Atados a una Promesa

01.- PARTIENDO UNA VIDA JUNTOS...

Pensar en cómo había cambiado su vida en estos últimos años, era decir harto, primero por el hecho de haber tenido una niñez rodeada de lujos y caprichos. Segundo, porque todo se había desmoronado al terminar la guerra, sus padres estaban muertos y el ya no tenía nada. Tercero, había tenido que abandonar su cómoda vida y vivir entre los muggles que tanto había despreciado en su infancia y haber rehecho su vida, trabajando arduamente para poder vivir y pagar sus estudios de Técnico en enfermería, en un instituto también muggle, ya que el mundo mágico le había cerrado las puertas a los ex mortifagos, le habían quitado su varita y abandonado a su suerte. Y Cuarto, para rematar todo lo de por sí ya malo, estaba casado, contra su voluntad, liado a una promesa hecha a su madre en el lecho de su muerte y con nada más y nada menos que con el “Salvador del mundo mágico”, el adorado niño que vivió, Harry Potter.

¿Cómo había llegado hasta esto último? Pues simple, su madre le había obligado a hacer una promesa con el salvador justo en el momento que el señor tenebroso la mando a verificar si Harry Potter estaba vivo después del Avada Kedavra que le envío en el bosque antes de la gran pelea final. Esta había hecho prometer al héroe que no le delataría que estaba vivo si el juraba casarse y cuidar de su único hijo, Draco Malfoy. Y el muy maldito héroe, bueno en todo, había aceptado. Después que todo había acabado y el gran héroe había salvado a todos y sanado de todas las heridas que tenía, para ser más exactos alrededor de 2 años después, Harry había aparecido en su instituto y se lo había contado. Por supuesto que Draco se acordó de lo que el mismo le había prometido a su madre, pero no tenía idea que esta también había hecho prometer lo mismo al maldito San Potter, trato ignorarlo olímpicamente, pero al ser obligado casi a ver un pensadero con los recuerdo de Harry, le creyó, pero eso no quería decir que aceptaría de buenas a primeras. Si no más bien después de unos 2 o 3 meses donde se vio con la soga al cuello por las deudas y estuvo a punto de dejar sus estudios, lo medito mejor y luego de varios años apareció en el mundo mágico y en la casa de Potter para aceptar la propuesta. ¿Qué más podía perder después de todo lo que había perdido ya?

La ceremonia fue corta y preciosa, de los invitados solo estaban los amigos de Potter, el ya no tenía a nadie, estaba tal cual como era su vida, SOLO, sus amigos lo habían abandonado hace tiempo y sus padres ya estaban muertos. Tuvo que soportar los insultos y pesadeces de todos los Weasley, en especial de Ron, pero Draco cayo, ya no era un crio que molestaba y rebatía todo, la soledad y la perdida le había enseñado a ser cayado y reservado, tenía su orgullo, pero también había aprendido que con él no se comía y vivía, seguía demostrando su apariencia altiva, pero por dentro estaba roto, quedaban solo despojos de la persona que había sido. El moreno en cambio, resplandecía con luz propia, al parecer los papeles habían cambiado radicalmente, todo lo que había sido algunas vez Draco ahora era Potter. Tenía el dinero, el prestigio, una familia y amigos que lo querían y seguían incondicionalmente, su físico había cambiado, haciendo desarrollar un cuerpo más fornido y alto, mientras Draco había adelgazado en extremo, haciéndole ver una apariencia más frágil y enfermiza, a pesar de eso, todavía tenía esa belleza aristocrática y casi angelical, pero era solo en apariencia. Ni el mismo se consideraba atractivo.

La prensa al enterarse del matrimonio había hecho pedazos a Malfoy, con titulares como:

“Un Mortifago capturo a nuestro gran héroe”.

“El asesino de todos quiere quitarnos a nuestro héroe”.

“Una maldita serpiente asesina planea acabar con Harry Potter”.

Y tantas cosas más, cada una más desagradables e hirientes, humillando su linaje y su sangre, insultando a sus padres y a todo lo que alguna vez lo rodeo. Draco ya no leía nada que no fuera sus libros de estudios, enterarse lo mal que hablaban de él solo le traía dolor, prefería ignorar todo y vivir así, aunque eso lo llevara a estar solo.