Anhelo - Meanie / Soonhao

5.

Era una situación increíble, habían llegado a casa casi poco más de cinco minutos y Mingyu se las arreglaba para hacer de las suyas de nuevo, por más que este buscara en sus bolsillos no hallaría nada, se había olvidado las llaves, estaban en la puerta en la oscuridad de la noche y con frío

- Lo siento, creí haberlas sacado

- Sí, como sea - Wonwoo ya se iba acostumbrando, busco al rededor por si acaso se le hubieran caído - ¿y no tienes de repuesto? - tal vez bajo una maceta o en el borde por encima de la puerta, pensó

- No, solo tengo un juego - ¿cómo no lo supuso?

- Bien, intentemos por atrás - Wonwoo dio la vuelta hacia el patio trasero seguido de Mingyu quien parecía mirar a todos lados - ¿qué te pasa?

- Seguro los vecinos creen que somos ladrones y llaman a la policía

- No pueden arrestarnos por tratar de entrar a nuestra propia casa - soltó divertido por la actitud de Mingyu - además nos harían un favor - las vitrinas estaban cerradas por dentro, sacó el broche del cuello de su camisa e intento empujar con este el interior de la cerradura, Mingyu lo miraba por encima de su cabeza y debes en cuando alrededor hasta que se oyó un click y la puerta fue abierta - listo

Mingyu agradeció entrando tras él y no mencionó nada cuando vio las llaves en la mesita junto al teléfono, Wonwoo fue directo a la cocina y se sirvió un vaso de agua tomándolo rápidamente, se sentía deshidratado así que se sirvió otro, el castaño tomó un vaso y lo puso frente a él para que le sirviera un poco - casi quedarnos afuera de casa, que buen final para esta noche

- Y es solo tu primer día en Londres - bromeo dándole un trago a su vaso

- Sí, espero que no se vuelva a repetir

- Te daré una copia de la llave

- Sí, es lo más sensato - a pesar de todo Wonwoo sonrió, creyó que todo aquello lo pondría de mal humor pero no fue así, Mingyu no terminaba de entender a ese omega - espero que Minghao haya llegado bien - lo observó meditando para él mismo y no pudo evitar preguntar

- ¿Porque lo proteges tanto? - este lo miro serio y dejo el vaso en el lavaplatos

- No es asunto tuyo - soltó frío para irse directamente a su habitación, sí, definitivamente nunca entendería a Wonwoo, ambos se fueron a dormir sin decir nada más, Wonwoo no tenía interés y Mingyu no quería insistir

Al día siguiente Mingyu despertó relajado con un ligero aroma a rosas en el ambiente, se removió entre las sábanas y se revolvió el cabello desperezándose, se levantó sin ganas, el reloj marcaba poco más de las doce, había dormido hasta el medio día, incluso ya era muy tarde como para desayunar, se preguntó si Wonwoo se había despertado o si ya había comido algo

No entendía porque pero sintió unas ganas inmensas de saber dónde estaba Wonwoo, se sentía ansioso y algo acalorado, se levantó para ir directo a la habitación contigua y sus manos se detuvieron en la perilla de la puerta, ese aroma otra vez, de repente se hizo sofocante, era el olor distintivo del celo, ¿cómo no se había dado cuenta?

La idea de entrar ya no se le hacía una buena opción, no quería interrumpir en caso Wonwoo ya se estuviera haciendo cargo el mismo, estaba por irse cuando un estruendo dentro de la habitación lo alerto, abrió la puerta entrando rápidamente viendo de un lado a otro sin encontrarlo, otro golpe se escuchó en el baño, se detuvo justo en el lumbral viendo el cuerpo del omega temblando tratando de levantarse apoyado en la tapa del inodoro con una expresión furiosa, lo miró a los ojos y no pudo evitar pensar que estaba a punto de ser atacado

Vio todo regado por el piso, la jabonera, el shampoo, todo tirado al rededor de él, con cuidado trato de acercarse - ¿te encuentras bien?, ¿qué sucedió? - al ver que Wonwoo no parecía querer golpearlo lo tomó del brazo ayudándolo a ponerse de pie, sintió su piel arder, lo observó de pies a cabeza tratando de ver que no se hubiera lastimado pero solo vio sus shorts húmedos y una erección que se notaba bajo estos, trago saliva fuertemente y aspiró todo el aire que pudo pero fue un error porque las feromonas que soltaba Wonwoo lo llamaban a tocarlo