Octubre

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La verdad, pasaron varios días antes que Soul pudiera verla de nuevo. Una parte de él quería tomarlo como un desafío –enamorar la chica que le estaba prohibida era un tropo de novela- pero por otro, lo cerrado del grupo donde extrañamente había aterrizado le detenía de intentar tal cosa. En toda su vida, en casa, en el internado para chicos y ahora en el campus, se había sentido incómodo en el grupo de amigos, pero cuando estaba en la cafetería no podía sentirse mejor.

El resto del grupo no se aparecía tanto rato, estaban estas chicas Kim y Jackie, quienes mayormente se encargaban de preparar los sándwiches y cosas dulces, y estos otros tres muchachos que llegaban a limpiar las mesas y el piso cada cierto rato. Había una gran pizarra en la parte de staff donde anotaban los ratos que trabajaban, y los ratos libres que tenía cada uno sobre sus horarios universitarios. Cursaban carreras difíciles, todos se habían conocido en la escuela primaria, secundaria, y se habían ido integrando de alguna forma.

Soul en cambio, era un malcriado mantenido, tal como Maka había dicho. En su tercer año, se había hartado de que siempre le estuvieran diciendo que sus logros eran inferiores a los de su hermano y se largó de casa con unos pocos cientos de dólares. Su colegiatura estaba paga por ese año, buscó un cuartucho cerca de clases –Blackstar tenía un compañero que se retiró y necesitaban urgente un compañero que pagara la mitad del costo –y con ello vino este casi trabajo, que resultaba ser un alivio. Él siempre quiso tocar música, así que la oferta le había llegado del cielo.

Pero viviendo con Blake, se había podido dar cuenta de lo fácil que había sido su vida. Nunca habría tenido que preocuparse por pagar cuentas o conseguir dinero para comer, esas cosas estaban cubiertas por sus padres. Pero tampoco sabía esa magia comunitaria de compartir una miserable sopa instantánea con amigos en un sillón hediondo, agotados al final del turno de la cafetería, o de tener sólo media docena de camisetas para cambiarse, y tener que ir uno mismo a lavarlas. Realmente su anterior desprecio hacia los chicos millonarios –malcriados y podridos, como bien había dicho Maka- era algo real, pero ahora se había hecho mas patente.

Pensando en Maka, no alcanzó a preguntar, porque miró la pizarra de los turnos. Ellos no se topaban nunca, de no ser porque alguno de los otros necesitaba que ella le cubriera por la tarde. Sus clases eran casi siempre desde mediodía en adelante, así que ella abría la cafetería junto con alguno de los otros, aseaba y atendía el primer turno. Las pocas veces que ella hacía un reemplazo, sin embargo, solía atender junto con ella en el mesón en lugar de su lugar junto al piano. Si bien no era su trabajo –él solo apoyaba en la música bajo la posibilidad de la jarra de propinas- era bastante fácil para él, le ayudaba a distraerse. De no haber tenido todas sus clases en la primera hora, le hubiera pedido a Kid que le diera ese turno.

Cabe decir que aprendió a mantener breves diálogos con ella mientras apoyaba. Normalmente acababan en un sarcasmo de su parte seguido de un golpe por respuesta. De a poco, coletas empezó a soltarle risitas o responderle con una boca que lo dejaba sorprendido.

Fue su hermano quien lo alertó que ella estaba cerca. No cualquiera, su exprometida. Bueno, mas bien era responsabilidad de sus padres esa relación, que él llevaba desde siempre rompiendo. Ella estaba en otra universidad, pero seguramente tras el par de meses sin volver a casa de sus padres se estarían empezando a preguntar por él y sus pataletas. No tenía fe que se dieran cuenta de su ausencia siquiera. Así que corrió a la cafetería –después de todo quedaba mas cerca de su facultad, y maldijo cuando vio a Maka en la caja.

-Hola, sabes que necesito pedirte un favor gigante. Se lo iba a pedir a Liz llegado el momento pero...

-Sí, dime, ella está en el médico con Patty ahora, se cortó la mano y mi clase fue suspendida, así que me ofrecí a cubrir su turno.

-Ya... ehh, no sé cómo decirlo, es que necesito que finjas que eres mi novia. –Maka entregó el vuelto al cliente, y se fue a lavar las manos, igual le dedicó una mirada extraña. Estaba sola atendiendo. –No tengo mucho tiempo, debo volver a clase, así que te lo explicaré en detalle mas tarde. –Ella agarró las porciones, el café, empezó a armar la bandeja mientras él hablaba. La chica que compraba el café los miraba curiosa. -Como parte del drama con mis padres, terminé con un compromiso en el que ellos me habían exigido estar, es una de las cosas que me impulsaron a irme, pero esta persona es malcriada y quiere obligarme a estar con ella. No sé cómo rastreó mi teléfono, le dije que estaba con alguien de mi trabajo, y mi hermano me avisa que escuchó una conversación con mi madre donde le dijo que vendría...

-Calma, calma. Aquí está su café y sus galletas. Muchas gracias por preferir Spartoi.

-Pucha, quería escuchar el drama –la chica se fue. Maka soltó una de sus risitas.

-Ahora sí, cuéntame mas...

-Es eso, si alguien te pregunta eres mi actual novia.

-No sé mas que tu nombre, Soul...

-Arg, estudio Administración pero tomo algunos cursos de música, me gusta ver películas de acción y horror y vivo con tu hermano BlackStar. Te pagaré. Toma –le metió un billete de 100 en el bolsillo del delantal –mi hermano me dio eso, es lo último que tengo, por favor sálvame y haré lo que sea.

En realidad, Blake le había explicado parcialmente que ella era de las chicas que hacían de todo por sus amigos, pero no la veía muy convencida. Sabía, sin embargo, que a ellos no les sobraba el dinero, y trataba en lo posible de ofrecer desinteresadamente cubrir algunas necesidades pequeñas, como comprarle shampoo o lavandería de Blake. Pero también se había dado cuenta que tenían mucho orgullo. Tenía que hacerlo de forma que ella sintiera que le hacía un favor al aceptarlo.

-Bueno, pero no te acostumbres –soltó otra risita.

-Está bien, debo irme, eres un ángel. –le dio un breve beso en la frente antes de volver a clases.

Mas tarde, ya terminando sus clases, se dirigió al café por almuerzo (Kid había insistido que comiera ahí siempre, y en realidad se sentía más cómodo ahí que en casa) y por ayudar como apoyo. Cuando entró había algunos clientes por ahí y por allá, Liz limpiaba el mesón y Maka lo saludó.

-Hola, cómo estuvo ese turno extra.

-Movido. –Contestó Liz, sacando una lasagna de algún lado. –Kim dijo que la podías comer.

-Oh, me siento conmovido. ¿Qué pasó?

-Vino tu novia. –Una botella grande de jugo fue abierta, él se atragantó. –Bueno, ex.

-Casi deja la grande –le explicó Kid, saliendo del cuarto de bodega. –pero elegiste muy bien a Maka como novia FALSA. Pasará una temporada grande en que no te moleste por miedo. -Había algo en la forma que pronunció falsa, y que le cedieran la mejor comida que le hizo sospechar que podía o estar en graves problemas o al menos quedaba como en la mira.

-¿Por qué? –casi temió al preguntar.

-¿Tú sabes dónde conocí a Maka? –Kid lo miró con una sonrisa que mas bien parecía suya, traviesa en lo hondo. –Ella me venció en artes marciales. Pateó mi trasero. ¿Te lo dice todo eso?

Liz soltó una risa brujeril antes de permitirse decir –Los 100 mejor gastados de la vida.

Coffee MatchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora