperatriz Joseon, y abuela del Segundo Príncipe.

Ordena a uno de sus soldados personales los últimos detalles para su partida antes de la nueva aparición de su dama.

—Mi señora —la joven dama agacha la cabeza.

Avergonzada de no poder cumplir con una de las órdenes de su señora.

—Esta cierva no pudo cumplir con su orden; que caiga el más duro castigo para esta cierva, madre de nuestra la Emperatriz.

La mujer mayor hace un vaivén con su mano, el hombre que estaba con ella entiende el mensaje, corriendo a la ayuda de la más joven.

—No es necesario obtener un castigo, admito, esperaba esa respuesta —comenta sería.

Sabiendo de ante mano, el rechazo de su nieto.

—Nuestra señora, no es tan severa con sus siervos fieles. Ten eso en mente antes de traicionar a nuestra señora, la Reina Min —le aconsejo.

La joven cierva, asiente rápidamente con la cabeza.

—Ambos, vayan a colocar las últimas cosas para irnos, lo antes posible. También manda unos hombres a la habitación de mi nieto —ordena con una voz severa.

Ambos siervos se ponen derechos con calma antes de hacer una reverencia y obedecer a su señora, salen de la habitación dejando a la Reina Min sola.

Relaja los músculos de su rostro suspira con resignación vuelve a su cojín frente a su gran ventanal abierto.

—Tiene mucho potencial —murmura para si misma. —Querido esposo, nuestra SuMin cumplió con nuestras expectativas —sonrió.

El Segundo Príncipe fue llamado por una sierva de su madre para el desayuno Real, estaba vez,
estarían sus otros medios hermanos con la Segunda y Cuarta esposa; junto a la Emperatriz.

Seguro anunciarán el cambio de Ho al palacio Real.

No vio a TaeHyung por el pasillo del Palacio Principal, extraño, tampoco escucho cuando salió de su habitación.

—Tal vez, lo pasé por alto —se dijo, tratando de no darle muchas vueltas.

Se detuvo en frente de las puertas, damas saliendo con las cabezas agachada, donde dos hombres con armadura seguían su rutina.

—Aquí acabará todo —pensó, ignorando las reverencias de los súbditos.

—Presentándose al desayuno Real; el Segundo Príncipe —anuncio el eunuco.

Los soldados abrieron la puertas, sin subir la mirada ante la presencia de un miembro de la familia Real. YoonGi entro.

—Bienvenido, Segundo Príncipe —saluda su madre.

La mirada del menor, se clavan en su progenitora.

—Padre, Madre. Saludos —hace una reverencia.

Su progenitor tose discretamente, armándose de valor para decirle algunas palabras a su amado hijo.

—Cof. Tú Emperador, e-esta con sentimientos encontrados por tu repentino crecimiento —afirma. —Me alegra que hayas aceptado desayunar con tu familia, antes de partir al entrenamiento.