lunes ; buenos días, amor

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Lunes

¿Se puede odiar un día de la semana? tal vez. En especial cuando este marca que ya no hay un fin de semana. En especial cuando la alarma hace de las suyas a tempranas horas de la mañana -inclusive madrugada-. En especial cuando nada te sale bien desde la primera.

En especial cuando no es necesario la alarma, porque alguien más te despierta. Siendo precisos, un pequeño ser humano, esos que apenas están por conocer el mundo, pero aún así lloriquean sin dudarlo, sin importar que haya más de una persona en la habitación, con estrés, suplicando por unas horas más de descanso.

Ahí, a las cuatro y cincuenta y seis a.m, entre pequeños gruñidos y quejidos, se reincorporó frotando sus ojos, y buscando sus lentes en la mesita que estaba a un lado de la cama.

—Minho...— dijo su acompañante entre balbuceos— yo lo hago, tú sigue dur...

—No te preocupes, ya estoy de pie— mencionó de mala gana caminando con pasos torpes hasta la cuna donde se encontraba uno de sus dos hijos. Negó en señal de desaprobación mientras tomaba al pequeño ser entre sus brazos para darle unas cuantas palmaditas en la espalda. Le arrulló esperando a que su llanto cesara, pero parecía que este incrementaba por segundo— Anne, Anne, Anne ¿qué voy a hacer contigo?— lloriqueó junto a ella. Ser padre no era un trabajo fácil.

No sabía en qué momento había aceptado aquella propuesta por parte de su pareja, ¿en qué pensaba cuando aceptó? no recuerda exactamente en qué, sólo tiene vagos recuerdos de su querido amor, mirándole como un cachorrito suplicando porque tuvieran una familia. Jamás imaginó que al haber aceptado vendrían dos pequeños, una preciosa niña que parecía adorar llorar por las madrugadas y un niño que literalmente, sólo se quedaba expectante a su hermana menor –y eso porque nació segundos después que él–.

—Hambre no debes tener, pequeña— habló mientras encendía culposamente la luz de la habitación. No quería despertar al otro, que obviamente, estaba tan cansado como él. Tomó del estante que estaba a un lado, unas cuantas cosas un poco aturdido por el lloriqueo de su hija, Anne—, así que debe ser lo que estoy pensando. Cuando crezcas, espero no tener que escucharte pidiéndome que te acompañe al baño porque los monstruos te comerán en el camino ¿de acuerdo?— pero la niña aún seguía llorando. Cerró los ojos por un rato, estaba cansado. No de ella, ni de que esto sucediera literalmente a diario. Estaba cansado porque todos los días se desvelaba planeando proyectos de su trabajo, como aprendiz y empleado al momento todo era difícil para él— Tomaré eso como un "Sí, papá. Perdóname por despertarte todos los días antes de tiempo" ¿de acuer..— negó con la cabeza una vez más. Era absurdo.

Hizo lo que tenía que hacer mientras le contaba de todo un poco a Anne, quién bajaba poco a poco aquel típico llanto de la madrugada. Sonrió satisfecho cuando vio frente a él, a su hija ya calmada, al parecer iba mejorando en esto. Festejó ligeramente olvidando por un rato que en pocas horas debía estar en la empresa. A su mente volvieron esos primeros días como padre, fue cuando descubrió que sus hijos, verdaderamente no eran como él los imaginaba. Eran un cofre lleno de cualidades y curiosidades. Descubrió que a Anne no le gustaban aquellos muñequitos que a la mayoría de bebés le gustaban, de esos que ocupaban usualmente para distraerlos o tranquilizarlos. También descubrió que Dongyul –su hijo–. Era silencioso y sí, no lloraba, pero reía por todo. Su familia y conocidos decían que era muy risueño.

—¿Y ahora qué...?— le preguntó esperando a que una señal divina llegara el hiciera que Anne le dijera lo que realmente quería a las cinco de la madrugada, a parte de despertar a todo el mundo. Escuchó cómo comenzaba a reír y no pudo evitar sonreír por inercia, tomó con delicadeza una de sus manitas—, ¿Te estás riendo de mí? ¿Te gusta verme sufrir? muchachita, eso es muy grosero— hizo un ligero puchero antes de volver a tomar entre sus brazos a su pequeña hija—. Te voy a ayudar a dormir, pero por favor, coopera. Papá Minho debe ir a trabajar en unas horas y está cansado, también quiere dormir.

𝑨𝒅𝒐𝒓𝒆 𝑼 [𝑴𝒊𝒏𝒔𝒖𝒏𝒈]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora