Capítulo I

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Desperté súper temprano, tome un baño rápido, me cambie y salí corriendo al trabajo, de seguro si llego antes Tama-san me dará el desayuno, jeje. Tama no es un mal hombre, siempre es amable conmigo, tal vez me casaría con él de no ser por que es un viejo, gordito con un hijo tres años mayor que yo; pero sería bueno ser la siguiente dueña de una pastelería, adorooo los dulces especialmente la especialidad de la casa, el pastel de zanahoria con relleno de queso crema, Dios, papá solía comprarme una rebanada cuando entrenaba más duro de lo usual, extraño esos días, cuando papá contemplaba su rebanada de pastel como si fuera una obra de arte.

Llegué y Tama-san estaba de muy mal humos, diablos..., hoy no desayunaré

-Buenos días jefe- dije con tono alegre- Siempre temprano para no defraudarlo

-NA..r...an...jas- dijo casi inaudible

-Que dijo jefecito?- dije manteniendo mi tono alegre

-NO HAN LLEGADO MIS NARANJAS EXPORTADAS DEL PAIS DE LA HIERBA!!- dijo gritando, Dios, pensé que iba a salir volando por sus gritos- Se suponen que llagarían ayer... pero el repartidor dijo que se les hizo tarde y que mejor para hoy, pero tuvo un accidente y terminó mandando una caja de fresas!!!-

-Jefe tranquilo, aquí en el mercado hay buenas naranjas, si quiere puedo ir a comprar algunas- dije

-NO, esas naranjas son irremplazables; necesito ese acido equilibrado con la dulzura y un ligero toque de amargor- nunca la conseguirías- A menos que... vayas al monte de los perdidos a las afueras de aldea, hay muchas bestias, es muy espeso a demás de húmedo y dicen que hay espíritus, pero en la cima se encuentra un árbol de naranjas que dicen que es muy exotico y exquisito-

-Tiene razón jefe, esas naranjas son irremplazables, hay que cambiar la carta por algo con fress...- pam el golpe del jefe directo en la cabeza- ayyyy jefeeeee

-Vamos mi querida Hitoride, tráeme una sesta de esas naranjas y te daré desayuno gratis todos los días por una sem... no, por un mes... no, por un año!!!, solo si me traes las naranjas- dijo el jefe

Genial, ni terminaba de sobarme la cabeza y el jefe ya me comprometió, una lagrima cayó:

-Esta bien jefe, traeré esas naranjas por tres años de desayuno gratis- dije tomando la cesta y corriendo rápido fuera del local antes de escuchar su respuesta.

Llegué al pie de esa Montañana, interesante... el nombre no le hacía justicia, da igual, lo que sea por ese dasayuno, el entrenamiento en la raíz no es muy diferente del ANBU, en ambos antepones la misión sobre tus pensamientos, el fin es cumplir la misión al pie de la letra cueste lo que cueste, y ese concepto nunca me gustó...

Regresé a la media hora después, con el cesto, la Montañana se veía mas difícil delo que en realidad era, le deje la cesta a jefe y vi una nota que me dejo en el mostrador: "Hitoridee, si regresaste viva y en una pieza, come tu desayuno, espero que siga allí, mi hijo volvió del país de la hierba, fuimos a hacer unas compras, el me ayudará con el resto del día ve a descansar, que mañana te cobraré ese turno doble que me debes. Ps:gracias"

Comí mi desayuno, al fin y al cabo me lo había ganado, deje todo limpio y fui a casa.

No terminaba de cerrar la puerta cuando algo me detiene, mejor dicho alguien, era Kakashi... ay no, viene de segura a que le pague por su ojo morado, aun que viéndolo bien estaba ligeramente hinchado, nada notorio...

-Asi que Takumi Hitoride..., no fue difícil saber quien eres, pero encontrarte...- dijo con voz neutral

-AHHHH! El pervetido!, fuera de mi casa- dije tratando de buscar una excusa para sacarlo

Un romance con KakashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora