𝐅𝐀𝐕𝐎𝐑𝐈𝐓𝐈𝐒𝐌𝐎

𝑷𝒆𝒂𝒄𝒆

Y entonces, viendo sus mojadas mejillas, escuchando su rota voz, teniéndolo entre sus brazos llorando como cuando era un niño y tenía pesadillas, cuando entendió el daño que le había hecho. Y él también comenzó a llorar.

Bajó la cabeza hasta lograr apoyarla sobre la cabeza de su hijo, quien no paraba de saltar por el hipo que tanto llanto le provocaba, y sólo besó su cabello sin argumentar nada.

A fin de cuentas, eso era todo lo que Gustabo necesitaba: una muestra de cariño, un algo que le hiciera notar que él realmente importaba, y que Jack sabía que existía y era su hijo.

Finalmente, y después de tanto tiempo, las cosas parecían mejorar. Por unos pocos minutos ya no importaba nada; ni las discusiones, ni los días que habían pasado ignorándose. Sólo eran ellos, padre e hijo a orillas del mar mientras la noche caía lentamente, como si quisiera darles más tiempo para estar el uno junto al otro, abrazados como hacía años no lo estaban.

En cuanto se calmó, Gustabo se alejó un poco para limpiar sus lágrimas, y fue entonces cuando notó que no era el único llorando. El rostro de su padre brillaba, mostrando claramente esos finos ríos de agua salada que caían por sus ojos, como pequeños mares de emociones que eran la prueba definitiva de que él no podía vivir sin sus hijos. Sin él.

Sonrió y volvió a lanzarse a los brazos de su progenitor, esta vez en un abrazo más corto pero igual de significativo para ambos.

⏤¿Vamos a casa? Tengo hambre, la verdad. ⏤ Comentó haciendo que Jack soltara una carcajada.

⏤Venga, ¿qué quieres comer, capullo?

Y así, padre e hijo se dirigieron al Audi rosado con sonrisas y bromas como las que solían hacer, ignorando la arena en sus zapatos o el hecho de que habían dejado a Horacio, un niño de seis años con cuerpo de hombre, sólo en una casa con varias cosas de vidrio.

Y por su lado, una mujer que no estaba ni en este mundo ni en el otro, veía con una sonrisa como su amado y su bebé regresaban a casa, sabiendo que finalmente podía estar en paz.