¡Boom!
...
Alzo mis ojos, un poco mareado y desconcertado, miro a mi alrededor y lo único que alcanzo a distinguir es el color blanco del piso y ese olor a límpido que recorre toda la habitación, todo está tan limpio ¡Tan extrañamente limpio! No logro entender como llegué aquí, ¿quiénes me han traído a este lugar? No lo sé. Sólo sé que no puedo estar aquí un minuto más.
Me levanto como puedo y a duras penas puedo dar unos pasos antes de volver a caer al suelo ¡Tengo que levantarme y correr! Me digo a mí mismo para animarme pero apenas reúno las fuerzas para levantarme y abrir la puerta de un tirón, ésta se abre sola.
Sólo pasan unos cuantos segundos antes de que dos hombres con batas blancas entren rápidamente en la habitación y con una ágil maniobra me claven unas jeringas en el brazo.
¿Qué es lo que está pasando? -Les grito con las pocas fuerzas que me quedan- pero lo único que me contestan es:
¡Bienvenido al manicomio!
Y entonces los veo alejándose tras la gran puerta blanca antes de derrumbarme una vez más en un inmenso sueño.
...
¡Boom!