Suena el timbre en la casa de los Nanase sin obtener una respuesta, al parecer la casa está completamente vacía, pero no es así, y el castaño que llama a la puerta lo sabe.
Va hacia la puerta trasera, abriéndola al tiempo que pedía permiso para entrar, y yendo diréctamente al baño, dónde supuso que estaría su mejor amigo.
Un cabello rojo y húmedo se revuelve continuamente con las ondas del agua creadas por el movimiento del cuerpo ajeno, una, dos, tres, veces son las que el moreno embiste al pelirrojo, deleitándose con los mudos gemidos que escapan de sus labios, dispuestos ambos a llegar al orgasmo cuando..
-¿¡HARU!?
La voz de un castaño les interrumpe, haciendo que ambos dirijan la mirada a la puerta. El tiburón se enciende por completo mientras que el delfín solo frunce el ceño por la intrusión de aquella orca cotilla.
-Makoto, ¿a caso no sabes llamar?
Mantuvo el ceño fruncido hasta que, tras su mejor amigo apareció un nuevo incordio, aún mayor que el primero, ese incordio no era otro que Sousuke Yamazaki, algo así como la persona que peor le caía en el mundo, y el mejor amigo de Rin.
-Nanase...
Parecía enfadado, aunque la mirada aguamarina fue directa a su mejor amigo, frunciendo aún más el ceño, al parecer le molestaba que se hubiera dejado profanar por aquel individuo que se hacía llamar Haruka Nanase, sí, el odio era mutuo.
Tras multitud de disculpas por parte del castaño, ambos incordios salieron del baño, dejando a aquella pareja sola para poder vestirse y ponerse presentables, pues el incorio ahora se llamaba algo así como "visita".
-Haru ¿¡no has aprendido a cerrar esa maldita puerta?!
El pelirrojo, aún sonrojado, gritaba sin ningún pudor, obviamente buscando descargar su vergüenza.
-¿Por qué debería?
Un ligero tic apareció en la ceja del tiburón ante aquella indiferencia que demostraba su novio.
-No lo se, ¿para que no entren mientras lo hacemos quizás?
-El único que usa esa puerta es Makoto.
-¡SIGUE SIENDO ALGUIEN! Maldita sea, ¿a caso eres un exhibicionista?
El moreno se quedó callado durante un segundo, buscando encontrar el motivo de su enfado.
-Te alteras demasiado.
El pelirrojo solo bufó indignado, dando por zanjada aquella estúpida discusión y yendo a antender a su "visita", quienes no tenían nada mejor que hacer que estar dándose el lote en mitad de la sala, algo que al ojiazul no le hacía ninguna gracia.
-Yamazaki, para hacer eso puedes irte de mi casa.
Nanase estaba notablemente enfadado, pues su mejor amigo estaba siendo acosado en su casa, al lado de la mesa, y sin cortarse un pelo.
-¿A caso estás celoso Nanase?
Aquellas palabras fueron pronunciadas llenas de burla, mientras una juguetona lengua procedente del tiburón ballena se paseaba por el cuello de su pareja, haciéndole soltar un pequeño gemido mientras intentaba ponerle alguna pega a su comportamiento.
-No estoy celoso, yo tengo a Rin y gime mucho mejor.
El aludido abrió los ojos de par en par, siendo sorprendido por un beso increíblemente apasionado por parte de su novio, que lo dejó completamente sin palabras y por supuesto sin oxígeno.