ALUCARD'S LITTLE DEATH

Capitulo 5

Enrico Maxwell temblaba en sus botas en el momento en que su avión aterrizó en Roma, el padre Anderson había tenido la amabilidad de dejarle compartir su avión. Pero tan pronto como llegaran a Roma, él estaría solo cuando fuera a su Santidad para informar sobre lo que había sucedido en Inglaterra. Más aún, tenía el deber de informar al Papa que el acuerdo que San Pedro había hecho con la Muerte había sido roto.

Aquellos que estaban más arriba en el Vaticano sabían que esa era la razón, por la que el Papa podía conversar con los Santos e incluso con el mismo Jesús, después de todo la Muerte había aceptado que sucediera. San Pedro lo había pedido, profundamente apenado por su maestro, a quien admiraba tanto que se aseguró de que la religión que el hijo de Dios había iniciado continuara. Con la esperanza de seguir obteniendo consejos de él y de que se le indicara la dirección correcta, había suplicado a la Muerte que lo permitiera.

La Muerte de ese tiempo no veía nada malo en ello, Pedro había usado los rituales correctos para convocarle y no hizo ningún trato turbio ni intentó pedirle a la Muerte algo que la deidad no quería dar. Mientras que el Dios que el cristianismo adoraba no miraba dos veces a un ser inmortal como la Muerte, sabía que había ciertas secciones en el más allá para cada panteón, siendo el cristianismo uno de los nuevos en ese momento, pero creciendo a un ritmo constante.
Maxwell había escuchado las historias sobre ese pacto que se acordó hace 2000 años, ser el que le dijera al Papa que fue él quien lo rompió, no era algo que él esperaba.

Cuando se le permitió entrar en las cámaras de las residencias del Papa, inclinó la cabeza, con la barbilla tocando el pecho. Mientras tomaba asiento, miró al Papa Juan Pablo, su cara ya traicionaba que su Santidad estaba consciente de que algo había pasado desde la última vez que hablaron. " Informe, Padre Maxwell." Maxwell se estremeció, "mientras nos reuníamos para la novena cruzada, llegamos al mismo tiempo que Millennium a la ciudad de Londres, haciendo que nuestro enfrentamiento costara la vida de civiles en el fuego cruzado.

Sir Hellsing estaba parado en una azotea cercana, aparentemente esperando algo.
Este algo resultó ser el vampiro Alucard, quien con bastante dramatismo entró al campo de batalla al mismo tiempo que el hombre lobo que Millennium tenía como mascota.

Antes de que la batalla pudiera comenzar, parecía que Sir Hellsing estaba distraído por otra llegada cercana a ella, un hombre vestido de verde y negro, con largo cabello negro decorado con plumas de cuervo parecía conversar con Sir Hellsing, antes de unirse a Alucard en el campo de batalla.

El padre Anderson notó algo raro inmediatamente y se retiró, pasó un tiempo antes de que yo también viera lo que él había visto en la misteriosa figura. Junto con Alucard, esta persona exterminó las fuerzas que Millennium había reunido, algunos de sus subordinados volaron los zepelines que usaban".

Tragando nerviosamente, continuó, "el hombre se presentó como Hadrian Peverell, y me pidió que le dijera que por interferir con Inglaterra y los protestantes, el pacto que usted y él tenían será nulo". El Papa parecía estar esperando algo así, mientras tomaba un trago del cáliz que estaba a su lado. "Sospechaba que algo así habría sucedido, cuando esta mañana nadie bajó a avisarme, esperaba, por supuesto, que no hicieras ninguna tontería, pero sabía que era un punto discutible una vez que di el encargo.

Sepa, Padre Maxwell, que lo que ha hecho a los católicos romanos especiales para nuestra conexión con nuestros santos nunca será restaurado. La muerte no facilita los tratos, ni los pergaminos que San Pedro usó para convocar a la deidad en nuestra posesión." Maxwell palideciendo, sabía de todas las redadas que el Vaticano había hecho en bibliotecas antiguas y lugares de conocimiento, sin duda tratando de conseguir sus pergaminos y palabras que se creían olvidadas hace tiempo. Era un secreto a voces que la biblioteca del Vaticano era la más grande del mundo, pero no cualquiera podía tener acceso a ella. Por una buena razón, algunas de las obras que se encuentran en la biblioteca podrían traicionar la idea misma de lo que representaba el Cristianismo, podría dar al mundo una razón para comenzar a creer en los Dioses Antiguos de nuevo, ya que había pruebas de que habían existido alguna vez.
"Entonces, ¿sabes quién tiene estos pergaminos?" El Papa asintió, "la orden de Drácula tiene la mayoría de los pergaminos y libros pertenecientes a la comunidad sobrenatural. Con lo que me has dicho, si de verdad tienen el respaldo de la Muerte y de su primer hijo, nadie podrá conseguir estos pergaminos ni ningún otro que posean". Maxwell palideció, "¿el primer hijo?"
El Papa asintió, "El Príncipe Vlad Drácula de Valaquia, fue el primero en regresar de su encarcelamiento en Turquía, visitando la capilla a la que su padre iba a rezar cada vez antes de ir a la batalla. El gran maestro de esa época, encontró tiempo para mostrarse al joven Príncipe, tomándose el tiempo para explicar quiénes eran y qué hacían incluso en esos momentos.