Todo comenzó exactamente hace 1 año, 4 meses y 13 días. Lo sé porque ese fue mi primer día de trabajo en el periódico de la ciudad. Imaginense, un chico pueblerino sin más preparación que una carrera universitaria y unas ganas inmensas de prosperar obteniendo un puesto de periodista; eso en ese momento para mí era más que impresionante. No, no solo era impresionante era lo que yo siempre había querido y ahora lo tenía. No lo iba a estropear tan fácilmente. No esta vez.
Entré al salón principal de ese enorme edificio, me paré a contemplar el reloj que estaba situado justo arriba del nombre del periódico como preparándose para caer y derrumbar todas las letras hasta quedar irreparables e inentendibles.
Me tocan el hombro sacándome de mi decayente imaginación, miro hacia atrás a ver quién me tocado y es allí cuando la veo. Estaba allí, parada cómo si hubiera esperado toda la vida para que la observasen y ahora yo la hubiera encontrado.
-¿Eres nuevo aquí eh?- Sonríe delicadamente y se marcha sin dejarme responder, sin dejarme siquiera suspirar profusamente.
-Sí -le respondo, aunque ya se ha ido. Tarde para escuchar mis titubeos.
Y es ahí cuando lo sé, o cuando lo tuve que haber presentido ¡Estaba totalmente perdido!
