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Toda la situación se sentía como un castigo para Kara, estaba en medio de las dos mujeres en el asiento de atrás del taxi, los Ángeles no sudaban pero si pudieran seguramente ella tendría toda su ropa mojada.

- Entonces, Kara ¿a qué te dedicas? - Preguntó Sam con interés rompiendo el silencio. La rubia no sabía que responder, no había pensado en nada. Nunca planeó su vida en la tierra.

- Soy cantante - Alguna vez sus hermanos le habían dicho que cantaba como los mismos Ángeles, algo irónico, siempre lo tomó en broma pero fue lo único que se le ocurrió - ¿Y ustedes?

- Eso es genial, yo soy abogada y Lena es la CEO de una empresa - Lena asintió sin prestar mucha atención, estaba concentrada en no mirar fijamente a la mujer a su lado.

- ¡Wow! Debe ser muy interesante - Su interacción con humanos era una basura y eso Kara lo sabía. No era como en el cielo, ahi los conocía a todos.

Cayó otro silencio incómodo, Sam ya no sabía que hacer, quería que ellas hablaran pero Lena era terca y no cooperaba a la hora de entablar una conversación, no conocía a Kara pero era un poco "rara" y si Lena no hacia nada ella lo haría con mucho gusto.

Siguieron pasando por las diferentes calles, Kara sólo esperaba a que ellas se bajaran del auto para poder seguir su camino, no tenía casa, no tenía nada en la tierra, su hogar siempre había sido la casa de Lena y no podía bajarse con ella y decir "Que coincidencia yo duermo en tu asiento, es muy cómodo ¿verdad?".

Ya se estaban acercando a la casa de Sam, pensó que la castaña se quedaría con su amiga ésta noche, ahora tendría que estar sola con Lena.

- Bueno, fue un placer conocerte, Kara, espero verte algún otro día y de nuevo gracias por salvarnos, te debemos una - Sam se bajó con una gran sonrisa y su rostro se iluminó - Dame tú número, así nos ponemos de acuerdo un día.

- Perdí mi teléfono - Fue lo primero que vino a su cabeza.

- Entonces yo te daré el mío para cuando tengas uno nuevo - Sacó un pedazo de papel con un bolígrafo de su bolso, anotó el número se lo entregó - Cuando quieras me llamas - Le guiñó el ojo y le dio la vuelta al auto para asomarse en la ventanilla de Lena - Y tú se un poco más amable - Se acercó más al oído de su amiga para susurrar - No hagas nada que yo no haría.

Lena no podía estar más roja, la castaña siguió su camino luego de darle un beso en la mejilla y gritar un "Cuidala" para la rubia. Él taxi siguió su camino.

- Sam es muy ... - Comenzó Kara la frase sin terminarla.

- ¿Alegre? - Contestó Lena - ¿Efusiva? ¿Linda?

- Amable y también todas esas otras cosas que dijiste - A la ojiverde no le gustó que estuviera de acuerdo con eso último - Me alegro de haber estado en el momento justo.

- Yo también, no sé si te lo dije antes pero te lo agradezco en serio, si no hubieras estado ahí seguramente no estaríamos en camino a mi casa - Se sonrojó un poco y Kara no supo por que - Estaría - Se corrigió  para no dar una imagen que no era.

- No son necesarias las gracias, ni siquiera sé como lo hice. Ya vamos a llegar - Eso último se le escapó, sólo esperaba que Lena no se diera cuenta.

- ¿Vives cerca? - Preguntó Lena con interés, Kara respiró aliviada.

- Sí, a quince minutos de esos edificios - Señaló justo donde vivía la ojiverde.

- Yo vivo en esos edificios, asi que... - Cortó la frase un poco avergonzada, le estaba dando indirectas a la rubia sin querer.

- Lo tendré en cuenta - Le dio una sonrisa con un guiño.

De todas las emociones que tuvo Lena ésta noche, esa había sido la más fuerte. Se sentía como una pequeña hormonal, debía dejar las series para adolescentes y el alcohol. Agradeció ya estar frente a su hogar, se bajó rápidamente para luego sacar algunos billetes de su cartera.

- No te preocupes, yo pago - Dijo Kara de inmediato, no seria difícil aparecer algunos dólares.

- Prefiero hacerlo yo, ya sabes, nos salvaste , tengo que agradecer de alguna forma - "Un beso estaría bien" pensó la rubia, su mente le jugaba malas pasadas, se sonrojó.

- Lo aceptaré sólo para que te vayas con la conciencia limpia - Lena soltó una suave risa seguida por otra de Kara. Le dio dinero extra al conductor y sacudió su mano en forma de despedida hacia Kara.

-Buenas noches, Kara.

- Buenas noches, Lena - Esa sonrisa que se dieron ambas antes de que le auto arrancara las hizo suspirar.

Luego de entrar en su casa Lena se puso sería, ahora sabía que debía tener cuidado, alguien había tratado de asesinarla, no era coincidencia que justo cuando su chofer no aparecía un auto saliera de la nada con toda la intención de atropellarla. Estaba asustada obviamente pero la única enseñanza que le dejaron los Luthor fue mantenerse fría en situaciones que revelaran sus emociones.

Kara se dio cuenta de que el verdadero trabajo comenzaba ahora, tenía que protegerla de la mejor manera, ésta noche pudo haber finalizado de cualquier otra forma y se alegró de que no fuera con la muerte de dos personas en su conciencia.

Ahora que Lena ya la conocía no iba a ser tan fácil mantenerse en las sombras, entre más tiempo pasabas de forma física con tu humano más difícil se hacia el desaparecer porque ya sabía como se sentía tu presencia en un lugar. Podría "jugar" con su mente pero eso no se sentiría correcto.

Necesitaban descansar, Lena por su lado hizo toda su rutina para antes de dormir para finalmente terminar profunda en su cama, los acontecimientos del día la dejaron agotada pero sus pensamientos volvían a la rubia, quería verla de nuevo.

Por otro lado Kara prefirió irse al cielo, gracias a la conexión de los Ángeles Guardianes con su humano sabría si Lena estaba en peligro. También quería dormir para aclarar su mente. Hablar con Lena de nuevo había sido tan emocionante.

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La mañana siguiente la ojiverde encontró un paquete en su puerta, lo recogió del suelo para luego abrirlo en la isla de su cocina.

- ¡Dios mío! - Sus ojos se abrieron con sorpresa y miedo, cubrió su boca para intentar retener sus ganas de vomitar.

En la caja estaba la mano mutilada de su chofer, pudo reconocerla por ese característico tatuaje en sus dedos en el que podía leerse "Katie", el nombre de su hija.

Se sintió enferma de inmediato, no pudo contener el vómito, se sentía culpable, sucia y abrumada. Por eso nunca llegó por ella y ahora no sabía que decirle a su familia. No supo en que momento sus manos se llenaron de la sangre coagulada lo cual parecía irónico, así sentía, como si ella lo hubiera hecho.

Llamó inmediatamente a la policía, prometieron encontrar al culpable pero ella sabía que no pasaría.

Apartir de aquí será únicamente narrada por Kara. Puede que después se puedan leer otras perspectivas.

~ CL

Pd: Llegaron muy rápido a la meta, entonces hora de disfrutar el maratón, no oviden comentar en los capítulos, me gusta saber que piensan.

Maratón: 1/3

I Believe In Angels (Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora