ONESHOTS 700ALLEN (Detroit: Become Human)

Discreción(+18)

CONTENIDO +18

Por primera vez en su vida aquella severa expresión que perenemente mantenía en la estación se derrumbó, sus ojos ardían, amenazantes en derramar lágrimas, empuño las manos con fuerza, las uñas se clavaron en las palmas de sus manos, casi al punto de herirse.

Del otro lado del pasillo de la estación, junto a la recepción, Dorian frente a Amelia, la androide recepcionista, ambos charlaban y reían amenamente.

Dorian deslizo sus dedos por el mostrador y tomo la mano de Amelia, entrelazando sus dedos, sus manos se tornaron en el color desnudo de sus pieles reales.

Allen tenía ganas de correr hacia Dorian, apartarlo, suplicarle que volvieran, que se amaran como siempre lo hacían, pero no podía, las nuevas políticas en Detroit lo prohibían, androides y humanos no podían convivir amorosamente.

Lo que más hirió a Allen fue la rapidez con la cual Dorian se había marchado a los brazos de aquella fémina.

Allen se dio la vuelta para evitar ver aquella escena. Recorrió el pasillo deprisa, directo al elevador hacia el piso de SWAT y de allí a su oficina. Cerró con fuerza y puso el seguro, lloro amargamente hasta perder la noción del tiempo sobre su escritorio, lanzo papeles y todo lo que tuvo a mano.

"Capitán" alguien llamo tras la puerta.

Allen se arregló el uniforme y limpio su rostro, se acercó a la puerta y suspiro. Era su asistente entregándole informes por llenar, Allen mantuvo la compostura el resto de la tarde. Salió al estacionamiento de la estación, y abrió la puerta de su auto, del otro lado observo una escena que terminó por estrujarle más el corazón. Dorian, abriéndole la puerta a Amelia. Ambos entraron en el auto y se fueron.

Allen golpeo el cristal de su auto, pateo la puerta y hasta que estuvo lo suficientemente cuerdo y tranquilo se montó en el auto.

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"Allen..." una voz despertó al capitán, estaba agitado, sudoroso, la playera y la pijama con la que dormía estaban empapadas. Allen se sentó en la cama, se sacó la camisa y la lanzo al fondo de la habitación. Volvió a recostarse, vino a su memoria, el aroma de Dorian ¿A que olía ese pequeño bastardo? Su colonia, la que le regalo en navidad, narcisos y canela. Siempre olía a eso cuando llegaba por la noche.

Allen no le tomo mucho tiempo comprender a donde lo llevaría toda esa ola de recuerdos, lo hizo sin contemplaciones, sin previos, llevo su mano directo a su miembro, realizo los movimientos suficientes para venirse, manchando su abdomen y las sabanas, entre recuerdos del androide, imaginándolo sobre él, agitado, gimiendo, pidiendo más.

¿Qué estaría haciendo ahora? ¿Los androides tenían sexo? Dorian estaba equipado para aquella tarea, se mordió el labio, celoso, imaginando que ahora quizás, era aquella chica quien lo disfrutaba, quien lo escuchaba.

"Eres un desastre sin mi... Daddy..." Dorian salió de entre las penumbras, debido a que ya no poseía su led brillante, era indetectable en la oscuridad.