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La navidad pasada te di mi corazón, pero justo el día después lo regalaste.







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— Oh, HeeChullie, quita esa cara.

Y siempre la misma frase de todas las navidades... o bueno, las de las tres navidades pasadas era lo mismo. Con esta ya era la cuarta ocasión.
Pero no es porque él sea un hombre amargado, ni un "Grinch" como le llamaban sus sobrinos. Es solo que, ¿Cómo no iba a tener una cara de enojo si desde que llegaba a la casa de sus padres, sus primos le molestaban con la misma mierda? Volvamos un poco atrás...

El 23 de diciembre había llegado de conduciendo desde Seúl aun cuando algo de nieve seguía cayendo en la carretera, la habitación del hotel estaba cálida y eso le hizo caer dormido, por eso apenas el 24 viajo hasta la casa de sus padres a más o menos eso del mediodía después de arreglarse.

Aparcó el auto rentado frente a la casa, debatió un momento en si debía o no bajar sus maletas para al final decidir que no, mejor dejarlas ahí y volver al hotel después de la cena. Eso si es que no terminaba como los años pasados.
Arqueo sus cejas, cerrando sus ojos al recargar su frente contra el volante, recordando cómo había terminado ebrio y llorando en su habitación de niñez por culpa de esos idiotas.

Este año no les daría el gusto.

Salió al frio del exterior, abrazándose para darse calidez. El jardín del frente estaba decorado, nada a como había dejado su departamento allá en la ciudad.
Dos veces llamo a la puerta y espero con sus manos enguantadas dentro de los bolsillos de su abrigo.

— ¡Hee! —los brazos rechonchos de su hermana lo envolvieron en cuanto la puerta fue abierta, él igual la abrazo sonriendo— Me alegro que disidieras venir y no ir de viaje como nos habías estado diciendo.

— Sí, yo tamb-

— ¿Vienes solo de nuevo? Pensé que vendrías con JungSoo. —y el primer idiota de sus primos comenzó.

Maldito hijo de perra, apretó su mandíbula sonriéndole descaradamente: — No sé cuántas veces tengo que repetirles que JungSoo y yo ya no estamos juntos desde hace ya cuatro años...

— Haaaa... Él me agradaba demasiado, deberían volver.

Inhala, exhala, se dijo a sí mismo. Si tan solo supieran... Prefirió no decir nada más y entrar, el ambiente como siempre era cálido, algunos de sus familiares corriendo de un lado a otro arreglando detalles, ayudando en la cocina, entre tantas tareas más a las cuales él no estaba dispuesto a ayudar; venía a relajarse, no a que lo pusieran a trabajar.
Al menos sus sobrinos lo obligaron a jugar con ellos, cosa que no le molestaba, al contrario, le ayudaba a excusarse con "no puedo, estamos jugando, ¿verdad?" y entonces ya no le molestaban.

Más familiares llegaban conforme avanzaba el día y la noche se acercaba. Y él tenía que seguir soportando esos comentarios acerca de su ex pareja. ¿Qué tan difícil era meterse en la puta cabeza que ya NO estaban juntos? Suspiro con irritación, llenando su copa por tercera vez, si iban a estarle preguntando o hablándole sobre lo maravilloso que era su ex pareja necesitaba de esos tragos con urgencia.

Para cuando llego el momento de la cena, ya tenía su rostro de irritación y enojo, su madre le sonreía apenada mientras le decía que ya debía ir a sentarse a comer. De mala manera fue, se sentó casi de golpe, moviendo su copa en círculos con el poco vino que le quedaba, al menos aun no estaba ebrio, ya era un avance.

Pronto, las risas y anécdotas de su familia sobre cómo se habían peleado para ponerse de acuerdo en que comer o en dónde sería la cena en esa ocasión le relajaron el rostro poco a poco, el ponche remplazo el vino y el exquisito aroma de la comida le hizo abrir su apetito.

« Last Christmas »    🎄    (S I C H U L)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora