Prólogo

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1860 – Transilvania.

— Corre Penny. ¡Corre!

— ¡Madre no! No te dejaré aquí.

— Vete Penny. Busca ayuda. No olvides que te amo hija. – Susurró Rebeka con lágrimas en sus ojos. — Recuerda que nadie puede saber nuestro secreto. Nadie.

— Madre…

— Basta ya Penny. Corre.

La joven escapó por la ventana en el momento que una muchedumbre entraba en su inmenso castillo con antorchas y tridentes gritando.

Penny corría por los techos del vecindario cuando escucho un grito desgarrador a lo lejos. Ella sabía que significaba eso. Su madre había muerto. Probablemente con una estaca atravesada en su corazón. 

Sangre eterna. (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora