𝐅𝐀𝐕𝐎𝐑𝐈𝐓𝐈𝐒𝐌𝐎

𝑰𝒇 𝑰 𝑫𝒊𝒔𝒔𝒂𝒑𝒆𝒂𝒓

Esa mañana fue la mejor de los últimos meses para Jack. Apenas despertar, había ido al baño y preparado el desayuno desganado, como siempre, pero se llenó de vigor y energía al prender su celular y ver el mensaje de su hijo mayor.

El resto del día hasta llegada esa hora le pareció eterno, entre papeleo y patrullajes tampoco lo vio; ni entrando ni saliendo de servicio, por lo que supuso que el turno de Gustabo aquel día empezaba justo al terminar el suyo.

Decidió no quedarse a esperarlo; no quería alarmarlo y cagar todo.

Por el lado del rubio, fue todo lo contrario. Las horas pasaban como minutos, y la inusual tranquilidad de la ciudad sólo le daba más tiempo a solas con sus tormentosos pensamientos.

Aún no estaba seguro, pero sabía que era hora, más de medio mes lejos de su familia ya era suficiente espera, para los tres, y era hora de por lo menos intentar solucionar las cosas.

⏤Gustabo. ⏤ La voz de Greco, su binomio de ese día, lo devolvió a la realidad. ⏤ Diez para las seis, ¿estás listo para esto?

Él dudó, mirando sus pies sobre la bastante sucia alfombra del Zeta, pero luego asintió suspirando. Aún estaba inseguro, y no tenía muy claro que diría o haría, o cómo reaccionaría si su padre resultaba no quererlo de regreso.

⏤Venga, tú puedes, ¡eres el puto amo de esta ciudad! ⏤ Ambos rieron. ⏤ Y si no sacas nada, ¡pues lo mandas a la mierda y nos escapamos juntos de la ciudad!

Esta vez él soltó una carcajada, la verdad es que la idea no le desagradaba para nada, pero no se veía "escapándose en una huida rebelde con su amante", como en las películas clichés de amor prohibido.

El comisario dobló en la última esquina, y en cuestión de segundos ya estaban en comisaría.

Fue Greco quien salió primero, asegurándose de no ver al superintendente por las cercanías, y luego Gustabo imitó su acción, caminando inseguro hasta adentro para salir de servicio y cambiarse a su ropa de siempre.

Una vez listo, respiró hondo varias veces, mentalizándose de lo que estaba por hacer, aunque realmente no tenía idea de lo que le esperaba.

En cuanto salió pudo verlo afuera, de brazos cruzados, con su traje casual y sin gafas. Fue efímera la sorpresa que sintió, y aún más lo fue la felicidad.

⏤Gustabo. ⏤ Jack fue el primero en hablar, acercándose con cautela, como si fuera a huir ante cualquier movimiento brusco.

Él sólo guardó silencio mirándolo, congelado. De repente todos los malos recuerdos con él habían regresado a su mente y ya no estaba tan seguro de querer hablar con el superintendente.

Sólo pudo dar un paso atrás cuando notó la mano de su progenitor acercándose a su mejilla, causando así mismo que este también se alejara, disculpándose en voz baja.

⏤Eh.. ¿te gustaría ir a un lugar más tranquilo? ⏤Propuso señalando el Audi detrás de él, que sobresalía entre los vehículos estacionados por su brillante color rosa. De hecho, fue por este color que lo llevó: porque había sido pedido de él esa pintura.

Gustabo asintió en silencio, caminando hacia el coche seguido de su padre, quien subió al asiento del conductor y encendió el auto sin un rumbo claro.

La calma era incómoda para ambos, pero ninguno sabía que decir. Jack tenía miedo de cagarla al abrir la boca, y Gustabo parecía completamente ausente. Ninguno quería decir nada que pudiese hacer la situación aún más incómoda de lo que ya era.

Finalmente, Jack decidió marcar la playa en el GPS, y conducir hasta allá manteniendo el silencio.

El viaje se hizo eterno hasta que finalmente la arena lograba divisarse a lo lejos, a contraluz con el sol que ya lentamente se acercaba al borde del mar, como si estuviera preparándose para dormir.

Estacionó el vehículo y él fue el primero en bajar, seguido rápidamente por su hijo, que se mantenía mirando al suelo evitando su mirada a toda costa.

Sin argumentar nada, empezaron a caminar guardando distancia, ambos pensando en cómo empezar la conversación que, sabían, debían tener.

Fue Jack quien miró al menor en edad y habló, suspirando:

⏤Lo siento. ⏤ Soltó en voz baja, captando la atención del rubio. ⏤ Sé que.. no es suficiente, pero lo siento.

Él guardó silencio, pero luego se detuvo a la orilla del mar, donde las olas casi tocaban sus pies, amagando a mojar sus zapatillas quedándose cortas, justo a su lado. Su padre se paró a su lado, en espera de una respuesta.

⏤El mar es infinito, ¿no? ⏤ Comentó finalmente, sonriendo.

Jack soltó una carcajada y desvió sus ojos hasta el sonriente rostro de su hijo, que aunque aún parecía cansado, se notaba menos tenso y entristecido.

⏤¿Sabes? Yo.. realmente nunca quise darle preferencia a Horacio, Gus. ⏤ Explicó, notando como él ni lo miraba. ⏤ Es sólo que siempre fue más fácil tratar con él; habla conmigo, me cuenta si se siente bien o mal, y es más.. accesible, digamos. Pero tú eres muy diferente, y.. hace años que ya no sé como tratarte.

En ese momento Gustabo se giró hacia él, analizando sus incompletas palabras.

⏤Tú eres mucho más distante, jamás me cuentas nada, y por eso siempre doy por hecho que estás bien, que no me necesitas. ⏤ Continuó, dándose cuenta de lo repetitivo que estaba siendo. ⏤ Sólo.. me gustaría aprender, y me gustaría que tú también me ayudaras a entenderte, porque si no comprendo como te sientes y porqué, es.. difícil.

Se volteó a ver a su hijo, y le dio un vuelco al corazón cuando vio esos finos hilos transparentes caer por sus mejillas, mientras sus ojos se mantenían fijos en él.

⏤Cariño.. ⏤ Fue lo único que atinó a decir antes de acercarse a abrazar a su pequeño, dejándole llorar en su pecho.

⏤Sé que soy difícil de entender, y que estoy lejos de ser la mitad de bueno de lo que es Horacio, pero aún así, necesito que al menos demuestres que si un día desaparezco, te importaría.. ⏤ Sollozo con la voz rota, sujetando fuertemente el oscuro y pulcro saco de su padre, que lentamente se mojaba con sus lágrimas.