schatz 🎴 [ tokyo revengers ]

drei

🌼

— Hakkai... —Mitsuya asoma la cabeza por el marco de la puerta del baño que conecta con la habitación principal.

El nombrado voltea el rostro al escucharle y deja su playera de pijama a medio vestir. Arquea ambas cejas en un gesto que le hace a entender a Mitsuya que lo escucha con atención y en seguida termina de ponerse la prenda.

— ¿Qué pasa, Taka-chan? —pregunta con voz melosa, acercándose con los pies descalzos hasta su omega.

Y de inmediato lo envuelve en un abrazo, donde sus brazos pasan por la cintura ajena y se enganchan sobre su cadera. Mira por unos segundos los ojos del omega y siente algo diferente.

Mitsuya le devuelve la mirada y el abrazo, y se muerde el labio inferior, porque se pregunta si es mejor decírselo directamente o esperar a que Hakkai se de cuenta por sí mismo (con ayuda de su lobo).

— ¿Quieres decirme lo que pasa?

El tono suave de Hakkai y las caricias a su cabello detrás de las orejas hacen que Mitsuya se distraiga unos segundos y sonríe inconscientemente por el tacto, pegándose al pecho de alfa.

El silencio se mantiene, pero Hakkai no se preocupa mucho porque, si fuese algo malo, entonces el aire se llenaría de feromonas de ansiedad y estrés por parte de Mitsuya.

Espera con paciencia a que el omega hable, porque sabe que existe esa confianza y va a decirle tarde o temprano.

Hakkai continúa con ese sentimiento extraño que le llegó desde que abrazó al omega; no es algo que se sienta amenazante o lo ponga en un estado de alerta, pero es algo nuevo y raro.

Como una clase de vértigo suave que inicia en el centro de su pecho y recorre hasta las palmas de sus manos.

También puede sentir una calidez increíble y tan agradable que no quiere dejar ir a Mitsuya, ni ahora, ni mañana.

Su lobo se siente en paz y es como si de repente todo el aire se hubiese vuelto tan ligero como la primera vez que conoció a Mitsuya; a su alma gemela.

Por alguna razón quiere besar y lamer la marca del lazo en el cuello de Mitsuya, y también lo quiere recostar en la cama y decirle todas las palabras bonitas que estén en su vocabulario.

Hakkai está por preguntar de nuevo a Mitsuya si quiere hablar o prefiere dormir, pero comienza a olfatear sin querer.

Alza la cabeza, tratando de sentir mejor el olor a manzanilla que se mezcla con el de lavanda de su precioso omega. Mueve su cabeza a los lados, porque sabe que la fuente está cerca y no debe tardar mucho en encontrarla. Y efectivamente, el olor proviene de cerca. Muy cerca.

Cuando baja el rostro para preguntarle a Mitsuya si también lo siente, nota que es él, Taka-chan, quien lo produce.

Hakkai se da cuenta de que es esa fragancia la que lo hace sentir tan tranquilo y alegre y emocionado.

Trata de descifrar lo que es (aunque en el fondo lo sabe), y no es hasta que siente a su lobo agitar la cola con fuerza y aullar de felicidad que se da cuenta.

La verdad llega a él como un flechazo que le hace abrir los ojos en grande y levantar las cejas más de lo habitual. Toma a Mitsuya de los antebrazos y lo separa un poco, con rapidez pero sin lastimarlo.

— Taka-chan... —el alfa siente como si un par de sodas hubiesen sido agitadas y abiertas en su estómago; una sensación burbujeante va en aumento conforme pasan los segundos, pero no sabe si el sentimento es suyo o de su omega.

Una pequeña sonrisa se asoma por los labios de Mitsuya y sabe que Hakkai se ha dado cuenta.

— Vamos a tener un cachorro.

Entonces la sospecha de Hakkai se confirma y el alfa no sabe si reír, o llorar, o gritar, o hacer todo al mismo tiempo.

Así que primero grita, abrazando con fuerza a su omega por la cintura y elevándolo un par de centímetros del suelo. Después siente un par de lágrimas por su rostro sonrojado (resultado de la mezcla de emociones) y entonces ríe mientras da muchos besitos al rostro de Mitsuya.

Y Mitsuya hace lo mismo, sin la parte del grito, aceptando con gusto cada una de las muestras de cariño por parte de su alfa.