3. Apuesta

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Desde que había abierto los ojos, no dejaba de sentir un dolor punzante en mi cabeza, era horrible. La resaca no era la única desventaja de haberme pasado de tragos ayer, si al menos hubiera olvidado todo lo que pasó podría considerar no quejarme, ni maldecir, ni golpear la mesa cada que podía. Ni siquiera sé por qué estoy en la cocina, no tengo ganas de desayunar, ni tampoco de ir a trabajar, no tengo ganas de nada, mucho menos quería ver a Poppy. No sabría qué decirle, cómo mirarlo, cómo todo después de que me dijera que no hiciera nada estúpido, aunque técnicamente no había sido yo, ¡ah! Es cierto... no había sido yo, pero tampoco entiendo por qué lo hizo y no quiero entenderlo, no de momento.

Pero las cosas nunca resultaban como yo quería.

El timbre de la casa sonó e hizo que me doliera aún más la cabeza porque no dejaba de sonar, maldije antes de levantarme e ir hacia la puerta.

—¡Ya voy, ya voy! Joder. — Dije lo último en un susurro únicamente audible para mí.

No me sorprendió encontrarlo al abrir la puerta. Despertarse muy temprano no iba mucho con su imagen y personalidad, sin embargo, pude anticipar su llegada por el mensaje que me había llegado a las seis en punto de la mañana, hora en la que todavía me encontraba medio muerto.

—Mi buen instinto me ha traído hasta aquí. — Dijo con aura misteriosa, como si tratara de imitar a una especie de hechicero u adivino de alguna película, pero si lo que quería era que riera o por lo mínimo que me relajara, no había funcionado. — Tu cara larga me dice que todo está... en la mierda. — Soltó bajando los hombros por completo.

Entró a casa y cerré la puerta. Pasó hacia la sala, pero antes de sentarse en el sofá, abrió las ventanas y los rayos del sol atacaron violentamente contra mis ojos.

—¿Por dónde quieres empezar? — Preguntó.

—Por morir. — Respondí ganándole el puesto en donde iba a sentarse porque me tiré de una sola sobre el cómodo sillón que compré hacía tan solo un mes.

—Dramático.

—Toda la vida.

—Como sea, ¿qué pasó? ¿Recuperó la memoria y se enfadó contigo? ¿Te insultó, te pegó? Porque si te pegó me encargaré de golpearlo el triple. — Amenazó mientras se arremangaba sus mangas de su camisa. — ¿O es que... otra vez te le lanzaste enci. — No pudo terminar porque el cojín que lancé pudo alcanzarlo justo al centro de la cara.

—Idiota, tu sentido de la comprensión auditiva es nulo, porque por si no lo entendiste, quien empezó fue él ¡y lo de ayer también! — Hundí mi cabeza como pude entre mis brazos y el sofá.

—¿Qué? ¿Otra vez él y tú...?

—No. — Dije súper rápido. — Pero me besó.

—¡Demonios, no se te puede dejar solo!

—¡¿Me estás escuchando?! ¡Te digo que me besó él! — Dije ya demasiado eufórico y cansado. Yo sé, yo sé, que mis antecedentes no me avalan, pero joder, ¿qué tan difícil es creer en mí?

—Está bien, está bien. — Dijo Poppy alzando las manos, de forma que pudiera entender que matarlo, no era lo que tenía que hacer en ese momento (por más que quisiera), sino más bien calmarme. — Ahora, ¿qué es lo que vas a hacer?

—No lo sé.

—¿Quieres saber qué es lo que pienso yo? Que solo está jugando.

—No me digas — dije con tono sarcástico —, ¿por qué crees que estoy así de decaído? Aunque diga que no lo entienda, en el fondo algo me dice que esto es solo una forma de pasar el rato y eso me... me deprime. — Una lágrima asomó y estuvo a punto de ser derramada pero Poppy sujetó de los hombros a Tommy y le habló con firmeza.

Bad Liar [Mii2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora