ALUCARD'S LITTLE DEATH

Capitulo 2

Alexander Anderson era un hombre muy respetado y sabio, una de las razones por las que fue nombrado cabeza del movimiento Iscariote. Había hecho su objetivo de vida derrotar a Alucard, la carta de triunfo de la orden real inglesa de caballeros protestantes; o Hellsing.

Hizo todo lo posible para investigar todo lo que pudo encontrar sobre el vampiro conocido como Alucard. Se rió histéricamente cuando se enteró de que el nombre de Alucard era sólo un anagrama del nombre que tenía antes, Drácula.

El temido Alucard era en realidad el conde Drácula, el temido vampiro príncipe de Valaquia, que después de todo no había sido asesinado por Abraham van Hellsing, sino que había sido obligado a servir a la familia Hellsing durante los últimos 500 años.

No había hecho nada más en su tiempo libre, entonces busque en la historia de Drácula, su debilidad y sobre todo una forma de derrotarlo. Pero ahora, algo surgió. Algo que no sabía, una figura había aparecido junto al vampiro anciano, mirándolos a todos, y luego la figura fue rápidamente besada por el vampiro. Así, aunque no lo tuviera en cuenta, este acto homosexual, que era despreciado por la iglesia, esta persona había encontrado el amor en un vampiro, en EL vampiro.

Sólo podía ver cómo se besaban, como si no se hubieran visto en mucho tiempo, una reunión de amantes era la única forma de describir la escena que tenía delante.

Lentamente volvió en sí mismo y cerró la boca, que debió de abrirse cuando apareció la extraña figura.

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Enrico Maxwell estaba orgulloso de las cosas que había logrado en su vida, había vivido una infancia dura, pero eso lo había convertido en lo que es hoy. Y podía admitir que estaba un poco obsesionado con la tarea que le había encomendado el Papa, finalmente sacaría a todos esos protestantes, y los convertiría de nuevo al catolicismo. Y no se detendría ante nada para hacerlo.

Pero tuvo que admitir que se sorprendió por la repentina aparición de una persona entre las tres fuerzas de combate, y esto justo frente a ese vampiro de la organización Hellsing. Incluso sintió su boca abierta mientras los dos se besaban. Estaba disgustado y después de haberse recuperado, ordenó a sus caballeros de la novena cruzada que atacaran.

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Seras Victoria sólo podía cuidar del hombre que había hablado con la maestra Integra y había desaparecido, sólo para reaparecer junto a su maestro, Alucard. Ella incluso admitió estar sorprendida por su beso. Pero como no era asunto suyo, sólo miró a las tropas reunidas.

A pesar de su curiosidad; él estaba vestido de negro y verde, los mismos colores que su pelo y sus ojos; tenía el pelo negro hasta la cintura, con trenzas decoradas con cuentas y plumas, que parecían venir de un cuervo, sus ojos eran de un color verde antinatural con la habilidad de que miraban a través de tu alma. Estaba vestido con un chaleco negro, que le quedaba bien ajustado alrededor del cuerpo; lo mismo que sus pantalones verdes, sobre los que llevaba un abrigo verde, algo así como el de Alucard. Sus pies estaban puestos en botas de combate negras. Y era curioso, nadie en la base de Hellsing se vestía así, más raro aún, no llevaba armas, ni siquiera un cuchillo. Con el ceño fruncido se volvió hacia la mujer que estaba a su lado, "Maestra Integra, ¿Quién es ese hombre? "Integra se rió, "Bueno Seras, supongo que se puede decir que será tu madre". Sólo podía mirar fijamente mientras Integra perdía su postura y se rendía a la risa.

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De vuelta al campo de batalla, Alucard y Hadrian habían roto su beso; mirándose a los ojos, transfirieron todo lo que el otro había pasado por alto en los últimos meses, una de las ventajas de su vínculo, y su estatus de no-muerto. Alucard hizo una mueca cuando se enteró de la traición de Walter y se entregó a la tristeza de su corazón de no muerto por el hombre que solía ser. Estaba agradecido de que su amor terminara rápidamente con la vida del hombre. La muerte nunca fue fácil, pero conocía a su Pequeña Muerte, podría haber sido peor. Pero también vio que cambiaría sus planes y la razón por la que Integra no había dado la orden que esperaba. Pero ahora tenía refuerzos, y qué refuerzos, estos hombres y aspirantes a nosferatu nunca verían salir el sol por encima del horizonte. Hadrian también se disculpó por su despotricamiento con respecto a Seras, él habría hecho lo mismo en esa situación, y la vida nunca fue fácil o fue como ellos querían, así que sólo suspiró una vez y aceptó a Seras como su hija. Y entonces la batalla comenzó.