6ta parte: A veces, una bebé adorable es amada por (casi) toda Obelia.

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Tatiana se sentía realmente consternada. Y aquella vez no era porque hubiera trasmigrado en una princesa ilegitima oculta de su padre, o una campesina que huía de la realeza o fuera una emperatriz con cuatro esposos.

No, está vez ella era una regordeta y adorable princesa bebé.

—¡Dew ehwah bwohaw!— la pequeña bebé balbuceó, mirando sus rechonchas manitos. En realidad, Tatiana sólo había querido decir: "¡Debes estar bromeando!".

¿Cómo se suponía que iba a atrapar una pluma con ese cuerpo de bebé? ¡Tenían vida propia y hacían lo que querían! Algunas iban a ella muy felices de cumplir su cometido, pero otras escapaban como traviesos ratones al saberse a punto de ser atrapadas.

¿Y qué tal si en esa dimensión había una pluma traviesa que no quería ser atrapada? ¡Tendría que volver a despedirse de su vida para empezar de cero una vez más! ¡Todo por el estúpido de Lucas!

Intentando ponerse de pie, Tatiana se tranquilizó cuando sus gorditas piernecillas la sostuvieron con inestabilidad al agarrarse a los barrotes de la cuna. ¡Bien! Al menos podría bambolearse a la pluma si aparecía.

Con eso ya solucionado, decidió echar un vistazo alrededor. Al parecer era algo cercano a una princesa querida, porque no pudo ver más que paredes bien tapizadas, suaves telas y hermoso decorado costoso en toda la habitación que, sin lugar a duda, pertenecía a la guardería del palacio Esmeralda.

Las cosas no parecían estar tan mal para ella después de todo. Echándose sobre la alta cuna blanca con motivos de rosa, Tatiana pensó de forma distraída que podría ser peor, podría estar de vuelta en su cuerpo de bebé, en una cabaña olvidada, sucia y con frío, acurrucándose con su madre cerca de las cenizas de la chimenea para calentarse en el invierno.

Comparado con ello, tenía muchas ventajas ahora.

Mientras pensaba en ello, un par de nanas entraron a la habitación charlando de forma amistosa.

—¡Oh!—chilló una, dejando la ropa limpia sobre una silla mecedora—, llama a Lady Rimma, Su Alteza ya ha despertado para su merienda.

—Así es—asintió la otra, inclinándose sobre la cuna para tocar una de las mejillas de Tatiana—, es tan extraña. ¡Una bebé que no llora ni se queja es tan peculiar! ¡La Emperatriz está preocupada de que haya algo malo con ella cada vez que la visita!

¿Ella había dicho Emperatriz?

—Aunque es tan educada—suspiró la otra—, nunca había visto una niña tan atenta, casi como una adulta en el cuerpo de una bebé. Además, ¡es tan adorable!

Y una le pellizcó una mejilla. Tatiana, que apenas estaba procesando todo, no pudo reaccionar a la caricia. Ella conocía muy bien la conducta de una niña reencarnada, para estar más que segura de que ese comportamiento era el de una Tatiana que ya estaba transmigrada, antes de que ella llegara. ¡Con seguridad estaba en una dimensión en donde esa taciturna bebé era originalmente de otra dimensión!

Ahora... ¿Emperatriz? ¿Entonces, ella tenía que suponer que...?

No pudo terminar de formular ese pensamiento, porque una alegre Sonia Le Foy en vestidos de Emperatriz entró junto a Lady Rimma en ese instante. Tatiana no podía creerlo, ¡Su madre! ¡Emperatriz!

¡¿En qué clase de dimensión estaba?!

—Mi hermosa hija—Sonia sonrió al acercarse a la cuna, algo en sus ojos relució por encima de su cariño y Tatiana comprendió que era inquietud cuando la tomó en brazos y preguntó a las nanas lo siguiente: —¿No lloró al despertar hoy tampoco?

Las divertidas aventuras de Taña a través de las dimensiones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora