babie •️ kiribaku •

• Soft •

— ¿Qué haces, amor? 

Kirishima pudo haber sujetado la cintura de su novio, de no ser por las palabras que este soltó un momento antes.

— No me toques, estoy delineando mis ojos y quedará mal si me distraigo.

— ¡Sabes que a tí todo te queda bien! Hasta un delineado mal hecho.

Bakugo terminó lo que estaba haciendo y se dio vuelta cruzándose de brazos

— ¿Qué vas a pedirme?

— Nada.

— Dime sin dar vueltas, idiota. Hoy estoy ocupado.

— ¿Con qué?

— La vieja quiere que vaya a cenar porque nos visitan mis tíos. —Un silencio extraño se formó luego de pronunciar tal frase— ¿Puedes recogerme luego? Mis piernas duelen por el entrenamiento de ayer.
—Kirishima se lo quedó mirando un momento, algo no estaba bien... Kats estaba siendo muy compasivo y tranquilo, incluso le preguntó si podía recogerlo cuando sólo podría habérselo ordenado y ya.
Bakugo vio la expresión de su pareja y suspiró.— No quiero ir.

— Bebé...

— Van a preguntarme sobre el incidente, van a decir mierdas innecesarias y ni siquiera estoy de humor, tú sabes... cuando comienzo a sentirme mal. Y todos tienen un caracter del carajo, es como lidiar con cinco personas exactamente iguales a mí ¿Luzco con ganas de lidiar conmigo hoy? ¡Demonios! Ya sé que fui débil por dejarme atrapar, y un marica por no haber salvado mi propio trasero, no necesito que unos imbéciles me digan todas... —Antes de que su voz temblara al terminar aquella frase, pudo sentir el cálido abrazo de Kirishima— N-no tenías...

— ¡Deja de decir palabras hirientes sobre tí mismo! Cielos, puedo insultar a tu familia por decirlas pero no puedo hacerlo contigo. No fuiste débil ni un marica, eres el más valiente y fuerte de todos. ¡Demuéstraselo a quienes te contradicen, tú puedes! Si sigues dudando de tí mismo me daré cuenta y voy a besarte tantas veces que llegarás tarde.

Habían cosas que jamás cambiaban, como la vergüenza que Bakugo sentía al ser mimado y consolado por Kirishima. No le daban vergüenza sus palabras, sino la forma en que su estómago le hacía cosquillas y el rápido latir de su corazón, tenía unas inmensas ganas de sonreír y llorar al mismo tiempo. Si estuviera sólo en un lugar donde nadie lo viera, se tiraría al piso y haría una rabieta como si fuera un niño, para tratar de contener todos los sentimientos que tan pocas palabras le hacían experimentar. Afortunadamente, su boca se mantenía cerrada para no conceder una respuesta igual de cursi que las oraciones emitidas. O eso creía... sucede que, en lugar de pensarlo dentro de sí mismo, habló. En un tono bajo, pero no lo suficiente como para no ser escuchado por el contrario.

— Cómo si me importara una mierda llegar tarde por eso...

Su cara se volvió casi tan roja como los cabellos de quien lo hacía sentir de esa forma, y sus mejillas fueron sujetadas a la vez que sentía los labios de su novio dándole pequeños besos una y otra vez, sin parar.

— ¡Eres tan lindo! Qué voy a hacer, no quiero que te vayas. Ya te extraño y desearía poder estar contigo lo que resta del día. Ah, mierda, Katsuki, ¡Quiero sujetarte y hacerte mimos hasta que te canses y me quites de encima!