5. Las artes oscuras

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— De ninguna manera me convertiré en la marioneta de un ángel caído difunto. —Hablaba el hombre que estaba sentado encima de la camilla, en donde reposaba de su herida en el pecho.

— Nadie ha dicho que tengas la necesidad de ser una marioneta —refutó Katherine quien ya se encontraba sentada en una silla con las piernas cruzadas al lado de Savannah quien estaba de igual manera con las piernas cruzadas, con la diferencia que lo hacía en dirección contraria a las de Katherine—. He dicho que puede que tengas que aprender un poco de lo que él hizo con todo ese poder.

— Azazel tal vez conoció el poder, tal vez lo probo y claramente supo utilizarlo, pero aun a pesar de haber tenido tan glorioso poder, el brazalete del Pandemónium no fue suficiente para darle la victoria que tanto ansiaba. —Respondió el hombre, la mujer estaba sentada al lado suyo, mirando a las mujeres que tenían en frente de él.

— Él vio el futuro —Hablaba ahora Savannah, quien con el pasar del tiempo haber estado conviviendo con Katherine, se había vuelto un poco más sabia de lo que era anteriormente al lado de Iris, había madurado y eso, era un grave peligro, pues ahora pensaba antes de actuar.

— ¿Y por qué no gano? —Preguntó el hombre mirando a las mujeres desafiantes.

— Porque un alquimista se sacrificó para que eso no ocurriera —Respondió Katherine.

— ¿Están diciendo porque un alquimista vio el futuro, él perdió? —Dijo la mujer extrañada.

— Las cosas fueron muy diferentes para ese momento. El alquimista, también había visto el futuro al igual que Azazel, y por lo que él nos contó, tal parece que el alquimista también sabía que él iba a ganar, por lo que tuvo que sacrificarse y mantenerse en silencio, sin revelar el futuro que se produciría si él dejaba de existir. —Añadió Katherine a su respuesta.

— ¿Cómo se llamaba el alquimista? —Preguntó el hombre

— Roger. —Respondió Savannah.

— Ese hijo de... —Suspiró el hombre—... le fue leal a Lucifer desde el día en que lo liberó de su esclavitud. Tiene sentido, lo más mínimo puede cambiar todas las probabilidades de un posible futuro y crear uno nuevo.

— Veo que sabes mucho del tema... del tiempo —Habló Katherine.

— Aprendí muchas cosas en mi encierro, Lucifer nunca supo mantener su boca cerrada en su trono y mucho menos teniéndome a mí en un rincón de su propio salón. No me extraña que todo lo que lo oí hablar alguna vez, este ocurriendo ahora. Pero lo que más me sorprende ahora... es que ustedes vengan aquí a brindar su ayuda. —El hombre miraba a las mujeres de pies a cabeza, tratando de encontrar algo que revele sus intenciones pero no encontraba nada, más que su especie sobrenatural—. Vampiro y ninfa... me sorprende, de verdad me sorprende.

— No importa lo que seamos, lo que importa es lo que podemos lograr los cuatro con el poder que tienes en tus manos, si Azazel no supo usarla de la mejor manera, tal vez tu sí. Te vez aún más razonable de lo que él era. —Comentó Savannah.

— ¿Azazel? Él fue uno de los primeros ángeles en caer del cielo, muchos lo confunden con un demonio creado por Lucifer en el infierno, pero es mentira. Azazel estuvo en las filas de los ángeles que se rebelaron a Dios en el cielo... también estuvo presente en la primera Guerra Santa. Él era sabio, más de lo que yo puedo llegar a ser, pero míralo ahora... se volvió cenizas. —Habló el hombre.

— Ya no hay fragmentos de Dios, las posibilidades de que ellos ganen es muy pequeña, tu problema es el temor que tienes al usar ese poder. —Dijo Savannah señalando el anillo.

— Nosotras vimos a Azazel utilizar el brazalete y el collar, varias veces... incluso llegamos a entender cómo funcionan. Si tú nos permites, nosotros podemos guiarte a que ese miedo que le tienes a ese artefacto... —Katherine proyectaba confianza y algo que parecía sinceridad en sus palabras, tal parece el hecho de haber perdido contra Lissandra y que esta la dejara con vida, creó un odio aún más grande.

Danfield Ville 6: El fragmento perdido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora