Prólogo

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Un reino está siendo devastado por un gran grupo de dragones, las casas, calles, torres, murallas, todo estaba siendo consumido por las feroces llamas de estas poderosas bestias, los habitantes que no murieron por el fuego eran devorados sin piedad por los dragones, mientras que los soldados eran apaleados al intentar detener a las criaturas que atacan el castillo del Rey.

Desde lo más alto del castillo el Rey observaba como su reino era destruido y como sus súbditos eran eliminados por esta fuerza invasora, sintiéndose inútil ante tal acontecimiento, siendo lo único que estaba a su alcance el esconder a su esposa e hija recién nacida. Temblando por la impotencia no se dio cuenta que su esposa se acercó a él con su hija en brazos, tocando el hombro de su amado esposo.

Reina: Nada de esto es tu culpa cariño, haz hecho todo lo que podías hacer para proteger el reino y a nosotros. Dijo la mujer dándole una sonrisa tierna y tranquilizadora a su esposo.

Rey: Lo sé, pero es que es tan difícil ver a al pueblo por el cual tanto has sacrificado siendo destruido. Dice mientras lagrimas caen de sus ojos.

Viendo a su esposo en esas condiciones la Reina deja a su hija en una canasta con frazadas para que se encuentre cómoda, luego se acerca a su esposo y lo abraza mientras lo acariciaba. Ambos caen de rodillas al suelo y luego el rey corresponde el abrazo de su esposa.

En eso ambos Reyes oyen una pequeña risa y ven a su amada bebe sonreír, acercándose le tienden sus manos a la pequeña niña y esta al sentir ese hermoso calor paternal y maternal se duerme. Padre y Madre sonríen de alegría al ver a su hija dormir tan tranquila, pero ese pequeño momento de felicidad duró muy poco, al sentir todo el castillo temblar a punto de derrumbarse.

El Rey corrió hacia la ventana y pudo ver a un dragón entrar al castillo. Entrando en pánico toma con una mano la canasta donde está su hija durmiendo, mientras que con la otra toma la mano de su esposa y salen corriendo de la habitación en la cual se encontraban.

Recorriendo un gran pasillo con cuadros y armaduras de los antiguos Reyes, el soberano veía como aumentaba la intensidad de los temblores a cada paso que daban. La reina siendo arrastrada por su esposo se empezó a asustar.

Reina: -¿Querido por qué salimos tan de repente, no es más seguro habernos quedado en la habitación?, preguntó la mujer agitada por el cansancio.

Rey: Ese monstruo nos está buscando, si no nos movemos rápido para esconder a nuestra hija, los tres seremos su cena. Respondió el monarca, de manera seria sin dejar de correr en ningún momento.

En eso una pared del pasillo se rompe haciendo que la familia real cayera por el impulso de la explosión. Una gran cantidad de humo separa a estas tres personas del otro lado, en eso una terrorífica risa se escucha dentro del humo.

???: Je je je, miren que tenemos aquí, tres apetitosos humanos. Dijo un par de horripilantes ojos azules.

El Rey mientras el humo se iba dispersando pudo observar con horror a la temible criatura, sus ojos brillantes y de color azul, poseía unos filosos dientes, y entre sus fauces desprendía un brillo igual al de sus ojos, sus escamas eran de un gris bastante claro lo cual le daba un aspecto imponente y a la vez terrorífico.

El Rey mientras el humo se iba dispersando pudo observar con horror a la temible criatura, sus ojos brillantes y de color azul, poseía unos filosos dientes, y entre sus fauces desprendía un brillo igual al de sus ojos, sus escamas eran de un gris ...

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La Dragon Slayer del Rey Dios DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora