Omega en venta - TodoBaku [En Hiatus]

Capítulo V.

- Sasha... - dijo pensativo Neito.

- Si? -

- Quería saber si Katsuki puede ir a mi habitación cuando salga de la subasta -

- Pero él aún no es nivel 5 Neito -

- Pero será solo por hoy -

Parecía que en verdad lo pensaba, y luego de un gran suspiro, ella asintió.

- Solo por hoy -

- Gracias -

- Bien, vamos Katsuki -

- Si - dije yendo detrás de ella.

- Adiós, nos vemos luego, te esperaré en mi cuarto - se despidió Neito.

Solo asentí.

Nunca en toda mi vida estuve tan nervioso.

El idiota parecía alguien bueno.

Es que acaso podía confiar en él?

Vivir en la calle por tantos años, me enseñó que nadie se acerca a ti por simple amistad, por qué será que Neito me habló en primer lugar?

No tengo nada que dar, pero puede que sea porque sabe que el señor Xiao me da más privilegios.

No lo sé, voy a ir con cuidado con él.

- Katsuki... - habló Sasha, sacándome de mis pensamientos - Sabes... Sé que será difícil, pero quiero que sepas que el señor Xiao invitó a sus mejores clientes a la subasta, son buenas personas y de confianza -

- Hace todo ésto por culpa? -

- El dijo que te conoció cuando eras niño, te buscó por mucho tiempo, según cuentan los empleados más antiguos, la única vez que se vió llorar al señor Xiao, fue cuando supo que tus padres habían muerto y que tú estabas desaparecido -

- No me dijo eso -

- Tendrá sus motivos, pero quiero que sepas que él se está encargando de que tu estadía aquí, sea lo más tranquila y llevadera posible -

- Bien, luego iré a agradecerle -

- Bien, cuando tú quieras te llevaré - dijo entrando por una puerta.

- Qué es éste lugar Sasha? -

- Es el pasillo por dónde debes de esperar, quédate aquí, vendré por ti cuando sea tu turno en la subasta -

Asentí y me quedé dónde estaba.

Ella se fue, dejándome con los dos guardias de seguridad.

- Puedes sentarte, ahí hay una sofá - dijo uno de los hombres.

- Si, gracias - hice una reverencia.

- No tienes que hacer eso, seremos tus guardias designados hasta que alguien te compre, así que no hace falta tanta cordialidad - soltó amablemente el otro.