Capitulo 7.

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Después de varios minutos en un silencio razonablemente incómodo entre aquellos dos jóvenes, Max por fin abrió la boca para emitir una oración. -

- Debemos irnos... tenemos cita a las 3:00 p.m. - El rubio se pensó lo que había dicho antes de carraspear la garganta y, corregirse a sí mismo. - Tienes.

El castaño le miró de nuevo como si nada hubiera pasado y se encaminó hacia la puerta a un paso moderado. Bajó por las escaleras hasta poder observar a su madre sentada en el sofá de su pequeña sala. Ella era muy bella, inteligente y decisiva. Una mujer astuta y que se da a respetar. Ella tomó un mechón de su cabello, colocándolo con suavidad detrás de su oreja antes de hablarle a su hijo, quién recién pisaba la plenitud del piso.

- ¿Ya estás listo, cariño? - Cuestionó como toda madre amorosa. Se le daba, aun que en muy pocas ocasiones.

- Aun que no estuviera listo, Max me iba a obligar a ir... - Susurró Louis haciendo una pequeña mueca. Justo cuando concluyó su pequeña oración, apareció Max detrás de él. Apoyó una de sus manos en el hombro de su castaño y ligeramente más bajo amigo, suspirando con algo de pesadez.

- Vamonos, Louis... - Éste pasó por el lado derecho del más bajo, rosando entre sus ropas, caminando hacia la puerta para poder esperarlo del otro lado, en la calle.

- Bien, mamá... me voy... - Musitó suavemente, con su contagiosa y aguda voz. Se acercó a su madre y depositó un rápido beso sobre la mejilla de ésta, como si estuviese apurado.

- Suerte, hijo, abrigate bien. -Tomó la chamarra de cuero que había en el respaldo de sofá y, poniéndose de pie, se lo colocó, abrochando el cierre hasta que llegara sobre su pecho.

- Gracias, mamá... - Viró los ojos. Nunca le había gustado que su madre fuera así. Todas las madres lo eran, pero usualmente se comportaba así. Cuando lo hacía, le parecía fastidioso. Se apartó de ella y dio marcha hacia la porción de madera unida a la pared, dónde Max le esperaba con tranquilidad.

Salió de casa, adelantando el paso y aproximándose hacia el coche en el que viajarían. Él mismo se abrió la puerta y entró rápidamente. Luego de ésto, McCain se dirigió al auto, agitando la mano hacia la madre de Lou, quién los miraba desde el pórtico. Abrió la puerta tal cual había hecho Louis y se montó en el auto para poder hacer el recorrido hacia Manhattan, con El Doctor. Sí, con mayúsculas.

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⏰ Última actualización: Feb 28, 2015 ⏰

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