Mateo estaba acostado en la hamaca de su patio. El cielo estaba completamente despejado, se veía cada y una de las miles de estrellas. Una estella parpadeó. Sonrió. Recordó la noche de hace un par de años, donde besó a Anna por primera vez, cuando empezaron a salir. ¿Y ahora? De nuevo. Pero la historia se volvería a repetir, ella se iría.
Y esta vez para siempre. Los ojos se le humedecieron. Mierda, lloraba cuando era niño...¿Por qué ahora de vuelta?. Parpadeó para hacer desaparecer las gotas saladas, pero el pensamiento no sació. No quería perder a Anna, no quería... no quería que ella muriera. Porque si ella moría, él también. En ese momento le taparon los ojos.
- ¿Quién soy? - dijo una voz algo de falsete.
- Mmh... no sé. - dijo Mateo sonriendo porque pensaba que Anna se había colado en su patio para darle una sorpresa. Las frías manos desaparecieron, Mateo se giró, sentándose en la hamaca. - Ah, hola Camila. - sonrió, y ella a él también.
Desilusionado. No veía a Anna desde ayer por la tarde. Dijo que necesitaba pasar tiempo con su familia... si es que de verdad su cuenta atrás había empezado, y no tenía tiempo que perder.
- ¿Cómo estás? - dijo Camila.
- Bueno, ya sabes...
- ¿Ya sé? Pensé que me dirías... que te alegras de verme, o algo así.
- Camila, no es buen momento.
- ¿Por qué? - dijo arqueando una ceja - Ah ya entiendo. Es por lo de Anna ¿no?
El asintió, intentando ignorar el nudo que se le hizo en la garganta.
- No te preocupes, todo irá bien.
- ¿Qué no me preocupe? El médico...
- Ya sé que dijo el médico. ¿Por qué te pones así? ¿Es que aún la amas?
- Si, Camila... - dijo Mateo sin dudar, mirándola fijamente en los ojos.
- Entonces ahora sí que lo nuestro ha acabado ¿no?
- Lo nuestro terminó hace más de un año.
- No mientas.
- No miento. Es la verdad. Yo siempre... siempre amé a Anna.
Camila abrió la boca para decir algo pero Mateo volteó. No quería seguir escuchando nada. Solo quería ver y pasar tiempo con Anna.Era la única persona que necesitaba en estos momentos. Camila lo abrazó por detrás.
- Oye, lo siento... - murmuró besándole el hombro - no quería que te enfadaras.
- Ni yo quiero enfadarme. Pero debes comprenderme...
- Y te comprendo. - dijo apoyando su frente en la espalda de Mateo - pero entiéndeme tu a mí, de igual modo. Yo... - se acercó a Mateo, mirándolo compadecida - Yo te quiero a ti.
Se alzó un poco y le dio un suave beso en los labios.
Mateo la retiró un poco.
- ¿Qué haces? - murmuró - Camila, yo...
- Oh, creo que llegué en mal momento... - Mateo se puso más pálido que la propia luna llena. - mejor me voy y seguís con lo suyo.
Mateo siguió a Anna que segundos antes estaba apoyada en el marco del balcón, frente al jardín. Y había presenciado parte de la escena. Mateo la hagarro del brazo, pero el fuerte carácter de Anna no cesó y se zafó de su mano, yéndose, cabreada, celosa, hasta la puerta.
- ¡Anna! - la cogió, esta vez por la cintura, y la atrajo, hasta que quedo su espalda contra el pecho de Mateo. - Me quieres escuchar...
- No.
- No era una pregunta, nena.
A ella le recorrió un escalofrió por todo el cuerpo al escuchar la adorable voz de Mateo llamarla 'nena'. Intentó no sonreír, pero no pudo. Una pequeña sonrisa se dibujó en su cara.
- Ei... - Mateo la volteó viendo que había sonreído - Camila me robó un beso, eso fue todo.
- No hace falta que me des explicaciones. - dijo agachando la mirada, volviéndose a poner seria. - de un buen principio tuve que saber que lo de ayer por la tarde fue un error y que tu y yo no volveremos jamás.
Se giró nuevamente, pero Mateo la hagarro de una manera brusca y posesiva.
- Mírame a los ojos y repite eso. - Anna miró hacia otro lado. - Mírame.
Sus ojos celestes se clavaron en los marrón oscuro. A ella le entraron ganas de llorar por la dura expresión de Mateo. Esos treinta segundos parecieron una eternidad. Sentía la respiración de Mateo acariciar sus labios. No, no, no había sido un error... nunca hubiera sido un error. El se abalanzó, pulsó sus labios con fuerza contra los de ella, cerró los ojos y la apretó contra su cuerpo. Le abrió la boca con la lengua y acarició la suya con esta. Anna se rindió. Llevó sus manos entre los encantadores mechones de pelo de Mateo y lo acercó más a ella, dentro de lo que cabía. Lo quería todo para ella, todo. No había ni Camila, ni Tomas, ni nadie. Eran mutuamente suyos.
Anna se había quedado dormida en la hamaca, al lado de él, bajo las estrellas.Mateo le acariciaba el brazo, lentamente, con la yema del dedo índice y corazón. Es hermosa, es... es preciosa. Le bastaba con observarla. Anna se movió y quedó frente a él. Apoyó su frente contra el pecho de Mateo y su mano agarró el jersey de algodón violeta de él. Él sonrió. Cambió de posición, tenía el brazo dolorido por estar apoyando la cabeza en él, y se dejó caer, tumbado completamente en la flexible tela de la hamaca.
Pasó un brazo alrededor del cuerpo de Anna. El jersey de le había arremangado y dejaba ver el ombligo con el pearcing. El negó con la cabeza sin dejar de sonreír. Le tiró el jersey de nuevo hacia abajo. Eres la persona más loca que he conocido, y por eso me gustas, siguió observando las estrellas. En ese momento pasó una fugaz.
Cerró los ojos y tragó saliva. Que se quede. Volvió a abrir los ojos. La estrella había desaparecido y solo quedaba una fina línea blanca, testigo de su paso por California.
Ojalá se cumpla. Ella frunció el ceño en sueños. Gimió. ¿Dolor? Mateo se incorporó de nuevo. Ella abrió los ojos y se frotó la cabeza. Siseó de daño. Algo le dolía. El corazón de Mateo se aceleró.
- ¿Qué te pasa?
- Me... me... - se inclinó hacia adelante agarrándose del pelo - me duele... mucho... ¡Por favor! -
El se levantó, hagarro a Anna, Pero ella se paró a mitad, cayendo de rodillas. Los dientes le empezaron a castañear.
- Mierda , no me asustes... - Mateo se agacho, en cuclillas delante de ella y la ayudó a levantarse. Pero poco después ella perdió el conocimiento en los brazos de Mateo.
Se puso nervioso, mucho. La cogió en brazos y la llevó hasta su coche, con toda prisa, hasta el hospital más próximo.
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Solo un dia mas
RomanceQue sucederia si un dia te enteras que tan solo te quedan 16 dias de vida? Eso le sucede a Anna quien tiene que aprovechar sus ultimos dias de vida y tener esperanzas en que solo un dia mas sera su salvacion.